Deuda: Tengo esta oferta, pero si no les gusta tengo esta otra
Escribe: Carlos Carcione
El ministro Martín Guzmán y el presidente Alberto Fernández hicieron pública en la noche del 5 de julio su cuarta propuesta de reestructuración de la deuda argentina atada a la ley de Estados Unidos. Esta oferta, que supera en aproximadamente 10.000 millones de dólares a la primera que se realizó el 21 de abril, fue recibida con simpatía por el Departamento del Tesoro yanqui y el FMI. Los grupos de bonistas “más amigables” se mostraron agradablemente sorprendidos, ya que lo que se ofrece se acerca significativamente a lo que estos especuladores reclamaban, lo que repercutió en los precios de los bonos en Wall Street. El vencimiento para la aceptación de esta propuesta sería el 4 de agosto, sin embargo algunos medios de prensa insinúan que la fecha límite podría extenderse una vez más hasta el 31 de ese mes. Lo que autoriza a sospechar que la cuarta oferta no sería la vencida, ya que el gobierno argentino como ha hecho con las anteriores, podría todavía mejorarla a favor de los bonistas.
Además de los cambios en lo que al final terminarían recibiendo los bonistas por cada uno de estos verdaderos bonos basura, lo que confirma la negociación, por si hiciera falta, es que se continúa dando prioridad a los pagos de una deuda ilegitima y a toda luces odiosa. El aumento significativo de 10.000 millones de dólares en la oferta representa aproximadamente unas 500 veces más que la inversión en insumos de salud destinados al inicio de la pandemia y unas 10 veces lo asignados al IFE hasta ahora; por otra parte se reduce significativamente el plazo de gracia para iniciar los pagos de lo que finalmente se acuerde, pasando de contemplarse en la propuesta de abril 5 años de gracia para retomar los pagos a establecer que el primer pago de la deuda restructurada se realizará en apenas un año. Igualmente se respetaran los intereses devengados por esa deuda cuya parte de capital solo se reduce un 1,9%. Todo esto es lo que en parte explica la reacción en el mercado de bonos argentinos pero también la reacción en el precio de las acciones de corporaciones nacionales que crecieron hasta un 20% en un día. Corporaciones de las que varios de los Fondos con los que está negociando el gobierno de Fernández por la deuda soberana, son accionistas por ejemplo de los Bancos Galicia y Francés, y de empresas energía. En fin, para los que apoyados en un posibilismo estéril esperaban que esta negociación diera oxígeno para una recuperación económica, está quedando al desnudo que los perdedores de esta propuesta son los sectores populares, de trabajadores y jubilados los que pagaran las sonrisas de los especuladores con desocupación, rebajas salariales y eliminación de derechos laborales y sociales.
La expresión que parafrasea a Groucho Marx con la que titulamos esta nota muestra la estirpe e ilustra el carácter servil de los negociadores argentinos de la Deuda Soberana. El hecho es que se continúa profundizando el rumbo de sumisión hacia el capital financiero que se viene desarrollando desde la oferta de abril. Se trata de una capitulación en etapas, que no es seguro que concluya en esta oferta. Una capitulación que no tiene nada de épica nacional y popular y que se sostiene sobre la base de una expoliación del país y de nuestro pueblo. Una vez que se disipe la niebla provocada por la pandemia crecerá la conciencia que la única forma de cortar esta estafa, es como propone MST en el FITU, el desconocimiento soberano de la deuda por criminal y odiosa.