Ecocidio en el Litoral

En lo que va del año se registraron más de 3.500 focos de incendios en la zona de islas de Entre Ríos del  Delta del Paraná, zona de islas de Santa Fe Capital y el norte de Buenos Aires.

Eugenia Saavedra – Estudiante de Trabajo Social UNL

Gaston Baldomir – Red Ecosocialista Santa Fe

La situación es cada vez más alarmante, de conjunto toda la zona vive un verdadero ecocidio[1]. Ciudades como Rosario quedan ahogadas por las densas columnas de humo que se desprenden de los incendios en las zonas de islas, lo mismo en Villa Constitución, San Pedro y recientemente en la zona de la capital santafesina.

Los incendios no solo afectan de manera directa miles de especies que viven en las zonas de los humedales, sino también a las poblaciones de esos lugares. Los efectos en la salud son padecimientos de ardor y picazón en la visión, dificultades en la respiración, molestias nasales y en la garganta. A la incomodidad por la crisis sanitaria que vive el mundo hay que sumarle los síntomas de los incendios. La situación se vuelve cada vez más compleja e insoportable.

Ya hemos expresado en artículos anteriores que la quema en las islas y zonas de la ribera no son acciones intencionales o irresponsabilidad de pescadores o turistas como expresó el gobernador de Entre Ríos Gustavo Bordet de manera burlona. En su mayoría los incendios están vinculados a la expansión ganadera en la zona de los humedales que se realiza desde hace años, y a pesar de los innumerables pedidos de diversas organizaciones ambientales no se ha avanzado en una legislación que regule la situación.

Este escenario es cada vez más alarmante y lamentablemente el ministro coordinador de Gestión Pública de Santa Fe, Rubén Michlig, solamente ha señalado que la responsabilidad es del gobierno de Entre Ríos y que van a recurrir a la Justicia Federal. Mientras tanto los incendios continúan y no parecen resolverse por vías meramente judiciales, se necesita una intervención de políticas públicas urgentes y su ausencia hace sospechar cierta convivencia con los responsables directos de los incendios.

Recordemos que uno de los señalados es Pablo Rufino Baggio dueño de la empresa de jugo envasado, denunciado en el mes de febrero por una estafa de 7 millones de dólares en su propia empresa, lavado de dinero y evasión tributaria. Es un personaje siniestro que factura ganancias superiores a los 300 millones de dólares y a pesar de ser señalado como uno de los responsables de los incendios sigue impune. Otro de los acusados es Cesar Perpecto Aguiar que ya enfrenta causas por el mismo delito de incendios en la zona de islas en el año 2018 y sin embargo persiste en su acción impune.

El maldito agro-negocio

La deforestación ligada al agro-negocio es la esencia del actual modelo productivo argentino. Esta ha cumplido un rol crucial en la generación de divisas extranjeras que en su mayoría tienden a engordar los bolsillos de los grandes terratenientes del país. Las “quemas controladas” se extienden en todo el territorio y  son síntomas de expansión de la frontera extractivista, ligada a la agroindustria y que en la zona de los humedales del Alto Delta del Paraná y alrededores está muy ligada a la ganadería.

Día a día presenciamos un verdadero ecocidio en un contexto de pandemia mundial y la sabanización[2] del territorio. Los humedales son las arterias y sistemas esenciales tanto para la gran biodiversidad que existe en ellos, así como también para nuestra vida, ya que son fuentes de agua dulce y purificadores de la misma. Son los más grandes depósitos de carbono natural del planeta y previenen inundaciones acumulando gran parte del caudal de agua. Es decir, entre muchas otras funciones más son esenciales para el ecosistema.

¿Qué hacer ante la situación?

Desde la Red Ecosocialista, creemos que en lo inmediato además de declarar la prohibición de los incendios, es necesarios movilizarnos para que se apliquen de manera urgente la Ley de Humedales. No alcanza con meras sanciones judiciales a los responsables directos, es necesario que ejecuten políticas públicas que tiendan a preservar los humedales y no el negocio de unos pocos.

El cambio climático ya es una realidad, no un anuncio futurista y por mal que les caiga a los negacionistas, las juventudes nos venimos organizando para poner en marcha un modelo productivo que contemple la biodiversidad, el ecosistema y las necesidades sociales mayoritarias. Sin corporaciones del agronegocio y la especulación inmobiliaria. Eso debe implicar replantearnos la forma en la que se produce y se consume en nuestras provincias, evitando la acumulación de desechos en las costas provocado por las grandes industrias. Un conjunto de políticas que apunten a poner fin al enriquecimiento a expensas de la destrucción de los bienes comunes.

Afrontar la crisis climática y prevenir la desertificación de los territorios, el tráfico de animales, el calentamiento global, entre otros efectos que configuran al sistema capitalista, requiere de una planificación a escala global, hacia un modelo agroecológico, democrático y con reforma agraria, sin capitalismo extractivista. Nosotres le llamamos ecosocialismo.

Para eso, les trabajadores y jóvenes que luchamos contra el cambio climático necesitamos ocupar más espacios de decisión, hoy copados por las casta política que gobierna para las corporaciones y que han demostrado que poco les importa el cuidado del medioambiente y los bienes comunes. Si coincidís con esta propuesta o tenes otras, sumate a conocernos y organizarte para defender el planeta y poner en marcha otras formas de producir y convivir. Nuestras vidas valen más que sus ganancias.

[1] Destrucción de gran parte del medio ambiente de un territorio, especialmente si es intencionada e irreversible.

[2] proceso de desertificación de la tierra, dicho de otro modo, es un proceso en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción.