Hace 60 años Cuba nacionalizaba las empresas norteamericanas

El 6 de agosto de 1960 Fidel Castro anunció frente a una multitud reunida en  La Habana la expropiación de 26 empresas norteamericanas. El imperialismo yanqui respondió con la ruptura de relaciones diplomáticas y en enero del año siguiente impulsó  la invasión amada organizada por la CÍA  que fue derrotada en pocos día por el pueblo cubano. Meses después, el 1 de mayo de 1961,  Fidel declaraba el carácter socialista de la revolución.

Emilio Poliak

En el acto que daba clausura al Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes Fidel Castro pronunció el discurso anunciando las nacionalizaciones con estas palabras:  “en uso de las facultades de que estamos investidos, de conformidad con lo dispuesto en la Ley No. 851, resolvemos:  PRIMERO: Se dispone la nacionalización, mediante la expropiación forzosa, y por consiguiente se adjudican a favor del Estado cubano, en pleno dominio, todos los bienes y empresas ubicados en el territorio nacional, y los derechos y acciones de emergentes de la explotación de esos bienes y empresas, que son propiedad de las personas jurídicas nacionales de los Estados Unidos de Norteamérica, u operadoras empresas en que tienen intereses predominantes nacionales de dicho país, que a continuación se relacionan” (1) Acto seguido pasó a enumerar las 26 empresas incluidas en la ley, entre las que se encontraban  la Esso Standard Oil, Texas Company West Indian, Sinclair Cuba Oil Company  y la United Fruit Company además de las compañías de electricidad y teléfonos, así como numerosas empresas azucareras. Luego,  el 17 de septiembre se decretaría  la nacionalización de tres bancos y el 24 de octubre la nacionalización de las propiedades estadounidenses restantes. Para fines de ese año todas las compañías extranjeras en la isla y las grandes empresas de capital nacional estaban en  manos del Estado cubano.

Estas medidas del gobierno cubano se daban en el marco de la creciente tensión con EEUU y de lo que el Che Guevara definió como “la revolución de contragolpe”.

El movimiento encabezado por Fidel Castro y el Movimiento 26 de julio no tenía  en sus orígenes   otro fin que la realización de objetivos  democrático  burgueses, su programa se limitaba a  la caída de la dictadura de Fulgencio Batista reinstalando la constitución del ´40 y a una reforma agraria limitada.  El socialismo no era su perspectiva y así lo señalaba el propio Fidel durante los discursos que realizó  en EEUU en el marco de la visita a Nixon en abril de 1959: “Nuestro programa se basa en estas dos ideas:  la industrialización de nuestro país, y que cada metro de terreno cubano sea productivo, porque así podemos asentar millares de personas en las tierras y darles empleo a millares de cubanos en las industrias”(2) aclarando  “he dicho de manera clara y definitiva que no somos comunistas. Las puertas están abiertas a las inversiones privadas que contribuyan al desarrollo de la industria en Cuba. Es absolutamente imposible que hagamos progresos si no nos entendemos con Estados Unidos.”

Sin embargo, desde el inicio mismo de la revolución el ascenso del movimiento de masas fue empujando a la dirección a tomar medidas que, sin romper con los marcos capitalistas, aumentaron los roces con el imperialismo, especialmente la baja de  las tarifas de las telefónicas y la energía, que eran de empresas yanquis. Como parte de las presiones para que el nuevo gobierno acepte el sometimiento a las directivas de Washington,  a comienzos de 1960 el gobierno norteamericano ordenó a las empresas petroleras yanquis dejar de importar petróleo para refinar en Cuba. Se comienza entonces  a importar petróleo de la URSS y las refinerías norteamericanas se niegan a procesarlo. Al mismo tiempo se profundizan los sabotajes en las telefónicas y la empresa eléctrica  y  la burguesía cubana, aliada a  los intereses yanquis y sometida a la política del gobierno de los EEUU provoca interrupciones productivas,  dejando de importar piezas para los equipos y provoca distintos conflictos laborales.

El 24 de junio de 1960, el presidente Dwight D. Eisenhower solicita al Congreso el poder discrecional para cortar la cuota de importación de azúcar y el 6 de julio lo ejecuta cancelando, además, 700 000 toneladas pendientes, privando así a la Isla de su principal fuente de ingresos por exportaciones.

La ley de expropiaciones responde a esa situación de presiones del imperialismo por un lado y de ascenso de masas por el otro.  En última instancia lo que sucedía en Cuba confirmaba la Teoría de la Revolución Permanente (TRP) formulada por  Trotsky que planteaba que las tareas democráticas, entre ellas la reforma agraria y la independencia nacional, sólo pueden llevarse adelante avanzando en medidas socialistas. Es cierto que la TRP  condicionaba  ese proceso a la dirección de la clase obrera y de un partido marxista revolucionario. Ninguna de esas condiciones se daba en Cuba, aunque el revolucionario ruso  había escrito en el Programa de Transición que “no es posible negar categóricamente a priori la posibilidad teórica de que bajo la influencia de una combinación muy excepcional (guerra, derrota, crack financiero, ofensiva revolucionaria de las masas, etc…)Los partidos pequeño burgueses sin excepción a los estalinistas, pueden llegar más lejos de lo que ellos quisieran en el camino de una ruptura con la burguesía.” (3) Esta hipótesis es la que se daba en Cuba y ponía a la orden del día las tareas de la organización democrática de las masas revolucionarias y la extensión internacional de la revolución para evitar el estancamiento y la burocratización del proceso.

En 1960 todavía la Cuba revolucionaria no se había acoplado al Partido Comunista de la Unión Soviética, proceso que se consolidaría años después, sobre todo luego de la partida del Che y su derrota en Bolivia. A partir de entonces la dirección cubana hará propia la teoría del “socialismo en un solo país” del estalinismo y profundizará el régimen de partido único.

Examinar procesos históricos tan ricos como el que analizamos en este artículo tiene para lxs revolucionarixs la importancia de sacar conclusiones que ayuden en la lucha por terminar con el sistema capitalista y el imperialismo. Una lección fundamental es la necesidad de avanzar en una dinámica de transición al socialismo apoyados en la movilización permanente del movimiento de masas para poder enfrentar los golpes del poder económico y político. Esta enseñanza contrasta con la política de la conducción de la Cuba actual y la de las corrientes que, proclamándose de izquierda o antimperialistas, apoyan proyectos que en lugar de avanzar por el camino  de la ruptura con la dominación imperialista, retroceden ante las presiones del capital financiero y las corporaciones

Notas

  • Discurso pronunciado por Fidel Castro en la Asociación Americana de Editores de Prensa. 17 de abril de

http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f170459e.html

  • León Trotsky. Programa de Transición. 1938

Las 26 empresas nacionalizadas el 6 de agosto de 1960

1.-Compañía Cubana de Electricidad.

2.-Compañía Cubana de Teléfonos.

3.- Esso Standard Oil, S.A. División de Cu­ba.

4.- Texas Company West Indian.

5.- Sinclair Cuba Oil Company, S.A.

6.- Central Cunagua, S.A.

7.- Compañía Azucarera Atlántica del Gol­fo, S.A.

8.- Compañía Central Altagracia, S.A.

9.- Miranda Sugar States.

10.- Compañía Cubana, S.A.

11.- The Cuban American Sugar MilI.

12.- Cuban Trading Company.

13.- The New Tuinicú Sugar Com­pa­ny.

14.- The Francisco Sugar Company.

15.- Compañía Azucarera Céspedes.

16.- Manatí Sugar Company.

17.- Punta Alegre Sugar Sales Com­pa­ny.

18.- Baraguá Industrial Corporation of New York.

19.- Florida Industrial Corporation of New York.

20.- Macareño Industrial Corporation of New York.

21.- General Sugar States.

22.- Compañía Azucarera Vertientes Ca­magüey de Cuba.

23.- Guantánamo Sugar Company.

24.- United Fruit Company.

25.- Compañía Azucarera Soledad S.A.

26.- Central Ermita, S.A.