Contagios en el Sarmiento: la irresponsabilidad patronal

El Ferrocarril Sarmiento volvió a ser noticia desde el sábado 1 cuando se suspendió el servicio durante varios días. Esta situación la detonó el contagio de 11 trabajadores de Control Trenes, el área que monitorea el tráfico ferroviario para evitar accidentes.
Pero el contagio y la obligada cuarentena de todos los trabajadores de esta área no es una casualidad sino una causalidad provocada por un lado por la apertura general de la cuarentena y por el otro por las presiones patronales hacia los trabajadores exponiéndolos permanentemente al riesgo.
Una de las causas es la apertura de todas las áreas no esenciales generando mucha más circulación de gente y del virus. El gobierno ni siquiera controla ni menos penaliza a las empresas que deberían proveer el transporte a sus trabajadores. Como a los trabajadores informales no les alcanza el IFE (que en muchos casos ni lo cobran) están obligados a salir para mantener a sus familias. A ello se suman a los trabajadores de empleos formales que son presionados por sus patrones para evitar despidos, suspensiones o fuertes rebajas salariales.
Pero en los ferrocarriles del AMBA las cifras oficiales de Trenes Argentinos son hasta ahora de 427 trabajadores contagiados y más de 1600 en cuarentena por haber tenido contacto estrecho con alguno de los contagiados. Ellos se suman a los trabajadores que están en cuarentena por pertenecer a grupos de riesgo. Seguramente hay subregistro, ya que no se encuentran en los informes oficiales los 7 trabajadores ferroviarios muertos por COVID 19 y se dan cifras muy periódicamente, cuando vemos nuevos casos todos los días en los lugares de trabajo.
Entonces es lícito preguntarse qué pasa realmente. Nosotros somos claros partiendo del doble discurso del gobierno que dice priorizar la salud, pero abre casi todas las ramas de producción por la presión empresarial. En el ferrocarril sucede lo mismo. La empresa desde el comienzo de la cuarentena presionó a sus trabajadores a través de las jefaturas y el propio servicio médico, para que vuelvan a sus puestos de trabajo sin garantías de estar sanos. Se negaron a testear masivamente a los trabajadores, a formar un comité de crisis con participación de los trabajadores, a tener diagramas de emergencia y licenciar las áreas no esenciales para el funcionamiento del tren, como reclamamos desde el primer día desde la Lista Violeta.
Es cierto que en el Sarmiento los trabajadores pudimos imponer un poco más nuestros derechos que en otros ferrocarriles. Por ello solo tenemos un compañero fallecido de una de las empresas tercerizadas. Y hoy, aunque absolutamente insuficientes, hay más testeos y se consiguen triunfos importantes como el nuevo diagrama en guardas. Pero estos avances fueron a fuerza de reclamos y pulseando con la empresa que mantiene, aun hoy, una fuerte e irresponsable reticencia a tomar todas las medidas necesarias para cuidar nuestra salud y la de nuestras familias.

Lista Violeta Ferrocarril Sarmiento