Sobre algunas consciencias

La verdad sobre el caso del Señor Valdemar, de Edgar Allan Poe
O cómo la clase obrera debe despojarse ya de su ensoñador.

Escribe: Diana Thom

La hipnosis del sistema capitalista arrastra tras de sí las conciencias de millones de seres humanos que, ingresados al circuito material de la propiedad privada, la explotación del hombre y la naturaleza, y aun siendo los sometidos a éste régimen, practican la salida individual, el escepticismo ante los cambios, la adhesión a valores, ideas que no le son propias. Les hace vivenciar una voz binaria: bueno y malo, correcto e incorrecto, lindo y feo, posible e imposible. El refuerzo que ejercen los llamados aparatos ideológicos, naturalizando estas “ideas del mundo” desde la tierna infancia, en el seno familiar primero, y en las instituciones del estado después son de un calibre insospechado y de una eficacia que sólo una operación puede ser capaz de desmontar. Concretando la explotación a partir de la extracción de plusvalía sobre los cuerpos de lxs trabajadorxs, las patronales mundiales se hacen de un excedente fundante de sus riquezas y causantes de todas las miserias de aquéllos. Luego vendrán otras formas menores de extraer ganancias, pero la primordial es ésta. Estos cuerpos se deterioran, se enferman, se gastan, se mutilan, se accidentan, pierden energía. Pero “creen” en una creencia que se hace hábito, que es lo que “les tocó” en suerte: siempre ha habido desdichas, pobreza, marginalidad, y es una lotería dónde uno acaba, finalmente. Sin embargo, este “velo” de ideologías falsas se rasga en determinadas circunstancias y aparecen las contradicciones. Se inicia con lo material, con las necesidades primarias, una lucha económica, si lo vemos como un todo, diríamos que es la conciencia sindical que exige una distribución de esa riqueza de manera más favorable.
Dice Nahuel Moreno: “La conciencia de clase, tiene grados. Un obrero, un trabajador puede poseerla desde el momento que comprende que hay diferencia de clase entre él y su patrón. Es consciente cuando lucha contra este último, cuando se afilia al sindicato o forma parte de una partido u organización política clasista. Su máximo avance será al ingreso del partido revolucionario internacionalista. Y ésta adquisición no es lineal ni evolutiva. Es desigual, contradictoria. Se obtiene experimentando y participando en la lucha de clases. Es un proceso caracterizado por triunfos y derrotas…” (*1)

La verdad sobre el caso del Señor Valdemar (*2 )

El protagonista de este cuento de Edgard Alan Poe acepta ser el individuo del experimento. La hipnosis al borde la muerte. Un pseudocientífico, narrador en primera persona, acompañado de un joven practicante de medicina, que asume la expectativa de esta maravillosa idea, va a involucrarse y a registrar el procedimiento. El objetivo es tan desproporcionado como macabro, antiguamente monopolio de religiones, la ilusa idea de cierta trascendencia en limbos paradisiacos y extensión de una vida después de la muerte, ahora apropiado por las ciencias y tecnologías de la era del capital se transforma de manera precursora, en el centro del relato. El pseudocientífico intenta, al igual que los ideólogos, intelectuales, mediáticos y los integrantes de instituciones de los distintos regímenes que sostienen el statu quo del capitalismo, mantener con vida, al menos la voz, la palabra, el símbolo, la comunicación de ese cuerpo ya sin vida o en tránsito hacia su descomposición ( “… Quedaba por verse si, en primer lugar, un paciente en esas condiciones sería susceptible de influencia magnética; segundo, en caso de que lo fuera, si su estado aumentaría o disminuiría dicha susceptibilidad, y tercero, hasta qué punto, o por cuánto tiempo, el proceso hipnótico sería capaz de detener la intrusión de la muerte…”) (*3). ¿Por qué alguien, en este caso el Sr. Valdemar acepta semejante manipulación hacia su persona? Ya había sido inducido por las artes del mesmerismo (*4), ya era ese cuerpo social deteriorado y engatusado. Ahora, el ensoñador-sistema insiste en su implantación, hace sus máximos esfuerzos por hacerle hablar. Lo logra durante unos meses. Es un secreto del entorno. Y el Sr Valdemar habla, lo hace de un modo terrorífico y exigiendo que lo “dejen dormir o morir” palabras de auto tune, deformadas [“…la voz parecía llegar a nuestros oídos (por lo menos a los míos) desde larga distancia, o desde una caverna en la profundidad de la tierra. Segundo, me produjo la misma sensación (temo que me resultará imposible hacerme entender) que las materias gelatinosas y viscosas producen en el sentido del tacto…”]
El grupo que lleva adelante la tarea se mueve con dedicación, incluso dudan si despertar o no al protagonista. Semejantes a las cavilaciones propias de la entelequia actual, o cómo hacer cuando ya el sistema supura como esa piel traslúcida y gris de Valdemar, cómo mantener la inmovilidad, pero con apariencia viva. Cuánta promesa y teoría retorcida que en la superficie tiene el aspecto de la lógica o el sentido común, oculta la necrosis de un sistema agotado, en permanente muerte. Los progresismos y los detentores del capitalismo humanizado, por dar un ejemplo. Pero no logran mantener los órganos en su lugar, así como no puede lograrlo el hipnotizador de Valdemar (“…Por fin, el viernes pasado resolvimos hacer el experimento de despertarlo, o tratar de despertarlo probablemente el lamentable resultado del mismo es el que ha dado lugar a tanta discusión en los círculos privados y a una opinión pública que no puedo dejar de considerar como injustificada. A efectos de librar del trance hipnótico al paciente, acudí a los pases habituales. De entrada, resultaron infructuosos. La primera indicación de un retorno a la vida lo proporcionó el descenso parcial del iris. Como detalle notable se observó que este descenso de la pupila iba acompañado de un abundante flujo de icor amarillento, procedente de debajo de los párpados, que despedía un olor penetrante y fétido…”)
A lo largo de los párrafos el experimentador detalla su trabajo, insiste, interroga. Poe utiliza el derrotero que la ciencia de principios de siglo pasado estaba abriéndose en el marco del positivismo. Crea una intimidad morbosa y siniestra, pero a la vez le da un carácter realista, incluso muchos creyeron que se el texto se trataba de una crónica. Genialidad de un grande.
Los fragmentos que se describen hacia el final del cuento son considerados la marca en el orillo de la literatura de terror. En este intento de analogía, el final de la manipulación del Sr Valdemar sólo se logra con la “pulverización” de sus restos. Hete aquí la urgencia del caso, la humanidad necesita prontamente liberarse de ese ensoñador que a la vez que le extrae la vida, le hace justificar su estado inmovilidad, su quietud.
Para que la voz del cuerpo social sea una voz transparente, energética, una voz de cuerpo vivo, que explique y transforme las adversidades, sólo con una operación, decíamos anteriormente. El partido revolucionario, el grado mayor de conciencia proletaria. Porque es la que le quita el velo, la hipnosis, es el que resume la historia de los revolucionarios, el que despliega el programa allí y cuando las necesidades de las masas lo exigen.

El autor

Edgar Alan Poe prolífico escritor nació en Baltimore en 1809. Huérfano a los dos años, su crianza y educación estuvo a cargo de un acaudalado hombre de negocios de Richmond. Su vínculo con este adoptante fue traumático, pasó por varios lugares de estudio, incluida la universidad de Virginia. Pero el joven poeta se relacionó con el juego y la bebida de una forma problemática. Era expulsado de los institutos, de los trabajos, de la famosa academia militar West Point. La historia de los grandes casi siempre se escribe con tinta al margen del sistema. Redactor de periódicos, publicaba en ellos sus producciones literarias. Su vida personal fue un verdadero calvario, al igual que el coterráneo Horacio Quiroga, la muerte de sus mujeres o amigos lo rondaba de manera trágica y crucial. Y de ello hacía prosa o verso. También fue un crítico intenso y un teórico literario. Se lo considera el fundador del relato policial (Crímenes de la Rue Morgue- El misterio de Marie Roget). Ya le daremos su propio espacio a esta faceta. Se lo recuerda o reconoce por sus cuentos de terror, o por el poema popularizado en Los Simpson El Cuervo. El texto al que nos referimos se encuentra en su volumen Narraciones Extraordinarias.
Poe, el del Entierro prematuro, el corazón delator, o el gato Negro. Un grande al que le podés ir a echar un vistazo. En el cine, el director Roger Corman llevó a la pantalla muchos de sus relatos, con Vincent Price como protagonista de todos ellos. En los últimos tiempos el director James Mc Teigue estrenó The Raven, conocida en castellano como El enigma del cuervo, donde un John Cusack hace las veces del escritor y detective de sus propias historias.


(*1) Palacios Héctor, Conciencia de clase, Ed. del Pilar

(*2) “La verdad sobre el caso del Sr. Valdemar”. Cuento de Edgar Allan Poe escrito en 1845 («The facts in the case of Mr. Valdemar»)

(*3) Biblioteca virtual universal

(*4) Mesmerismo: también llamada doctrina del magnetismo animal, fundada por el médico Franz Mesmer (1733-1815), considerado el padre de la hipnosis.