¿Argentina “primera en perspectiva de género”?

Eso dice la ONU Mujeres. Aquí dejamos algunos hechos e ideas para abrir un debate clave en tiempos de emergencia sanitaria y crisis económica. ¿Qué significa realmente gobernar con perspectiva de género?

Jeanette Cisneros

La semana pasada, la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, junto a la periodista Luciana Peker, informó que la ONU Mujeres ubicó a nuestro país en el primer puesto en cuanto a medidas con perspectiva de género: 18 de las 30 que tomó el gobierno nacional. Pero que los otros gobiernos sean peores no embellece al de Alberto Fernández.

Vizzotti y Peker destacaron dos medidas. Una es el permiso a mujeres y disidencias víctimas de violencia de género para mudarse a lo de un familiar o ir a hacer la denuncia. La otra fue la asignación del IFE: 55% de las personas beneficiarias son mujeres.

En realidad, no son gran cosa. Pensalo al revés: ¿sería lógico que no se pueda ir a denunciar ser víctima de violencia? Y si las que sufrimos mayor desempleo somos las mujeres, ¿sería lógico negarnos la IFE? A esas dos obviedades se suman otras medidas y gestos que son aún más formales:

  • Vilma Ibarra, secretaria Legal y Técnica de Alberto, implementa un “protocolo de audiencias presidenciales con perspectiva de género” para que en toda reunión con él haya un 33% de mujeres y LGBTI. Es que la foto machirula queda mal…
  • En el Banco Central, el equipo de comunicación elaboró un instructivo con variantes de lenguaje inclusivo para los textos de la institución. Textos…
  • El Poder Ejecutivo impulsó el cambio del nombre del Día del Niño por el Día de las Infancias. Nombres…
  • Estela Díaz, ministra bonaerense de Mujeres, Géneros y Diversidad, prepara “una guía de lenguaje inclusivo que defina los procedimientos de lenguaje en todas las vías de comunicación que tiene la administración”. Textos…
  • El director de Adolescencias y Juventudes del Ministerio de Desarrollo Social habló en público de “los pibes, las pibas, les pibis”, irritando a la derecha retrógrada. Palabras…
  • Eli Gómez Alcorta, ministra nacional de Mujeres, Géneros y Diversidad, habló sobre la reforma judicial: “Los procesos de selección están fuertemente sesgados en cuestión de género, no permiten el igual acceso a los cargos y esto se refleja en las sentencias que desconocen derechos fundamentales de las mujeres y diversidades”. Pero el proyecto de reforma, en su art. 16, lo único que pide es que el Consejo de la Magistratura “respete la diversidad de género”…
  • Otro gesto similar tuvo Alberto en el acto por el 17 de agosto: “El vestir del mismo modo supone integrarlas con los mismos derechos y obligaciones; y como sociedad estamos siendo mejores cada vez que integramos y le damos a la mujer el lugar que le corresponde”. Es que hubo alguna granadera…

El lenguaje oral o escrito es importante, claro. Pero una cosa es que esas nuevas formas sean parte de un plan integral hacia la igualdad de género, y otra, muy distinta, es que de hecho sean lo único que se hace. Porque entonces no son el complemento de cambios estructurales, sino una distracción precisamente para esconder la ausencia de esos cambios. Celofanes de colores para envolver una caja vacía. Relato, no realidad.

“La deuda es con nosotras y nosotres…

ni con la Iglesia ni con el FMI. Aborto legal ya”. Esta, que fue la consigna principal de la marcha y acto unitarios y masivos del último 8 de Marzo, es el piso para que cualquier funcionarie pueda considerarse feminista. Es hora de hacer una primera evaluación sobre si el feminismo de la ministra nacional y otras funcionarias del gobierno responden a las necesidades que el movimiento de mujeres y disidencias construimos desde abajo.

Desde que asumieron sus funciones, tanto Gómez Alcorta (Patria Grande-Mala Junta) como Estela Díaz (CTA) señalaron la importancia de sus flamantes áreas para avanzar en los derechos que nos faltan. Pero en concreto, la realidad de la enorme mayoría de las mujeres y disidencias no tuvo ninguna mejora cualitativa en nuestra vida cotidiana. Más bien es al revés: la pandemia profundizó las desigualdades, la violencia y la desprotección.

¿“Feministas” para qué?

Salvo la promesa de que la obra pública tendrá perspectiva de género -algo de capacitación y algún que otro contrato a cooperativas de mujeres-, las medidas tomadas hasta hoy están lejos de las que escuchamos hace un año durante la campaña del Frente de Todos.

  • El aborto legal, bien gracias. Para andar bien con el Papa y la Iglesia, que apoyan la “paz social”, Alberto no apoya el proyecto de la Campaña que logró media sanción y anunció uno suyo más limitado. Pero no sólo no lo presentó, sino que cajonea todo el debate por la pandemia como si el aborto clandestino y las muertes no continuaran.
  • En cuanto a la deuda, eligió la externa y no la interna: pagarles a los bonistas, negocia pagarle al FMI y mantiene los subsidios del Estado a la Curia y a toda la enseñanza religiosa, que suman más de 50.000 millones de pesos por año que pagamos todes.
  • Pese a que el contexto de cuarentena aumenta el riesgo de abusos intrafamiliares y de violencia machista en general, la aplicación efectiva de la Ley de Educación Sexual Integral desapareció de las prioridades oficiales.
  • En cuanto a la violencia de género, se anunció un plan nacional 2020-2022 con presupuesto. Pero explícitamente se deja de lado la apertura de casas-refugio y la compra de tobilleras electrónicas para violentos, dos dispositivos insustituibles para cuidar a las víctimas y sus hijes.
  • La brecha de ingresos entre hombres y mujeres no se redujo ni hay ninguna política pública para reducirla. Por el contrario, la cuarentena prolongada incrementó las tareas de cuidado doméstico no remuneradas de las mujeres y las disidencias.

Feminismo socialista para dar vuelta todo

Mientras cada día siga muriendo una mujer a manos de un femicida, mientras cada dos días un aborto clandestino le cueste la vida a alguien, mientras los curas pedófilos sigan bancados y amparados por el Estado para educar a les niñes, mientras no haya ESI real en todo el sistema educativo, mientras la desigualdad salarial y el acoso salarial persistan, la Argentina sólo podrá estar primera en el ranking del feminismo liberal, no en el nuestro.

Las necesidades urgentes por las que salimos a gritar Ni Una Menos, aborto legal ya, separar Iglesia y Estado, siguen hoy más vigentes que nunca. Conquistar respuestas genuinas no va a depender de estos nuevos ministerios que olvidan nuestra agenda apenas se crean, sino de la organización y la movilización. Por eso desde el feminismo socialista de Juntas y a la Izquierda y el MST en el FIT Unidad creemos necesario sacar conclusiones y reagrupar fuerzas. No nos conforma el feminismo de chamuyo, ni las fotos o manuales “inclusivos”: vamos por cambios de fondo, vamos contra este sistema capitalista y patriarcal.