Nivel Inicial, pandemia y deuda con las infancias

El sistema educativo está colapsado desde mucho antes de que se declare la pandemia mundial por Covid-19 y la cuarentena del 16 de marzo. En Argentina, la educación pública y en mayor medida el nivel inicial no contempla las necesidades de las infancias vulnerando, el derecho de lxs niñxs a recibir una mirada integral despojándonos de todo adultocentrismo.

La historia del nivel

Los paradigmas en torno a las infancias y la educación de nivel inicial fueron cambiando, hubo una transformación en las concepciones a lo largo de la historia. En sus inicios, la influencia de Froebel (1782- 1852) -pedagogo alemán y creador de la educación preescolar- para el concepto de jardín de infancia fue crucial. Su método se basaba en las necesidades de la infancia como juego, placer y movimiento manifestado en la danza y la educación física, el contacto con la naturaleza y la expresión creativa. En 1837 fundó el primer “Instituto para el juego y el cuidado de niños pequeños” en la ciudad de Bad Blankeburg, Alemania, posteriormente denominado Kindergarten[1] y su lema era “respetar la actividad creadora del niño en un clima de libertad y en contacto con la naturaleza”.

El concepto pronto se propagó en Alemania y  en otros países, posteriormente en Inglaterra en 1851, en Estados Unidos en 1856 y llegó a Argentina alrededor de 1870 de la mano de Domingo F. Sarmiento, recién arribado de Estados Unidos con las “65 valientes” -como llamaba a las maestras de Jardines de Infantes y primaria que convocó- y a quienes encomendó la tarea capacitar y enseñar, sentando las bases de los primeros jardines de infantes de nuestro país.

El 8 de abril de 1937 fue fundado el primer Instituto Superior de Educación Inicial dependiente de la Ciudad de Buenos Aires, nombrado en homenaje de una de las “65 valientes”, Sara Chamberlain de Eccleston, que fue a su vez, uno de los institutos de formación docente especializados en Nivel Inicial más importantes.

Pero no sólo Sarmiento fue parte de esta nueva concepción de las infancias. Una gran influencia y promotora del mismo fue Juana Manso, quien consideraba el método froebeliano como un método enriquecedor y que traería un nuevo paradigma a la educación de les niñes. Otros de los grande aportes de Juana, fue batallar para desterrar los castigos corporales de las escuelas y defendía a les niñes, pero especialmente a las niñas. A su vez, proponía cambios de avanzada para su época, como la emancipación moral, el derecho a instruirse y la emancipación económica a través del trabajo.

Esta nueva concepción viene a cambiar los espacios destinados hasta el momento para las niñeces en Argentina, ya que previo a la política de Sarmiento, las primeras instituciones para las infancias fueron creadas para atender el abandono y orfandad y surgen en la época colonial, eran instituciones de encierro orientadas a preservar las costumbres y valores de la sociedad de ese momento.

En ese entonces el abandono y los casos de infanticidio eran aceptados y dentro de las justificaciones para ese accionar se encontraba la pobreza, pero a su vez se escondían causas tales como nacimientos de hijes ilegítimos de miembros de las clases más favorecidas y madres solteras.  Como respuesta la Iglesia Católica construyó un sistema denominado “el torno” en virtud del cual se recibía niñes abandonades, garantizando la reserva y anonimato de quien les dejara allí.

A fines del siglo XVIII de manera paulatina se dio un cambio en la percepción hacia les niñes y conforme a la necesidad productiva surgen las guarderías para que las familias puedan dejar a sus hijes mientras trabajan, éste espacio no tiene intención de enseñar, sino un fin mas similar al de un depósito.

Alrededor de 1779, en Buenos Aires, el virrey Vértiz funda la «Casa de Niños Expósitos», destinada a niñes abandonades, con función meramente asistencial. Con el tiempo, pasó a depender de la Hermandad de la Santa Caridad porque el virreinato no reservaba los fondos para mantenerla.

Pero el proceso pedagógico siempre está atado al proceso político y productivo, por eso el camino no estuvo libre de cambios, alrededor de 1899 el Congreso, por razones «de presupuesto» se redujeron las partidas destinadas a la creación de Jardines Infantes. Aun así el Profesorado de Kindergarten siguió en pie hasta 1905 cuando Leopoldo Lugones mediante un decreto logra su clausura y lo convierte en un Normal para maestras de Primaria.

Esta situación sigue y se profundiza con el devenir de los distintos gobiernos, la excepción a esta dinámica se da con la sanción ley N° 5096 durante la primera presidencia de Perón, conocida como “Ley Simini”, que le otorgó al Jardín de Infantes la una jerarquía y el valor pedagógico que no se le había reconocido en nuestro sistema educativo, lamentablemente es una experiencia trunca pues en 1951 esta ley es derogada y reemplazada por la ley N° 5650, que exime de obligatoriedad al nivel inicial y pasa a ser voluntario.

Durante la dictadura militar genocida entre el 1976 y 1983, el nivel inicial -como la educación en general- sufrió fuertes censuras y prohibiciones; a su vez, la transferencia de la educación de la esfera pública a la privada y la descentralización por parte del Estado Nacional al Provincial, situación que marcó un retroceso enorme desde el punto de vista presupuestario. En el 83´ llegamos hasta la caída de la dictadura, gracias a las movilizaciones y la lucha popular. Entre 1984 y 1988 Raúl Alfonsín convoca al 2° Congreso Pedagógico Nacional y se pone en escena un proyecto educativo y de país que nada tenía que ver con las necesidades y urgencias del nivel, las conclusiones de dicho congreso presentadas por el Alfonsinismo, sentarán las bases para la “Ley Federal” del sancionada por el gobierno de Carlos Saúl Menem que consolidó la descentralización de la educación y que arrastró a la atomización del sistema educativo nacional en distintos “subsistemas”. En 2006 llega la reforma del Kirchenrismo a esa norma, con algunos puntos discursivos progresivos, pero esencialmente sosteniendo la descentralización que desfinanció y deterioró seriamente la escuela pública.

¿Y en la actualidad?

A partir de este recontó histórico queda demostrado que el sistema educativo argentino estaba colapsado, desfinanciado y vapuleado desde hace décadas gracias a los gobiernos de todos los colores políticos.

Con la llegada del CoVid-19 y la cuarentena esto se profundizó aun más, y con mayor medida en el nivel inicial, un nivel tan necesario como cualquier otro pero desplazado, bastardeado, descalificado, no solamente por los gobiernos desde sus discursos o políticas para con las infancias y les trabajadores de la educación como ya hemos enumerado, sino también, lamentablemente, muchas veces por las familias e incluso por otres docentes de los distintos eslabones del sistema educativo que nos consideran inferiores por «estar» con niñes pequeñes y desde esa perspectiva lo que realizamos no es considerado trabajo, sino, que solo jugamos, cantamos, cortamos y pegamos goma eva, cambiamos pañales, damos de comer, en otras palabras nos dedicamos a “entretener” y cuidar un rato a les niñes.

Pero nuestra tarea es mucho más que eso, porque participamos del desarrollo humano desde sus primeras etapas que y los primeros años de vida son determinantes a la hora de formar el carácter de la persona. Y sí, por supuesto jugamos porque es a través del juego las personas aprendemos, nos vinculamos y comenzamos a comprender el mundo que nos rodea. Crear, imaginar, pensar, abrir fronteras. También cantamos porque es un derecho de las infancias expresarse y conocer los diferentes lenguajes artísticos expresivos, acompañamos para el desarrollo de la autonomía desde la palabra, la mirada, el cuerpo, con el contacto estrecho que nos brinda un beso, una caricia, un abrazo. Nuestra labor como docentes, va mas allá del dictado de contenidos curriculares como se cree tiene que ser, nosotres enseñamos y aprendemos de múltiples maneras contemplando a las personas de manera integral, consciente y considerándoles sujetes de derechos.

Es por eso que en medio del aislamiento por el coronavirus se nos hace imposible llevar a cabo de manera eficaz nuestra tarea, llevándonos a un esfuerzo descomunal, a la precarización, e incertidumbre, en otras palabras a hacer malabares. A eso también se le suma que mas allá que toda la docencia es una carrera que está especialmente “feminizada” es aún más categórico en inicial, por ende las educadoras no sólo trabajamos de manera virtual y precarizada sino que a esto se le suman las tareas del hogar y de cuidado que este sistema machista y patriarcal nos impone.

Pese a que nos quieran inculcar lo contrario esta situación del nivel no fue siempre así,  durante la revolución rusa, la conquista de derechos y el avance sobre la igualdad de género, resultó una serie de reformulaciones sobre la educación, y dentro de ella la educación inicial. La medida más importante fue la creación de muchas guarderías, en lugares de trabajo y espacios colectivos, instalando el cuidado y la educación de las infancias como una tarea colectiva, ya que hasta el momento la responsabilidad era exclusiva de la familia, esto pudo llevarse a cabo gracias a la organización y la lucha política, socavando y destruyendo el sistema capitalista de raíz y conformando una nueva estructura social sin explotados ni explotadores.

Medidas…medias

Podemos escuchar con frecuencia que el gobierno de Alberto Fernández se pronuncia en defensa de las infancias, habla de “chiques” y que durante la cuarentena se reúne con organismos como UNICEF, pero poco podemos ver de sus políticas de manera concreta, hasta el momento las medidas que tomaron no solo son insuficientes, sino que nada tienen que ver con pensar de manera integral y contemplando las niñeces y mucho menos a les docentes. Es por eso que podemos ver que las condiciones en las que trabajamos les educadores, -y no solo durante la pandemia- son pésimas: los salarios de miseria, las escuelas destruidas, recortes en los presupuestos, docentes con mas niñes a cargo de lo permitido o considerado prudente, por la salud mental y por la atención el cuidado que podemos ofrecer.

Para terminar con todo esto te invitamos a organizarte junto con nosotres y de esa manera poder fortalecer el MST en el FIT-UNIDAD e impulsar con fuerza un congreso nacional pedagógico que comprenda las voces de todos los actores que integramos la comunidad educativa.

Eliana Maidana.

[1] Traducción: Jardín de niños