Violencia anti-gay y zaraza oficial

El 30 de setiembre, en el barrio porteño de Palermo, una pareja gay que regresaba a su casa fue agredida tras besarse en la calle: tres hombres los insultaron y los atacaron cobarde y violentamente por la espalda con palos y una barra de metal, causándoles varias heridas. Cuando hicieron la denuncia debieron corregir una y otra vez la versión policial, que además registró dicho ataque como “sólo un acto homofóbico”.

Por otra parte, ese mismo miércoles 30, desde el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad que conduce Elizabeth Gómez Alcorta anunciaban el lanzamiento de su nuevo Programa Igualar, el que según dijeron tiene como objetivo reducir “la desigualdad estructural en el mundo del trabajo, el empleo y la producción para mujeres y personas LGBTI+”.

En su Introducción, el programa reconoce que esa participación de mujeres y LGBTI+ “está signada por la desigualdad tanto en el acceso como en la permanencia y promoción en esos ámbitos, que son reflejo de un sistema que rige las relaciones entre los géneros y asigna roles y estereotipos que reproducen inequidades”. E incluso reconoce que las actividades “feminizadas” son las de salarios más bajos y mayores tasas de informalidad.

Desde ya, no esperamos que el pdf del flamante programa reconociera también que ese “sistema” al que alude, que es el capitalismo patriarcal, junto a la desigualdad de géneros rige la desigualdad de clases. Pero aun si nos limitamos al objetivo oficial declarado, tampoco da respuestas concretas a la brecha de género que pretende reducir.

Doce páginas de zaraza

El programa tiene cuatro destinatarios: 1. el sector empresarial, 2. el sindical, 3 el de la economía popular, 4. el de las empresas públicas. Y se organiza en tres componentes: 1. fortalecimiento institucional a las organizaciones, 2. articular políticas públicas para la igualdad, 3. revisión y seguimiento de la normativa laboral con enfoque de género.

Las cuatro “acciones” para esos cuatro sectores son: 1. elaborar indicadores, 2. publicar guías de lineamientos, 3. desarrollar capacitaciones y acciones de sensibilización, 4. desarrollar protocolos de abordaje sobre violencia y acoso.

Para el sector empresarial hay seis medidas: 1. adecuar los planes de trabajo, 2. crear la categoría “igualdad de género” en el premio nacional a la calidad, 3. implementar normas IRAM, 4. acompañar a las empresas que alienten la igualdad, 5. promover el acceso al crédito para empresas de mujeres y LGBTI+, 6. impulsar la producción y venta de bienes y servicios sin estereotipos.

Para el sector sindical hay cuatro medidas: 1. fortalecer las áreas de género, 2 implementar el Convenio 190 de la OIT (violencia y acoso laboral), 3. incluir perspectiva de género en la fiscalización laboral, 4. incentivo fiscal para regularizar al personal de casas particulares. Y para la economía popular hay otras dos medidas: 1 fomento a las cooperativas de mujeres y LGBTI+, y 2. promover microcréditos.

¿Te quedó claro? En verdad, son doce páginas de generalidades y expresiones de deseos con forma de 16 “medidas” pero cuyo efecto en la vida concreta de las mujeres y personas LGBTI+ es dudoso por no decir nulo. Hablan de la “mayor informalidad” laboral, pero no disponen el pase a planta del personal contratado. Hablan de los “salarios más bajos”, pero no proponen un aumento sustancial para docentes y salud, trabajos muy feminizados. Hablan de las “tareas de cuidado”, pero no proponen aliviarlas abriendo guarderías, jardines, comedores, lavaderos y geriátricos de calidad a cargo del Estado. Y hablan contra los estereotipos de género, pero no proponen aplicar la ESI en todo el sistema educativo y anular los subsidios a la Iglesia y a las escuelas religiosas que los transmiten.

Con programas de gobierno como éste que son pura zaraza y con funcionarios como Berni que criminalizan a las personas trans, la desigualdad de género va a continuar. Por acción u omisión, en definitiva es el Estado quien habilita la violencia social que sufrió la pareja gay. Nuestra lucha, en cambio, es por combatir no sólo esa desigualdad de género sino también al sistema capitalista y patriarcal que la origina.

Pablo Vasco, Libre Diversidad-MST