¿Volver al aula o garantizar la virtualidad antes que lo presencial?
El gobierno de Alberto Fernández machacó diciendo que primero estaría la salud, antes que la economía, es decir la producción y ganancia capitalista. Hemos cuestionado que fuera así esa supuesta prioridad, en la realidad. Encima ahora, su ministro de Educación, Nicolás Trotta, cediendo más a la presión de sectores privatistas, anti-cuarentena, a las patronales, corporación mediática y la derecha, pega otra voltereta y propicia regresar ya a las aulas en forma general.
Una semana atrás, para Alberto y Trotta no existía la posibilidad de reabrir las escuelas. Ahora, con nuevos récord en el nivel de contagios de COVID-19, cuando Argentina está 7º entre los más de 140 países del mundo en contagios y muertes, se cambia abruptamente de opinión y se quiere volver a las clases presenciales y otras actividades en las escuelas del país.
Para ello apelan a la supuesta “preocupación” burguesa por los sectores más postergados. Esos mismos a quienes no les garantizaron nada en estos 7 meses. Así nos plantean que habría un derecho vulnerado y proponen, como solución, que volvamos a dar clase presencial a estudiantes de los últimos grados y cursos de primaria y secundaria. Más las infancias de los 1º grados que requieren aprender a leer. Y a las pibas y pibes que no tuvieron posibilidad de conectarse en la pandemia, debido a que el gobierno nacional, el porteño, bonaerense y demás no les garantizan ni conexión gratuita a internet ni la entrega de dispositivos (notebook, tablet, celulares, PC) para poder acceder a ese derecho. El de participar del acompañamiento pedagógico que intentamos sostener desde la docencia.
Se marca un problema cierto, que tiene que ver con la necesidad de quienes deben egresar este 2020, de contar con el mayor nivel de saberes y procedimientos posibles. Pero sin inquietarles la participación en el complejo proceso de enseñanza y aprendizaje, la construcción democrática, crítica, científica, reflexiva y participativa de conocimientos, los que debieran ser socialmente significativos. Porque solo les interesa que se aseguren ciertos pack de saberes enlatados de los diseños curriculares oficiales y la Ley de Educación. Que exigen los gobiernos de acuerdo a los lineamientos de la OCDE y sus Pruebas PISA, al Banco Mundial y sus papers, junto al FMI y el G8 de gobiernos imperialistas.
Esto explica lo limitado de su “preocupación” por la educabilidad, el adiestramiento y formateo de quienes egresen del secundario para engrosar las filas de jóvenes que el mercado requiera incorporar, de acuerdo a las “oportunidades” que las patronales resuelvan generar. Con contenidos incluso que, de acuerdo a la última reforma secundaria, al haberse recortado materias y no tener progresión, solo se ven una vez y en el último año, siendo que vinculan al “mundo laboral” desde el punto de vista que demandan las empresas.
Los ex ministros PRO de Educación, como Finocchiaro o Bullrich, lo expresan al lamentar la pérdida en “capital humano”, como recurso para un supuesto “desarrollo” del país… En realidad, para desarrollar las ganancias y plusvalía que extrae la clase social poseedora de los medios de producción y de cambio.
Mientras niegan toda garantía estatal sobre el derecho social a la educación, la hipocresía burguesa satura los programas, informativos, editoriales y redes, llenándose la boca sobre “derechos vulnerados” porque no pueden darse el lujo de desperdiciar ese potencial formativo que implica un año de educación “gratuita”, impartida por el Estado a millones de niñes y jóvenes.
A la par que la casta política y sus plumíferos se queja porque se le negaría, a hijos de las élites y las clases propietarias, poder asistir presencialmente a sus selectos colegios privados, en su mayor parte regenteados por la Iglesia Católica, con cuotas de $5.000 hasta $18.000 o más por mes. Así lo explicitó la Federación de Asociaciones Educativas Religiosas de la Argentina (FAERA) al pedir acelerar el regreso presencial al aula que anuncia Trotta. “Llevamos siete meses de actividad remota…”, afirman para ocultar que su preocupación está más bien en el cobro pleno y sostenido de las cuotas.
Balance necesario: Más trabajo, menor aprendizaje, mucha carencia
Según UNICEF Argentina, al plantear la realidad educativa de chicos y chicas en el contexto de pandemia, el 18% de adolescentes no cuenta con Internet en su hogar y el 37% no tiene computadora disponible para hacer trabajos escolares. En la Ciudad de Bs. Aires (CABA), de acuerdo a sus datos, entre un 10% y 12% de estudiantes tuvo nula o mala conexión con sus docentes en estos meses y se encuentra en un riesgo muy alto de abandonar la escolaridad. Esto implica un total de 48.000 a 58.000 estudiantes, si solo contamos la matrícula de 483.182 estudiantes del nivel primario y secundario en CABA. Muy lejos de los 6.500 pibes de los que habla Larreta.
Es la consecuencia de no garantizar siquiera una modalidad virtual impuesta por los gobiernos y las patronales, que lejos está de la “continuidad pedagógica” de la que hablan Trotta, los ministros provinciales y la burocracia Celeste de CTERA y de los gremios docentes de la CGT. La que significó gran sobrecarga a docentes de todos los niveles y una doble vía de expulsión de estudiantes, por la imposibilidad de conexión primero y por el abandono o deserción después.
Con motivo de las disputas y el posterior portazo de Adriana Puiggrós como viceministra de Trotta, había salido a la luz la crisis, ante la crítica de Nacho Levy de la Garganta Poderosa. Levy incluso tuvo varias reuniones con el presidente Fernández y hasta con parte de su gabinete. Pero en una divulgada publicación, Levy denunció que sin internet no se puede estudiar y señalaba que, cuando más se necesitaban acciones enérgicas y soluciones inmediatas en la emergencia sanitaria, cultural y educativa, se sub-ejecutaron las partidas presupuestarias, en lugar de aumentarlas.
Esto lo señalamos desde la izquierda porque el virus agudizó una desigualdad sistémica y expuso las consecuencias del vaciamiento educativo que lleva décadas. Si el artículo de Levy circuló masivamente fue porque puso letra, desde un sector afín a los Fernández y el PJ-Frente de Todos, a esa frustración de amplios sectores educativos -desde sindicales a los académicos- ligados al gobierno.
Levy denunció grandes ajustes presupuestarios, ocurridos “a la sombra de una feroz y ridícula interna entre Trotta y Puiggrós, el primero y la segunda de la cartera que debiera digitar el profundo destino de nuestro país, miles y miles de infancias en los barrios populares continúan a la espera de alguna respuesta certera que al menos intente titubear algún tipo de continuidad escolar, aquí donde no llega la conectividad. Aquí, donde falta invertir todavía el 50% del presupuesto para ‘Infraestructura y equipamiento’, el 53% para ‘formación tecnológica’ y el 67% del Plan Nacional de Educación Digital”.
Más allá de las expectativas de quienes anhelaban cambios frente al desastre macrista, haber incluido a Puiggrós junto a Trotta solo expresa la lógica peronista de negar la lucha de clases y de buscar contener las alas conservadoras junto a las reformistas. Las que siempre acaban impotentes y bancando otro gobierno del PJ que expresa más continuidad que cambio ante el macrismo.
Esto es así porque, según el punto de vista capitalista, la crisis educativa planetaria requiere descargarla con ajustes sobre docentes, estudiantes y los pueblos del mundo. Puiggrós, como parte del PJ-Frente de Todos, no va más allá de los marcos de un capitalismo que incluso, apenas si aspira a “humanizar”. La pandemia y la crisis sistémica que recorre el mundo desde el 2008 muestran que lo utópico es esa vía muerta reformista.
Rechazar el “protocolo” y disputar el sentido de la educación
La burocracia Celeste no ve contradicción en esto porque integra también el actual gobierno capitalista. El que difiere en modos y grados con Macri, pero que decide dar continuidad al paradigma de educación rentista capitalista, de ajuste, pago de la deuda externa y privatista que dicen cuestionar. Algo que indigna y nos convoca a luchar nacionalmente a quienes bregamos por una educación crítica, reflexiva, emancipadora, en definitiva socialista.
Por sobre el marketing y disputa electoralista que hay detrás del planteo de volver ya a las aulas, se impone impulsar una educación contra hegemónica del sector de clase dominante, una educación socialista para las transformaciones igualitarias que exige la humanidad. Para eso debemos rechazar el protocolo de vuelta al aula, con su “semáforo” o “indicador epidemiológico” sobre el de nivel de riesgo con tres opciones: alto, moderado o bajo. Para que gobernadores e intendentes definan cuándo avanzar en la vuelta “progresiva y escalonada” a las aulas.
Oponernos con fuerza y pronunciamientos de asambleas por escuela y distrito al planteo de habilitar actividades “no escolares” o “actividades educativas y culturales” que podrán hacerse en clubes u otros espacios, con el argumento de volver a vincular a estudiantes con más dificultades, al mejor estilo de Larreta y el PRO.
No hay docente que no quiera poder volver al aula, el lugar natural para interactuar y construir conocimiento con las infancias y adolescentes. Pero que no están dadas las condiciones, en este marco de pandemia. Ni en forma parcial y progresiva ni menos aún generalizada. Pero no solo deben darse las condiciones epidemiológicas, sino también resolver la crisis de infraestructura, bioseguridad, designación de personal, elementos de limpieza, de sanitización, etc., cuestionando la realidad de un protocolo impracticable y precarizador.
Porque incluso, si llegaran a bajar los contagios, hará falta designar docentes en parejas pedagógicas para acompañar las trayectorias de estudiantes que tuvieron dificultades. Para que la bimodalidad no implique más flexibilidad laboral y mayor sobrecarga y explotación. Igual con la designación de mayor personal de limpieza, porque deben estar desinfectando en forma permanente. Y como se vio en San Juan y en otras provincias, no cuentan con los elementos de limpieza y protección necesarios.
Debemos reclamar al gobierno de Trotta y los Fernández, así como a los gobernadores y a Larreta que primero garanticen la virtualidad a la totalidad de estudiantes, familias y docentes, antes de pensar en volver a ciertos grados de presencialidad. Rechazar y exigir a CTERA y los gremios que también lo hagan, para que se deseche y no implemente este proyecto. Ni los programas como el ATR bonaerense porque ir a ver a sus casas o llevar a niñes y jóvenes unas horas y días por semana a la escuela, no resuelven ni revierte la situación. Pero sí ponen en un innecesario y evitable riesgo a la vida y salud de estudiantes, familias, docentes y trabajadores de las escuelas.
Exigir a Trotta y los gobernadores que reabran las Paritarias. Por un salario inicial de $45.000 hasta alcanzar la canasta familiar y el acceso a los bienes culturales, con cláusula gatillo por la inflación real. Nombrar todos los cargos necesarios, pendientes y ya presupuestados para la cobertura de horas y cargos.
Por el inmediato aumento del Presupuesto Educativo al 10% del PBI para garantizar la provisión de recursos y dispositivos a estudiantes y docentes. Acceso libre y gratuito a Internet. La adecuación de un lugar adecuado en el hogar, los cambios que demande y el reconocimiento efectivo de otros gastos por implementar el teletrabajo. Además de un plan para mejorar las condiciones de trabajo, edilicias, becas, comedores. A partir del no pago de la deuda externa, la eliminación de subsidios a la Iglesia y la enseñanza privada, además de un fuerte impuesto permanente y progresivo a las riquezas capitalistas.
Para todo esto impulsamos un Congreso Pedagógico Nacional que debata y elabore una política educativa orientada a las necesidades del pueblo trabajador. Donde se convoquen asambleas por zonas, provincia y región, para tomar en nuestras manos las medidas ante la virtualidad, la precaria construcción de conocimientos y los requisitos materiales que los gobiernos deben garantizar. Además de decidir cómo salir de la cuarentena, junto a la opinión de profesionales de la salud comprometidos, democráticos, combativos, clasistas y de izquierda. Al servicio de transformar la escuela en un proyecto de mayorías.
Situación excepcional, convocatoria excepcional: 3º Congreso Pedagógico
Por eso planteamos poner en debate quién decide en la educación estatal. Si el G8, la UNESCO, la OCDE y el Banco Mundial junto a las patronales, iglesia, burocracia y gobiernos o la docencia y la comunidad. Y cómo se hace, si con encuestas como planteó el gobierno o con un Congreso Pedagógico Nacional como proponemos. O si reducimos todo a exigir comités de higiene y seguridad por escuela, como se limitan a plantear el PO, el PTS y parte de la Multicolor. O si debemos pedir volver al aula como plantea el MAS, coincidiendo con el gobierno y lo peor de la derecha macrista.
Ante afirmaciones del ministro Trotta sobre asumir la excepcionalidad del ciclo lectivo, se refuerza esta necesidad que venimos planteando: Ante tal situación excepcional, una convocatoria también excepcional, poniendo fecha al 3° Congreso Pedagógico Nacional de la historia del país. ¿La magnitud de la crisis no lo amerita, acaso? ¿No es la salida más democrática planteada hasta hoy? Allí daríamos batalla sobre el acompañamiento pedagógico actual, la combinación entre este 2020 y el 2021, cómo debe ser la promoción al próximo ciclo y también cómo y de qué manera retomar la presencialidad. Con propuestas programáticas y salidas socialistas para la transformación radical del sistema educativo argentino y su organización social, hacia otro modelo de país.
En Argentina, la clase capitalista convocó a dos Congresos Pedagógicos, el que sentó las bases de la Ley 1.420 y otro bajo el gobierno de Alfonsín, que terminó copado por la Iglesia y los sectores privatistas. Nuestra propuesta apunta a exigir un Congreso donde participemos, debatamos y decidamos quienes ponemos la educación en pie: docentes, estudiantes y familias. Para la democratización del vertical y autoritario gobierno educativo y cuestionar la enseñanza como adiestramiento en técnicas y habilidades útiles al modelo extractivista y exportador de materia prima sin valor agregado que rige hoy.
Queremos otra educación para una Argentina socialista. No formar mano de obra para la explotación capitalista, sino una juventud autónoma, rebelde y solidaria. Un Congreso Pedagógico donde plantear la necesidad de renacionalizar el sistema educativo, para terminar con la transferencia a las provincias, los millonarios subsidios y toda privatización educativa.
Para poner en pie un sistema único, nacional y estatal; gratuito, obligatorio, laico, científico; que forme en el pensamiento crítico, con perspectiva de género, que exprese la diversidad y defienda un proyecto eco-socialista. Desde Alternativa Docente y el MST llamamos a la docencia a rechazar este protocolo y su propuesta de vuelta a las aulas. Y a organizarse con nosotres para dar pelea por todos estos derechos.
Alternativa Docente, ANCLA
MST en el FIT Unidad