Andrea Ramírez: «es una injusticia que haya una salud para pobres y otra para los ricos»
Entrevistamos a Andrea Ramírez, del Hospital
Ramos Mejía y referente de ALE (Asociación de Licenciados/as en Enfermería)
¿Cómo están las condiciones laborales de la enfermería en la CABA?
No estamos bien. Arrastramos años de desinversión en lo público y la salud no está ajena a esa realidad. Por ejemplo, el presupuesto 2019 de la CABA aumentó más en materia de seguridad que de salud. Y lo mismo ocurre ahora; nunca somos prioridad. Larreta sacó en una noche la ley de concesión de los terrenos de la Costanera a sus amigos y nuestro pedido de pase a la Carrera lo cajonea desde hace años.
El Coronavirus hizo que Larreta cambie el discurso, y ahora parece que tenemos hospitales 5 estrellas. Pero la verdad es que tuvimos que luchar por cada barbijo. Por ejemplo, nosotros desde el MST hicimos los primeros amparos en abril para que nos entregaran los equipos de protección personal (EPP) completos. En ese entonces ni habían llegado a los hospitales los equipos, a pesar de que el virus ya había entrado al país y a la ciudad. Y tuvieron que someterse a la Justicia que nos dio la razón.
Ahora ese acceso a los EPP es desigual. En algunos hospitales llega todo y en otros no o son de mala calidad. Muchas compañeras tuvieron que ingeniárselas para hacerse máscaras de protección decentes o comprarlas, porque las que nos da Quirós son precarias.
¿Y las licencias?
Esto último fue un problema gravísimo. Hay muchas trabas para acceder a las licencias por ser grupos de riesgo para el COVID-19. Y también hay presiones de las direcciones de hospitales y centros de salud para que no nos tomemos las licencias que corresponden. Está el caso del compañero del Hospital Rivadavia que falleció por COVID-19 y era grupo de riesgo. Ni que hablar de que nos den licencias para las compañeras/os que son únicos cuidadores. Eso no existe y muchas compañeras tuvieron que dejar a sus niñas/os con las/os abuelos, poniendo en riesgo a toda la familia a los contagios.
Lo mismo ocurre con el tabicamien-to. Hubo mucha presión de las trabajadoras/es para que se haga, pero la verdad es que no nos lo permiten en todos lados y ahora amenazan con que tenemos que trabajar con la plantilla al 100 %, poniéndonos en peligro porque no tenemos espacio en los office y en las salas de atención.
¿Hacen muchas horas extras?
Obviamente. Como nuestro salario es miserable, arrancando desde 35 mil pesos, nos vemos obligadas a hacer los llamados módulos. Son una miseria total, nos pagan 250 pesos la hora. Y termina pasando que, para completar un salario digno, hay compas que viven en los hospitales. La Jornada es de 7 horas y de 6 horas en áreas críticas; y nosotros siempre luchamos por la Jornada de 6 horas para todas y todos con un salario digno, que las últimas mediciones de la canasta estiman que debería estar al menos en 70 mil pesos.
¿Y los dirigentes sindicales qué hacen?
Son traidores. Empezando por SUTECBA y UPCN. Dicen que representan a la Enfermería, pero están en contra de que conquistemos derechos. Fijate, SUTECBA no dice ni «mu» por el pase a la Carrera y busca la forma de convencer a la enfermería de que no es el momento o que no nos corresponde, o que nos perjudicaría. Y UPCN, hace la plancha y sabemos muy bien que firmó la paritaria del 7 % para las compañeras estatales y de hospitales nacionales como el Garrahan.
Además, tenemos a la Asociación de Médicos Municipales. Son un gremio pro patronal y corporativo, que pone a los ministros y directores. No representan a todo el equipo de salud (es un gremio solo de médicos) y sin embargo deciden por todo el equipo de salud. Una vergüenza. Por eso esta rebelión de enfermería es también contra toda la vieja dirigencia. Y desde ALE peleamos por construir una nueva dirección democrática y combativa para la enfermería y para articular con todo el equipo de salud.
¿Qué habría que hacer con la salud en la CABA?
Mirá, yo creo que en una situación de pandemia como la que vivimos, no puede ser que los recursos del sistema de salud no se multipliquen. Y encima que la mayoría de las camas de terapia intensiva las tengan los sanatorios privados. Es una injusticia que haya una salud para pobres y otra para los ricos. O para los que todavía pueden tener una obra social. Yo si fuera ministra le daría a toda la población la misma atención y calidad de salud.
Nacionalizaría todas las clínicas privadas y los laboratorios, para que los precios de los medicamentos bajen y se puedan brindar de forma gratuita. Y lo mismo haría con las obras sociales, que hoy son la caja chica de la burocracia sindical del PJ que les roba a los afiliados.
Esta pandemia demostró que no se puede vivir sin un sistema de salud público universal, gratuito y de calidad.
Veo que te animarías a ser ministra…
¿Por qué no? Cualquier trabajadora de la salud podría hacerlo mejor que este «grupo de élite» que solo buscan mantener los negocios de unos pocos.