Coronavirus en el mundo. ¿Segunda ola o peligro de tsunami?
Con casi 43 millones de infectados y más de 1.100.000 muertes, el mundo se enfrenta a la segunda ola con una mezcla de falso asombro y mucho cinismo por parte de los mandatarios de las principales potencias mundiales. EEUU encabeza todos los rankings de contagios y muertes. Pero es Europa donde la segunda ola de contagios está adquiriendo dimensiones de tsunami que amenaza la salud global. El capitalismo imperialista mundial en su afán de preservar las ganancias de las grandes corporaciones es el principal responsable de los desastrosos resultados obtenidos hasta el momento.
Escribe: Gerardo Uceda
Cuando los principales países europeos anunciaron que abrirían el turismo para no perder las inmensas ganancias del sector, advertimos sobre los graves riesgos para la gente. Ya promediando el verano, como era lógico esperar, los contagios empezaron a aumentar significativamente, sobre todo en España, Francia y Alemania. Sin embargo, la presión de las grandes corporaciones aeronáuticas y hoteleras pudo más y se optó por minimizar la situación. Para justificar su política de apertura económica y liberación del turismo, se tejieron todo tipo de teorías sin fundamento científico, comenzando con que probablemente en el verano no se producirían tantos contagios. A medida que aumentaban los casos, dijeron que la nueva ola estaba afectando a gente joven, lo que implicaba baja mortalidad: escasas internaciones en terapia intensiva, por lo que los sistemas de salud podrían soportarlo sin mayor estrés.
Terminado el verano, ninguno de esos pronósticos se está cumpliendo, la segunda ola viene adquiriendo proporciones de tsunami, con miles de muertos diarios en Europa y más de 1.000 en los EEUU. El cuadro se completa con la gravísima situación de toda Latinoamérica en donde los casos nunca bajaron como en el hemisferio norte, y existe el peligro que una segunda ola se monte sobre una curva en ascenso, debido a las mismas razones que en el norte: privilegiar la ganancia económica capitalista por sobre las vidas humanas.
Otra vez Europa
Las luces rojas se encendieron al promediar el verano, los casos subieron rápidamente en España y Alemania, más atrás quedó Italia. Como los casos se dieron en gente joven que se contagiaba en las playas, con escasos síntomas y poca gravedad, los gobernantes de todos los países aprovecharon para abrir, masivamente, prácticamente todas las actividades. Holanda, que no había sufrido demasiado a comienzos de año, fue la primera de esta segunda ola otoñal. Registra miles de nuevos casos diarios, muchos de los cuales son graves y requieren internación.
En menos de un mes la situación pegó un salto significativo. En los últimos días, Francia llega a cifras récord de más de 50.000 contagios, seguida por Inglaterra y España con más de 20.000. Pero lo que más preocupa es la gravedad de los casos, que lleva una ocupación de camas de terapia intensiva superior al 40% y mortalidad en aumento cuando se esperaba que, por la experiencia adquirida y los mejores tratamientos de sostén, esto no sucediera. Ante esto, y muy a pesar de los gobernantes, han tenido que decretar toques de queda en Francia e Inglaterra. España pasó a un «estado de alarma» por seis meses, para ver si logran bajar la curva.
Estados Unidos, mal ejemplo
A menos de un mes de las elecciones presidenciales, EEUU asistió a un nuevo repunte de casos con más de mil muertes diarias y curva ascendente en 21 estados. Así, el principal y más rico país del mundo, el que más recursos tecnológicos y farmacéuticos tiene, encabeza todas las estadísticas con casi 9 millones de infectados, 225 mil muertos y un desastroso índice de duplicación que hacen pronosticar que para fin de año podrían llegar a 400 mil. A esta crítica situación se llegó, sin dudas, por la criminal actitud negacionista de Trump que, aún hoy, insiste en que se trata de una «gripecita», cuando las muertes equivalen a 67 veces las de las torres gemelas o tres veces más que las de la Guerra del Vietnam.
América Latina puede colapsar
Hay tres hechos que hacen probable esta afirmación. En primer lugar, son latinoamericanos 4 de los 10 primeros países en cantidad de contagiados. En segundo lugar, por tratarse de países periféricos, sus sistemas sanitarios cuentan con muchísimos menos recursos que los de las grandes potencias. Y tercero que al no haberse producido en ellos una baja significativa de los contagios ni internaciones, el sistema sanitario se encuentra crónica y constantemente estresado desde hace más de seis meses. Por lo que se puede ir a un verdadero colapso sanitario en distintos países si, como todo hace suponer, los gobiernos de la región priorizan las ganancias en lugar de las vidas y dan mayor apertura al turismo y sus servicios.
Perspectivas de la pandemia
En los últimos meses ha mermado el falso optimismo inicial con respecto a las vacunas. Si bien hay más de 170 vacunas en estudio, son menos de una decena las que están en fase avanzada. Además, la mayoría coincide en que recién para principios de 2021 estarían las primeras disponibles y sólo hacia fines de año se contaría con la posibilidad de vacunar en forma masiva. Otros problemas adicionales con la vacunación es que la inmunidad lograda parece ser de sólo el 50% de los vacunados, por lo tanto, existe la posibilidad de necesitarse más de una dosis. También, pudiera darse que el virus sufra mutaciones como el de la gripe y haya que cambiar de vacunas periódicamente.
Por otra parte, no hay hasta hoy ningún tratamiento antiviral totalmente efectivo y, la administración de corticoides, melatonina y anticuerpos monoclonales está lejos de asegurar la cura de los pacientes. Las apuestas a que la «inmunización de rebaño» pudiera bajar la circulación viral y llevar a un descenso rápido de los contagios trajo muchas muertes en la primera oleada. Y tampoco se está verificando que ello suceda en esta segunda ola. Y entre los muchos problemas adicionales que se están descubriendo a diario, están las secuelas pulmonares o cardíacas en gente recuperada de la infección, cuyo pronóstico a largo plazo aún es desconocido. De modo que, la perspectiva más probable es debamos convivir con el coronavirus por más de un año, sin contar con sus secuelas, en una situación de franca desventaja, sin vacunas ni tratamientos disponibles en forma rápida.
Es el capitalismo
No entraremos ahora en la discusión sobre el modo de producción capitalista de alimentos y su avasallamiento de la naturaleza que seguramente fue la causa original de ésta y epidemias anteriores, para denunciar que es el capitalismo, el que con su afán de sostener las ganancias, profundizó la crisis económico-sanitaria actual a niveles históricos.
En el mundo existen cientos de miles de millones de dólares ociosos en la timba financiera y la mayoría de ese dinero se encuentra concentrado en unos pocos cientos de empresas multinacionales. En lugar de usar esos millones de la especulación en volcarlos a reforzar los sistemas de salud y dar ayuda económica universal a los millones que hoy están perdiendo el trabajo por las restricciones y cuarentenas, como sostuvimos desde el comienzo los socialistas del MST. Los gobiernos capitalistas de todo el mundo salieron a respaldar las ganancias de empresas, bancos y financieras, cuyos dueños y señores presionan para mantener funcionando su economía y así seguir acumulando ganancias a costa de millones de muertes. Es el mismo sistema que, hace años, dejó de financiar y suspendió todas las investigaciones que existían de este mismo corona-virus; que hubieran permitido, de haberlas continuado financiando, tener hoy una vacuna efectiva para el mismo. Es este sistema que se dispone ahora lucrar con las vacunas.