ATE: Apogeo y debacle de la Verde
La paritaria estatal nacional, cerrada por ATE junto a UPCN a espaldas de los estatales, es la expresión de un salto en la decadencia de la dirigencia verde. La integración al gobierno, su generación burocrática y su borrada absoluta de toda medida de lucha, consolidan la debacle de una conducción que surgió como la alternativa a la burocracia, pero nunca democratizó el sindicato y cada vez más se subordinó a proyectos políticos hegemonizados por variantes del PJ.
Escribe: Ingrid Urrutia, Delegada General de ATE/INCAA
En este artículo realizamos un recorrido histórico de ATE, uno de los sindicatos más antiguos, casi centenario, que cuenta con extensión nacional. Hoy tiene mayoría de mujeres en su base y concentra gran parte del activismo joven, pero ello no se refleja en su conducción. También reseñamos el recorrido de la corriente política hegemónica desde la vuelta a la democracia a su actual crisis y asimilación al gobierno de Fernández.
Nace el sindicato
La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) entró en escena en un momento de transición entre el antiguo gremialismo de resistencia, de tradición socialista, anarquista y comunista, y el desenvolvimiento de los aparatos sindicales, estructurados por rama industrial y relacionados legalmente con el Estado.
Se fundó el 15 de enero de 1925 en el Teatro Verdi por obreros de construcciones portuarias de la Isla Demarchi, mayoritariamente varones, del Ministerio de Obras Públicas, “componían esa masa societaria las categorías más bajas de los planteles estatales: herreros, carpinteros, mecánicos, torneros, peones de patio y fundición, electricistas, albañiles, pintores de los talleres, marineros y foguistas de las dragas.”(1)
El sindicato pasó de la resistencia y persecución en la década infame a ser cooptada por el gobierno de Perón. Los Congresos pasaron a hacerse en el Teatro Colón, el secretario general fue vicepresidente de la Cámara de Diputados de la Nación, hubo dirigentes gobernadores y también legisladores nacionales y provinciales. La integración al extremo, fue patrimonio de la mayoría de sindicatos de la CGT.
Orígenes de ANUSATE: resistiendo en dictadura
Mientras un sector importante de trabajadores y luchadores se iba decepcionando del tercer gobierno peronista, la conducción de ATE se alineaba con los sectores más reaccionarios del gobierno, colaborando con la Triple A y la dictadura tras el golpe genocida. El propio secretario general, Juan Roberto Horvath, fue vocero de la Junta Militar en Ginebra.
Desde 1976 a 1983, se consolidó contra esa dirección un núcleo duro dentro de la ATE que fundó la Agrupación Nacional Unidad y Solidaridad de la Asociación Trabajadores del Estado (ANUSATE) en 1977. Entre sus fundadores se encontraban los principales cuadros que construyeron la corriente político-sindical que conduciría el sindicato hasta nuestros días: Víctor de Gennaro, de militancia barrial ligado a la Iglesia y Germán Abdala, con militancia en la Juventud Peronista, entre otros dirigentes de entonces.
Durante la dictadura, los dirigentes de ANUSATE consolidaron su relación con la Iglesia Católica y organizaciones de derechos humanos como el Servicio Paz y Justicia en Argentina (SERPAJ).
La presión del ascenso democrático que comenzó en los últimos años de la dictadura los lleva a cuestionar el modelo de la vieja burocracia. Como señala el documento fundacional se rechaza el achique del Estado y se propone sacar al sindicato del inmovilismo, recuperar “el respeto por las bases, la democracia sindical y la militancia por un proyecto liberador”(2). Adoptan un discurso contrapuesto a la burocracia de la CGT, pero sin romper con la lógica del peronismo y la Iglesia, que siempre fue de colaboración de clases, marcando un límite histórico que hoy llega a su máxima expresión.
De 1984 a la actualidad
Impulsados por la revolución política que volteó a la dictadura, ANUSATE logra ganar el sindicato contra la Celeste y Blanca de Horvath en 1984. La lista Verde ANUSATE se planteó los siguientes objetivos: la recuperación de la democracia sindical contra la burocracia, la lucha por los derechos humanos, sostener el lineamiento sindical con la Comisión de los 25 y la CGT Brasil de Saúl Ubaldini, y defender una concepción de Estado nacionalista al servicio de los intereses populares. Germán Abdala, de los Talleres de Minería, como Secretario General de Capital y Víctor de Gennaro como Secretario General de ATE Nacional, encabezaron la nueva conducción. Desde allí, fueron parte del proceso de reconstrucción de la CGT.
Políticamente, luego de la derrota electoral del PJ ante Alfonsín, ANUSATE fue parte del llamado “peronismo renovador” junto a Chacho Álvarez. Germán Abdala fue electo diputado nacional en 1989 como parte de la lista justicialista de Carlos Menem.
La política neoliberal menemista fue un punto de inflexión en el justicialismo. Las leyes de indulto a los genocidas y la política privatista, de ajuste y endeudamiento externo se transformaron en catalizador de la ruptura del “grupo de los ocho”, que Abdala integró. La conducción verde de ATE, se orientó al proyecto de centroizquierda del Frepaso en el terreno político y a la fundación de la CTA como alternativa a la CGT. El Frepaso terminó sumado a la Alianza de Fernando De la Rúa, echada del gobierno con el Argentinazo en 2201.
A su vez, la traición de la burocracia sindical cegetista que acompañó las privatizaciones y despidos masivos, derivó en trasladar la ruptura al nivel sindical. La ANUSATE, junto a dirigentes de la CTERA construyeron el Congreso de los Trabajadores Argentinos en 1992, que devino en la fundación de la Central de Trabajadores Argentina (CTA) en 1996.
La diferenciación con la CGT se expresó en algunos cambios en el estatuto con el agrupamiento de trabajadores provinciales y municipales además de nacionales, se extendió el voto directo y secreto a todes les afiliades y se crearon las Juntas Internas en los sectores de trabajo, les delegades y cuerpos de delegades de sector.
Si bien “mandaba la asamblea” para resolver acciones directas, éstas deben ser aprobadas por los Consejos Directivos. El llamado a plenarios de delegades generales o asamblea extraordinaria de afiliades es potestad también de las conducciones. Es decir, aunque hubo cambios, la estructura piramidal y el poder de mando de los cuerpos orgánicos sin representación de minorías ni proporcionalidad es algo que se sostiene hasta nuestros días. La incorporación del cupo de género al estatuto llegó cuatro años después de sancionada la Ley de Cupo Sindical Femenino.
El Argentinazo le pasó por arriba
Al integrar el gobierno, la conducción de ATE levantó marchas y dio tregua a De La Rúa, abandonando a les estatales ante la rebaja salarial. De igual manera les docentes vieron levantar su histórica Carpa Blanca frente al Congreso para apoyar al nuevo gobierno.
La CTA dividía territorio con los gremios de la CGT, pero nunca disputó por conducciones democráticas. Impulsó el Frenapo (Frente nacional contra la Pobreza) junto a sectores empresariales, la centroizquierda y sectores oficialistas. El escándalo de la Ley Banelco (coimas a senadores) llevó a la renuncia de Chacho Álvarez y una vuelta a las calles obligada por la presión de sus bases. Pero cuando el estallido hizo peligrar al gobierno y al conjunto del régimen, operaron como freno de mano.
Cuando estalló el Argentinazo, la CTA se negó a convocar a Plaza de Mayo bajo el argumento de no favorecer a la derecha y recién convocaron a un paro general contra el estado de sitio al día siguiente, pero fue pura formalidad: el pueblo había derrotado la represión en la calle y el gobierno se iba en helicóptero.
En enero de 2002, el Frenapo se reunía con Duhalde y De Gennaro festejaba el encuentro y el diálogo. Pero la bronca y la decepción por abajo y en todos lados empezó a plantear la necesidad de cambiar el rumbo en la CTA y sus sindicatos, en ATE se dieron procesos de autoconvocatoria y reagrupamientos de oposición para pelear por salario y aguinaldos.
La resaca y una oportunidad perdida
En tiempos del kirchnerismo el gobierno logró cooptar corrientes de centroizquierda y que se reclamaban de izquierda y metió una cuña en la CTA, provocando su primera y contundente división. Ésta se materializó en las elecciones de la Central de 2010, en la que la Lista 1 de Micheli (que sostenía la autonomía de la Central) le ganó a la 10 de Yasky (integrado al Gobierno), pero este último no aceptó el resultado, dividiendo la Central en dos, formando la CTA de los Trabajadores, una de las patas sindicales del kirchnerismo.
Nuestra corriente sindical no fue neutral ante esta disputa. Teniendo planteada la lucha por defender la independencia de la Central ante el gobierno patronal, fuimos parte del frente de la Lista 1, como corriente independiente y planteando la necesidad de cambiar el modelo sindical, de democratizar la Central y postularla ante el conjunto del movimiento obrero, peleando por una nueva dirección democrática, autónoma y para la lucha. Lamentablemente, la Verde ANUSATE que tenía mayoría en esa conducción, no solo no avanzó en este sentido, sino que acentuó un curso burocrático, una feroz pelea por el aparato y profundizando su crisis terminando en una nueva división.
Todo este proceso de debacle, por supuesto, tuvo su correlato al interior de ATE que derivaría en las elecciones de 2015 en el enfrentamiento de la histórica Verde contra la Verde y Blanca, pionera de adosar ATE al PJ, uno de cuyos referentes es Daniel Catalano, hoy secretario de la seccional capital.
La existencia de un sector combativo que se organizaba para luchar pos 2001 lo reflejaron las Juntas Internas, que en la Capital se multiplicaron como también su recuperación en manos de listas de unidad con sectores y corrientes de la izquierda. Este proceso fue notorio en esa seccional y también en provincia de Buenos Aires.
Un final más que anunciado
Durante el macrismo primó la lucha por el aparato y la caja. La disputa mezquina de las Verdes impidió que se enfrentan los despidos masivos y la flexibilización laboral, la pérdida del 40% del poder adquisitivo paritaria tras paritaria, la naturalización del pago en cuotas, los descuentos por adherir al paro y demás ataques del gobierno macristas. Más allá de sus discursos combativos, ante cada hecho, las distintas verdes convocaban acciones contrapuestas y se boicoteaban mutuamente, debilitando y desmoralizando a les trabajadores.
El nuevo gobierno del PJ con Alberto Fernández logró lo que no pudo concretar el kirchnerismo: asimilar al conjunto de esta corriente al Estado, alineándolos en el Frente de Todos. Las consecuencias las vivimos hoy. La primera paritaria estatal con Fernández fue la peor desde el menemismo un 7% en 2020. Y este año, la conducción por primera vez firma junto a UPCN una paritaria, a la baja, que deja al 80% de los estatales nacionales debajo de la línea de pobreza y todo a espaldas de les trabajadores. Se han asimilado al gobierno patronal, integrándolo orgánicamente y efectivamente, se han pasado al otro lado del mostrador en contra de les trabajadores.
1. Calelo, O y Parcero D. Historia de ATE: Los pioneros, sus sueños y sus esperanzas. Buenos Aires. CTA Ediciones, 2008. Pp. 40.
2. Documento de fundación. Nazareth, diciembre de 1977.