Córdoba. Justicia por Luana, muerta porque la abusó Diego Concha

Escribe: Jeanette Cisneros

Este domingo 30 de enero, la familia de Luana Ludueña, a nueve días de su suicidio, convoca a una movilización en Pilar. Exigen justicia y que la fiscalía cambie la carátula a homicidio con motivo de abuso sexual con acceso carnal doblemente calificado. Y citan como antecedente el caso de Sathya, por el cual su progenitor fue sentenciado a prisión perpetua.

De la ilusión de ser bombera a la pesadilla de la violencia sexual

Luana era una joven de 26 años. Integraba el Cuerpo Activo de Bomberos Voluntarios de Pilar, era voluntaria en el centro vacunatorio instalado en el Orfeo y estudiaba Enfermería. Soñaba con pertenecer al Equipo Técnico de Acción ante Catástrofes (ETAC), creado en 2021, cuyo titular en ese entonces era Diego Concha, el Jefe de Defensa Civil y “héroe” favorito del periodismo adepto al gobierno cordobés. Concha le aseguró a Luana: “Quedate tranquila que estás adentro. Yo decido quién se suma”. Después le quiso regalar borcegos, ropa y guantes de la dependencia, buscando demostrar su poder, y quedaron en contacto.

El 14 de noviembre, día de las elecciones, Concha convoca a Luana para conversar sobre la ETAC, de la que había quedado excluida por un problema de salud. Ahí lleva adelante el abuso sexual. Con miedo, Luana durante un mes no hizo la denuncia. Al ser Concha su superior podía afectar su trabajo, aparte del prestigio y peso mediático del “héroe” provincial anti-incendios, con un rol clave en el Ministerio de Seguridad y muy cercano al gobernador.

Ante la denuncia, más violencia

Recién después de que Concha fue detenido por violencia de género hacia su ex esposa[1], Luana se animó a acercarse al Polo de la Mujer a pedir contención psicológica. La respuesta del gobierno ante las violencias ejercidas por Concha fue aceptar su renuncia, sin ninguna solidaridad con las víctimas.

En diciembre, Luana logró presentarse ante la justicia para llevar adelante la denuncia, que quedó a cargo de la fiscal Jorgelina Gómez, y decidió volver al voluntariado en el Orfeo. Pero el 10 de enero se encontró con Conti, otro integrante de la ETAC, que así como antes no le creyó a Luana el abuso ahora la retuvo a la fuerza en su auto y la intimidó por haber denunciado a su superior.

Luana denunció este hecho en Río Segundo y la investigación por amenazas está a cargo del fiscal Peralta Otonello, pero quedó aterrada después de ese apriete.

Fue femicidio: ¡perpetua para Concha!

Toda la vida Luana soñó con ser bombera. La posibilidad de entrar al ETAC era la concreción de su deseo. Ella sola había entrenado a su perro y logrado una homologación ministerial para utilizarlo en salvatajes. Pero denunciar al poder cuesta caro. Al señalar a Concha y por ende “enfrentarse” con sus amigos, familiares y gente de los cuerpos de bomberos de la provincia, su sueño se había vuelto una pesadilla.

El poder político y la justicia sostienen una historia de impunidad que también es femicidio. Los suicidios de víctimas de abuso, ante la inacción y abandono del Estado, existen desde hace mucho: ahora llevan nombres como Sathya y Luana. ¡Exigimos justicia por ellas, Ni una menos, el Estado es responsable!

Reclamamos presupuesto para la real aplicación de la ley anti-violencia, para que haya un acompañamiento integral e interdisciplinario a las víctimas, con profesionales con condiciones dignas de trabajo. Basta de precarizar a las compañeras del Polo de la Mujer. Y en cuanto a la justicia, exigimos los juicios por jurados populares y la elección de jueces y fiscales por votación popular y con mandato revocable.

Te invitamos a acompañar a la familia este domingo 30 por Luana y para ponerle fin a la impunidad.


[1] Por los cargos de agresión con arma, lesiones leves calificadas, amenazas calificadas por arma de fuego y coacción.