¿Enfrentar el ajuste y al FMI junto a Máximo Kirchner? Nuevo MAS: del sectarismo al oportunismo, sin escalas

El pacto con el Fondo cayó como un baldazo en amplios sectores, abriendo la posibilidad de un proceso de movilización contra el gobierno, el FMI y su ajuste. Pero el Nuevo MAS machaca con que eso será posible hacerlo junto a Máximo y la dirigencia K. ¿Otro clásico salto de sectarios a oportunistas, Non-Stop: Sin escalas…?

Escribe: Francisco Torres

El acuerdo del gobierno de los Fernández y el FMI generó rechazo en sectores amplios de la sociedad. Objetivamente plantea que se podría avanzar en una amplia y sostenida acción de lucha para enfrentarlo por el ajuste que esto implica. Así lo registran incluso encuestas interesadas de consultoras privadas.

Es que el anuncio de Alberto fue un mazazo contra el relato dirigido a sectores que influencia el kirchnerismo, donde se deslizaban críticas y hasta cuestionaban el pago de la deuda trucha que se fugaron Macri, sus amigos y banqueros.

Pero de ahí a sembrar expectativas y acusar de sectarismo a más de 200 organizaciones que no vemos posible o viable enfrentar al gobierno y el ajuste junto a Máximo Kirchner y la dirigencia K, como plantean Manuela Castañeira y el Nuevo MAS, es un despropósito.
Como en la película que protagonizan Liam Neeson y Julianne Moore, dieron un giro de 180°, desde el sectarismo al oportunismo “Non-Stop: Sin escalas”. Solo que, a diferencia del filme, sin ningún misterio ni acción.

Porque en su desvarío, a consecuencia del febril viraje oportunista, el Nuevo MAS trató de frenar la movilización del 8F hasta que se acordara con Máximo y la dirigencia K una imaginaria “marcha de masas”. Cuando está claro que no pasan del dicho y los intentos de salvar la ropa, sin mucho más.

¿Qué unidad en la acción está planteada?

Desde el MST y el Frente de Izquierda Unidad no nos confundimos y, al igual que las más de 200 organizaciones, resolvimos sostener la fecha del 8F para esta marcha. Tal como hicimos hace apenas dos meses, al marchar el 11D con toda la izquierda. Así pudimos volver a copar la Plaza de Mayo y otras plazas del país, recordando que un día antes, el pasado 10 de diciembre, dirigentes K habían marchado a la Plaza con críticas al FMI, pero para anteponerse a la de la izquierda, sin romper con el gobierno del que son parte.
Por eso se rechazó el intento de hundir la movilización del 8F, bajo la excusa de ir a ver a Máximo y la dirigencia K. No exageramos, así lo dijo de manera escandalosa el referente del Nuevo MAS que habló en Parque Lezama cuando se trataba de definir marchar el 8F: “Tenemos que hacer una comisión que vaya a proponer a todos los sectores filo kirchneristas que están en contra o molestos con el acuerdo, hacer una movilización común contra el acuerdo con el FMI. Hay que sumar. Y para eso necesitamos más tiempo…”.

¿Qué explica esta nueva patinada? En primer lugar, el Nuevo MAS se postuló para reventar la extraordinaria movilización del 8F como resultado de una peligrosa mezcla de impresionismo y oportunismo. Impresionismo porque se vuelven a marear ante la crisis y agitan una caracterización impresionista, equivocada: que con la “renuncia” de Máximo y las críticas o pataleos de otros funcionarios y diputados oficialistas, eso implica que estarían virando a izquierda, dispuestos a enfrentar al Fondo y romper con el gobierno que integran.

Nada más alejado de la realidad y más cercano a un oportunismo claudicante. Pero así lo dijo Manuela Castañeira, haciendo gala de una gran “apertura” para invitar “a toda la gente que no está de acuerdo con el ajuste, incluido a Máximo Kirchner que dijo que tiene un malestar y refleja sectores de su base, a que pasemos de las palabras a los hechos. Porque si no no salimos a frenar este ajuste, lo van a pagar los trabajadores. Entonces sí, que venga Máximo Kirchner, que venga Claudio Lozano, todos los sectores afines al kirchnerismo, sindicales y demás, que se opongan al ajuste, los invitamos a la calle” (C5N, Desafío 20.22).

Incluso dejó entrever la posibilidad de una “unidad” más allá: “Nunca es tarde. Tenemos un espacio totalmente abierto. Vale la pena la discusión, creo que hay que discutir una alternativa y el primer paso es el rechazo a este acuerdo…”, afirmó. El Nuevo MAS y Castañeira, ¿se ven discutiendo una alternativa política con quienes no sacan los pies del plato ni dan ese “primer paso” contra el acuerdo…?

¿Lavado de cara o unidad para movilizar?

Pese al rechazo mayoritario, Manuela insistió: “Máximo Kirchner hizo un gesto político. ¿Es solamente un gesto político? ¿Se cubre él? ¿No va a tener influencia? Bueno, no lo sé. Yo no estoy en la cabeza de él y no sé qué intenciones tiene” (Delta 90.3, 5/2). Pero así le lavan la cara a quien preside el mayor aparato político del país: el PJ Bonaerense, en férreo pacto con los barones del conurbano como puntal del plan de gobierno, más allá de los debates y matices.

Tampoco hace falta ser socióloga ni psicóloga para saberlo. Basta leer la carta de Máximo donde aclara que, ni se va del gobierno ni se aleja del bloque. Al contrario: “permaneceré dentro del bloque para facilitar la tarea del presidente y su entorno”, aclara Máximo. Cuando esa “tarea del presidente”, con Guzmán y todo el gobierno, no es otra que asegurar que el acuerdo pase…
Por eso y en segundo lugar, este derrape del Nuevo MAS se explica por su desconfianza en la fuerza y potencialidad de la movilización. Al minimizar lo que fue la gran acción del 11D, donde ya entonces logramos que un amplio sector de las bases K y del PJ vinieran a la marcha.

A esto le suman mezquindad política y su reiterado desdén hacia el Frente de Izquierda Unidad que, objetivamente fortalecidos tras las elecciones, nos ubicó como tercera fuerza en el país. Pero el N. MAS insiste en ningunear y cuestionar el rol del FIT Unidad como convocante y articulador de las principales acciones contra el FMI.

En tercer lugar, se trata de una postura contraria a lo que se necesita para ampliar la unidad en la acción. Porque lo primero es partir de una línea de intervención concreta que permita en principio convocar a las bases defraudadas, y a quienes rompen con el gobierno y el Frente de Todos. Desde ahí, insistir en llamar a ganar las calles en la más amplia unidad a los que están afuera o quienes estén dentro, a los que no se movilizan y a los que quieran, tanto sindicalistas como organizaciones sociales y sectores políticos, a que movilicen y rompan con este gobierno del FMI.

Lo otro no pasa de una equivocada especulación política, que solo contribuiría a alimentar falsas expectativas en los nuevos relatos K. Que necesitan evitar una mayor ruptura a izquierda y sembrar más confusión en sectores que pudieran confiar en el discurso tramposo de los sectores “críticos”.

Al FMI se lo frena con la movilización, no de palabra

Sobran pistas de que el tono “radical” en lo discursivo, está al servicio de no movilizar y sí contener a quienes ven con buenos ojos al Frente de Izquierda Unidad y la lucha contra el Fondo como alternativa.

La Cámpora supo difundir un spot cantando: “Esa deuda que nos dejaron, no la vamos a pagar”. Mientras que Máximo, en un homenaje a Néstor en Lanús, también agitó: “¿Alguien vio el préstamo del FMI en sus barrios, en sus escuelas, universidades, en hospitales? Nada, se esfumó, se dilapidó…”.

Pero nunca pasó de eso, de declaraciones, gestos, posturas. Necesitados de tono crítico para no seguir perdiendo base social, al ver que amplios sectores rompían hacia el Frente de Izquierda Unidad, cuyo desarrollo los inquieta. Si hasta Cristina decidió dedicar todo su discurso a la juventud de La Cámpora en la ex ESMA para atacar a la izquierda.
Un relato barnizado de tono anti FMI, pero para que el acuerdo avance. Aunque, como afirma la jerga peronista “la única verdad es la realidad”: el acuerdo llegó, es ajuste y mueren las palabras.

La tarea de la izquierda, activistas, luchadores es no dejarse atrapar en la madeja de contradicciones que necesita tejer la cúpula kirchnerista, mezclando relato y realidad para contener en los límites capitalistas del Frente de Todos.
La marcha del 8F le dio la espalda a esa “línea” que intentó colar el Nuevo MAS. La tarea es profundizar la unidad de la izquierda y los sectores clasistas, combativos y antiimperialistas para enfrentar en serio al gobierno del Fondo.