¿Escuela de contención, ajuste y FMI? Crisis educativa, lucha docente y congreso pedagógico

Al volver a las aulas, volvieron a saltar las carencias no resueltas para la “presencialidad segura” de la que hablan los gobiernos y sectores privatistas. Venden también el concepto de “nueva normalidad” para naturalizar una mayor precarización salarial, laboral, presupuestaria y pedagógica. ¿Qué transformaciones requiere la educación estatal? ¿Cómo y quienes las definen?

Escribe: Francisco Torres

Como si nada pasara en estos dos años y hubiesen resuelto todo, incluso la pandemia, quieren encubrir así sus responsabilidades. Pero solo agravarán la crisis que arrastra el sistema educativo en estas cuatro décadas, como reflejo de la decadencia del capitalismo semicolonial argentino.

Conflictos docentes en 13 provincias

Por eso hubo conflictos docentes en 13 provincias, con un común denominador: la seguidilla de paritarias ofreciendo salarios de pobreza, según la “letra chica” del acuerdo con el FMI. Y el tope salarial de Alberto y los gobernadores para achicar el “gasto público” y pagar la deuda macrista.

Esto fogoneó una jornada de lucha de los sectores combativos, multicolor y la FND (Federación Docente) para articular nacionalmente el conflicto, ante la entrega de la burocracia Celeste de CTERA y los gremios docentes de la CGT.
Con la convocatoria de distintos sectores, hubo medidas en Chubut, Santa Cruz, Misiones, Santa Fe, Río Negro, Jujuy, Chaco, Formosa, Entre Ríos, Salta, CABA, Provincia de Bs. Aires y San Juan. Luchas a las que buscamos dar continuidad en otra jornada de paro y movilización el 8M.

Además de sumar a la jornada nacional cuando se trate en el Congreso el acuerdo con el FMI y las movilizaciones por el 24 de marzo. Sin dejar de exigir a la Celeste de CTERA que unifique las luchas, con un paro nacional contra el FMI.

¿De qué nueva normalidad nos hablan?

La crisis educativa y social se agravó en pandemia. Venía del crack del 2008, pero dio un salto porque el capitalismo imperialista la descargó sobre los pueblos. Al priorizar a los laboratorios y los mega ricos, que incrementaron su riqueza en 200 mil millones de dólares, solo en Latinoamérica. Una crisis sistémica, que avanza en una mayor precariedad de la escuela estatal, de los derechos sociales de los pueblos, de la docencia y sus condiciones laborales, presupuestarias y pedagógicas.

Ante esto, la clase capitalista fue lanzando mantras o falsas conciencias para disputar apoyo social. Se agrupó detrás de consignas como “Abran las escuelas” o #ALasAulas. Y hoy con la nueva normalidad y la presencialidad segura y continua. Todo al servicio de reconstituir la actividad económica y social, recuperar la productividad, los servicios y hábitos de consumo para revertir una caída en la tasa de ganancia en un capitalismo en crisis.

Para esto apelan a la escuela como guardería o espacio de cuidado y “contención” de aquello que el capitalismo no contiene. Y en lo que llaman la pos pandemia, buscan “normalizar” ese rol de la educación en la sociedad capitalista: el de inculcar la asimilación y reproducción del orden social vigente, con su disciplinamiento, normas y contenidos útiles para la clase poseedora. Eso explica la constante tensión y crisis educativa, al tomar a la escuela como ámbito de construcción y asimilación de una ideología contraria a las necesidades de la clase trabajadora y el pueblo.

Si precarizan la enseñanza es porque esta burguesía dependiente y semicolonial, no necesita adiestrar masivamente en conocimientos y capacidades, sino en saberes mínimos, al servicio de una política laboral precarizante, con gran informalidad y bolsones de pobreza.

Un proyecto educativo que responde al modelo de país, al formar solo en ciertas técnicas, habilidades y saberes necesarios para el modelo extractivista, de monocultivo, exportador de materia prima sin casi valor agregado y de servicios, con trabajo precarizado. Para una juventud que no tendrá espacio social donde desarrollarse ni el supuesto “ascenso social”, en un país con 6 de cada 10 pibes pobres.

Si apelan al eslogan de “nueva normalidad” es como justificación ideológica de una mayor precariedad curricular, pedagógica y didáctica. Con diseños y contenidos que definen tecnócratas ajenos al aula, siguiendo las directrices de la OCDE y el Banco Mundial.
Esto se refleja en todas las áreas y niveles, al impulsar una reforma educativa que avanza en la conformación de la enseñanza solo por Áreas o Ciclos, recortando materias y conocimientos. También en los Institutos de Formación y profesorados, donde apelan a la verticalidad del sistema para excluir al claustro estudiantil de las decisiones.
Es que cada gobierno quiere definir programas, diseños curriculares y carreras cortas orientadas a las demandas de su mercado regional. Donde la enseñanza y la investigación estén condicionadas por la producción y uso del conocimiento por las empresas. Con una mayor ligazón escuela-empresa, en las pasantías que impulsa Larreta, pero también Kicillof y el ministro Perczyk. A la par que buscan naturalizar como formato educativo a la “bimodalidad” a usar en el terciario y las universidades.

Privastimo o escuela estatal como garantía del derecho social a la educación

Con aval de la Ley Federal y luego la Ley Filmus-Kirchner, avanzó la privatización educativa. Pero paradógicamente, la pandemia y crisis social generada, fueron un golpe al curso privatista. Muchos colegios o comercios educativos, regidos por la ganancia, cerraron al no cobrar las cuotas. En paralelo a un pasaje de la matrícula privada a la estatal, por la crisis.
Así emergió la escuela estatal como lo que es: la garantía del acceso al derecho social a la educación. Con la presencialidad plena querrán retomar esa “normalidad” privatista. También reforzar la disputa por mayores áreas del negocio educativo, la invasión de las corporaciones de la informática y la tecnología, la venta de evaluaciones estandarizadas.
Junto a la avanzada de las ONG, fundaciones o empresas en las escuelas y el festival de convenios que el macrismo promovió, pero el Frente de Todos no desmontó. Ante esto planteamos acabar con todo el rumbo privatista y eliminar con los multimillonarios subsidios públicos a la enseñanza privada y confesional para destinarlo a la estatal.

¿Educación como auxiliar de la producción o Congreso Pedagógico?

Con la vuelta a clases, la clase capitalista y sus representantes del Frente de Todos, de Juntos, Milei o Espert, buscan que la educación actúe como rueda de auxilio de la producción y renta capitalista. Con una escuela abierta como sea para garantizar a las familias la normalización de las relaciones de trabajo.

Pero la educación no es una mercancía transable, sino un derecho inalienable del pueblo trabajador, de sus infancias y jóvenes. Por eso rechazamos esta “nueva” normalidad y llamamos a disputar el sentido de la educación. A interpelar sobre quiénes y cómo deberíamos decidir las transformaciones de la educación estatal.
Si lo siguen resolviendo los gobiernos, las corporaciones, iglesias, sectores privatistas, el Banco Mundial y el FMI, luchemos por un espacio nacional, democrático y resolutivo con la convocatoria a un Congreso Pedagógico o Educativo Nacional. Donde las decisiones sobre los contenidos, la didáctica y pedagogía, que hacen a la educación una ciencia humanística, no las tomen los gobiernos.

Un Congreso con representantes electos democráticamente por la docencia, estudiantes y familias para democratizar el gobierno de la educación. Y levantar nuestros proyectos para hacer que los políticos ganen como una docente. Que todo funcionario político deba educar a sus hijos en escuelas públicas y atenderse él y su familia en hospital público. Con la evaluación social de las políticas educativas para una educación de calidad.
Por una educación emancipadora, luchamos por un sistema educativo que sea nacional, único y estatal. Además de obligatorio, gratuito científico y laico, democrático, feminista y ecosocialista. Que genere debates, intercambios y prácticas con las pedagogías críticas y socialista. Que forme en el pensamiento crítico, dialéctico, con visión humanística y aporte a otra sociedad, en clave socialista.