Frente de Todos. Giro conservador y ajuste comandado por Massa para… ¿frenar a la derecha?

Un relanzamiento del gobierno con gusto a establishment. Desde que Massa tomó el mando del superministerio de Economía, las malas noticias no paran. Tarifazos, recortes presupuestarios y paritarias a la baja, es el combo que va imponiendo el amigo de la embajada estadounidense. Sin embargo, desde el Frente de Todos promocionan el ajuste como el único antídoto para impedir el regreso de Juntos por el Cambio. ¿Se puede frenar el retorno de la derecha gobernando con su programa?

Escribe: Nicolás Zuttión

El presente político se compone por una realidad social que afecta a gran parte de la población. Indicadores de pobreza e indigencia ilustran la miseria que se asienta de forma permanente en el país. 6 de cada 10 niños son pobres, una muestra de que el gobierno del Frente de Todos no hizo lo que prometió. Y ahora profundiza el ajuste de la mano del superministro Sergio Massa. Además, la llegada del «debatido» Gabriel Rubinstein al equipo del tigrense no ha sido más que otro impulso a las políticas fondomoneta-ristas que, en el mismo día de su arribo al gobierno, trajo consigo un recorte en el gasto público de $210.000 millones. Típica receta de austeridad: salud, educación y vivienda vieron podar sus presupuestos atentando contra derechos sociales básicos.

El Consejo del Salario también discutió el lunes 22 de agosto llevar el Salario Mínimo, Vital y Móvil a $51.200 en septiembre, un monto que ni siquiera emparda la mitad de la canasta básica medida por el INDEC. Para sumar más datos: desde la llegada del dúo de los Fernández al gobierno, se continuó con una transferencia monumental de recursos: los trabajadores perdieron U$S70.000 millones de la torta de la riqueza producida, pasando el mismo monto a manos de los empresarios.

Pero, esconder tal presente, parece ser el deporte de todo el aparato que compone el Frente de Todos. Su desfalco a la promesa electoral esgrimida en 2019, busca ser ocultado con un argumento más de una vez reciclado: la ofensiva de la derecha.

¿No es lo mismo que la derecha?

Como afirmación y no a modo de pregunta, Eduardo Aliverti1 introdujo esa frase para titular su artículo publicado en Página 12 el pasado lunes. El editorialista, en un trabajo complejo de realizar, busca diferenciar el programa de Sergio Massa con el que podría aplicar un presunto gobierno de «derechas». Para tal motivo formuló preguntas como estas: «¿Qué aspecto profundamente diferencial separa lo que Massa intenta producir de lo que, en una coyuntura como ésta, haría un gobierno de derechas en lo económico-financiero?». A lo que se responde de la siguiente manera: «(…) diálogo y más diálogo con los protagonistas de las reservas monetarias para que, por favor, tiren un hueso. Pongámosle, eso sí, que en un gobierno de conservadurismo brutal no habría, ni apenas, pedidos de socorro: les darían cuanto exijan, como ya lo hicieron».

Un profesional de la salud diagnosticaría alguna disociación por parte del periodista para con la realidad. Pero como diagnóstico político podemos afirmar que Aliverti busca dar un barniz progresivo a un ajuste sin más. El mismo superminis-tro, que dice se comporta de forma diferente a la derecha, ya empezó a entregar todo:
· Canjeó parte de la deuda púbica en pesos con un nuevo bono dual. Nueva deuda que se actualizará por inflación o al tipo de cambio
· Juan José Bahillo, el nuevo secretario de Agricultura, confirmó el mejoramiento del «dólar soja».
· Con el recorte que anunciamos al principio de la nota se cumple la hoja de ruta que el FMI exige a su amigo sin piedad alguna.
En fin, lo que exigen los «poderes fácticos», el tigrense lo entrega. Diferencia con la derecha, ninguna.

«Desestabilización en curso»

Primero por el golpe remarcatorio, luego por la corrida cambiaria, ahora a caballo de la causa de Vialidad , más allá del proceso manipulado por la tramposa justicia burguesa. Cuando crece el cuestionamiento popular, la coalición peronista busca imponer un relato sobre una presunta desestabilización en curso contra un gobierno de carácter «popular».
Pero, ¿cuál es el carácter «popular» de este gobierno? Y, más aún, ¿quiénes buscan perpetrar tal golpe? La Cumbre de las Américas fue un evento que evidenció el rumbo que ha tomado el gobierno. No sólo Sergio Massa, sino también el alfil de CFK, Wado de Pedro, compartieron la cita con Horacio Rodríguez Larreta ante el embajador de Estados Unidos. Juntos, recibieron las palabras de un Mark Stanley que les solicitó más unidad para poder llevar a cabo el ajuste que exige el FMI.

Como si fuera poco, el nuevo ministro de Economía fue quien en su discurso declaró lo siguiente: «Sin paz social no hay estabilidad macro económica». Y también pidió por «un trabajo conjunto entre el Estado y los gobernantes, pero también los actores económicos y sociales de Argentina». Celestino Rodrigo, un nuevo sobrenombre que le cabría a Massa.
Por tanto, es falaz sostener que hay un «golpe» en curso, cuando los funcionarios del gobierno van a buscar la línea a los centros del círculo rojo y el imperialismo, como lo haría cualquier integrante de la coalición cambiemita.

Otra salida posible

Querer imponer el ajuste como única política posible, es hacerle el juego a la derecha. No sólo eso, sino que gobernar explícitamente con su programa. Alegar que tal comportamiento se da porque hay una relación de fuerzas desfavorable, poniendo en peligro derechos conquistados, refleja una adaptación al imperativo político del neoliberalismo.

Las luchas desatadas a finales de 2017 contra el macrismo, muestran la fuerza existente para proyectos audaces, que rompan con las reglas que el FMI le quiere imponer a este país.

Promover esta revisión de hechos concretos con el discurso oficial, busca invitar al debate a todos aquellos que depositaron algún tipo de expectativa en el gobierno actual. Desde el MST en el FIT-Unidad estamos convencidos que no se puede vencer a la derecha gobernado como ella lo hace. Por eso, para revertir el rumbo actual encabezado por Massa y el FMI, y apoyado por Alberto Fernández y CFK, llamamos a fortalecer un proyecto alternativo. Un proyecto de clase, anticapitalista y socialista que ponga como centro de su actividad resolver todas las necesidades sociales impostergables heredadas del macrismo y profundizadas por el FdT.