Ajuste, entrega y represión. Haciendo los deberes

Relaciones carnales. Cada vez más consustan-ciado en su rol de virrey del FMI, Sergio Massa volvió a viajar a EEUU para rendir examen ante el Fondo y recibir nuevas exigencias del organismo. Su presidenta Kristalina Georgieva anunció la aprobación de la segunda revisión del plan que viene ejecutando el ministro de economía. De esa manera se autorizó el desembolso de US$3800 millones de la nueva deuda contraída para pagar la estafa macrista convalidada por el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. El «Informe de país del FMI N° 22/322» del 7 de octubre da cuenta de los análisis, los riesgos y las exigencias del organismo para los próximos meses.

Elogios del ajuste. El documento elaborado por el staff del Fondo resalta que «el nuevo equipo económico dio pasos iniciales decisivos para comenzar a restaurar la estabilidad macroeconómica. Se han tomado fuertes anuncios y medidas en el frente fiscal para fortalecer los controles de gastos y reducir los atrasos; mejorar la focalización de los subsidios y la asistencia social; y contener la masa salarial, al extender el congelamiento de contrataciones a las empresas públicas.» Así felicitan el ajuste llevado adelante por Massa, que incluyó el recorte de $120 mil millones en partidas de educación, salud, discapa-cidad y obra pública apenas asumido. Un ajuste que continúa y puede apreciarse en el estudio de la consultora Analytica, que en base a datos oficiales estima que en las primeras dos semanas de octubre el gasto primario se redujo un 19,5% con respecto a septiembre y un 24,3% respecto a un año atrás, detallando además que entre los rubros que se recortaron se encuentran subsidios económicos que retrocedieron a ritmo de 58,6%, Asignaciones Familiares y la AUH con 55,3%, Bienes y Servicios (-43,4%) y Transferencias a provincias (-23,4%).

Un acuerdo atado con alambre. Sin embargo, el FMI alerta sobre la fragilidad de la economía argentina y los riesgos para cumplir el programa acordado. Entre ellos enumera la precariedad de las reservas, la alta inflación y la distorsión del mercado cambiario. En un contexto mundial atravesado por la guerra en Ucrania, un endurecimiento de las condiciones financieras mundiales más fuerte de lo previsto y un cambio repentino en los términos de intercambio, alerta sobre la posibilidad de un resurgimiento de las presiones del mercado. Además, señala que «la alta inflación persistente y el menor crecimiento podrían exacerbar el descontento social y debilitar el apoyo político al programa. Estos riesgos podrían aumentar antes de las elecciones presidenciales de octubre de 2023, en caso de que se intensifiquen las presiones sobre el gasto y los salarios.» El informe también muestra su preocupación por el grado que puedan alcanzar las diferencias dentro de la coalición gobernante.

Más ajuste. Para que Argentina pueda hacer frente al programa acordado, el Fondo exige un mayor endurecimiento de las políticas macroeconómicas. Entre ellas plantea una hoja de ruta para eliminar gradualmente los controles de divisas a fines de marzo y fines de junio de 2023 y así reducir o eliminar la brecha cambiaria (devaluación). Paralelamente reafirma la necesidad de seguir con el ajuste del gasto público para llegar al 1,9% del PBI en 2023, tal cual lo establece el presupuesto presentado por Massa en el parlamento. Para eso exige nuevas reducciones de subsidios (energía, transporte y agua) y de la asistencia social. Además, reclama avanzar en reformas estructurales, comenzando por la jubilatoria. En el apartado «pensiones» admite que durante 2023 el gasto en jubilaciones se reducirá en proporción al PBI gracias a la fórmula de indexación aprobada en 2019, sin embargo reconoce y aplaude que «se está realizando un estudio liderado por el Ministerio del Trabajo para identificar opciones de reforma para comenzar a fortalecer la equidad y la sostenibilidad financiera del sistema.» Más claro imposible.

Más entrega. Para aumentar los dólares de las reservas, el documento reclama promover legislación y regulaciones que permitan fomentar inversiones en las industrias de hidrocarburos, minería, agroindustria, automotriz, hidrógeno y biotecnología. Para eso advierte que hay que asegurar «un campo de juego equitativo» y minimizar «las cargas fiscales/regulatorias.» Exactamente lo que Massa prometió a las corporaciones norteamericanas en su gira anterior, poniendo en remate nuestros territorios. Al mismo tiempo el FMI plantea la necesidad de volver a financiarse en el mercado externo, para lo cual exige «mantener los esfuerzos de buena fe para llegar a un acuerdo con acreedores del Club de París en un calendario de reembolso de las obligaciones heredadas.» Es decir, más extractivismo y más endeudamiento son parte de la receta del Fondo que aplica el gobierno del FdT.

Más represión. El análisis del informe del Fondo no deja dudas ni sobre el ajuste que viene llevándose a cabo, ni sobre la hoja de ruta de más austeridad y entrega al imperialismo y sus corporaciones. En un contexto donde la inflación seguirá en niveles altísimos alimentando las ya enormes cifras de pobreza e indigencia, no es casual que uno de los pocos rubros que aumentan en el presupuesto sea el de seguridad. Es evidente (hasta el Fondo lo advierte) que semejante plan provocará rechazos y la respuesta oficial (si el chaleco de fuerza de la burocracia sindical no alcanzara) será el incremento de la represión. La represión en Río Negro y La Plata muestra la tendencia del gobierno y del conjunto de la burguesía.

La derecha llegó hace rato. Está claro que el gobierno viene llevando adelante el programa de la derecha. Las medidas anunciadas de un bono contra la indigencia o el programa de Precios Justos son un parche que más que un rumbo social intenta mantener la unidad de la coalición de gobierno. Este giro a la derecha del FdT explica en gran medida la radicalización de sectores de JxC y el incremento de sus disputas internas. La apropiación de su agenda económica y de parte de sus discursos reaccionarios por parte del gobierno los lleva a correrse aún más a la derecha para no perder espacio con los liberfachos. Todo el escenario político está corrido a la derecha. Sólo la izquierda plantea una alternativa en favor de la clase trabajadora y los sectores populares.

Hace falta ir a la izquierda. Las coincidencias entre las exigencias del FMI, los reclamos de la burguesía y las medidas del gobierno son prácticamente totales y reflejan un camino de entrega y sometimiento aún mayor al imperialismo. Al mismo tiempo significa que intentarán aumentar la explotación y precarización de la clase trabajadora. Frente a este panorama sólo la izquierda se planta con una propuesta alternativa: romper con el Fondo y ajustar a las corporaciones. Para defender los derechos del pueblo trabajador ante los ataques de la derecha oficialista y de la opositora que se plantea volver a gobernar es necesario fortalecer al MST y el Frente de Izquierda Unidad en la perspectiva de un cambio radical y de un gobierno del pueblo trabajador.