Peronismo de nadie y de todos. El Frente de Todos se ordena por el FMI
Pasó un nuevo 17 de octubre donde 4 actos fueron la postal de un frente de gobierno fracturado. Todos los oradores reflejaron una disputa palaciega, por más cargos, por más representación para cada una de las tribus peronistas que representan. Más allá de alguna crítica soslayada sobre la actualidad, no se puso sobre la mesa una estrategia que defienda la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. El horizonte sigue siendo el FMI, es hora de salir de esta crisis, pero por izquierda.
Escribe: Nicolás Zuttión
El «Día de la lealtad» fue una muestra de la crisis interna que atraviesa el frente de gobierno como subproducto de la crisis económica y social que detenta el país. Una situación al interior del Frente de Todos, que, si bien es una marca de nacimiento, todas las semanas tiene una nueva expresión. La multiplicidad de actos, más allá de los ejercicios de «demarcación» con alguna medida específica del gobierno, principalmente por el sector más ligado a la vicepresidenta y La Cámpora, se dio por la acalorada disputa para la conformación de las carteras ministeriales.
Tras los cambios en el gabinete que fueron introducidos por Alberto Fernández sin consultarle a sus socios, la llama interna volvió a prenderse. A tal punto que, algunos aliados del presidente como los burócratas de la CGT de Daer y Acuña se mostraron disconformes por la asunción de la menemista «Kelly» Olmos en el Ministerio de Trabajo.
Sin embargo, una definición atravesó todos los eventos del 17: la ruptura no es una opción. Discutir por la nueva distribución del loteo del Frente de Todos de cara a las elecciones del 2023 es lo permitido, romper no. Como tampoco traicionar el acuerdo firmado con el FMI en el parlamento. La correlación de fuerzas, pareciera, sólo existe para la disputa interna…
Los actos, la crisis y el adiós a las banderas
Sin ser invitado ni parte de las acciones convocadas por las variantes políticas, sindicales o piqueteras del peronismo, Alberto Fernández tuvo que montar su propio acto. La inauguración de una autopista, con la compañía de Sergio Massa y Axel Kicillof, fue todo el protagonismo de un presidente sin voz de mando.
A esa acción le siguieron:
. El acto de la cúpula de la CGT (sin Pablo Moyano), donde se lanzó la «Corriente Político Sindical Peronista»;
. El acto de los San Cayetano (Somos Barrios de Pie, la CCC y el Movimiento Evita), a excepción de Juan Grabois, donde se lanzó la candidatura a intendenta de La Matanza de Patricia «Colo» Cubría.
. Y la acción de Plaza de Mayo convocada por La Cámpora, donde también estuvieron Pablo Moyano, Hugo Yasky (CTA-T), «Cachorro» Godoy (CTA-A) y Sergio Palazzo.
El último de todos, el más convocante, reflejó una gimnasia imposible que lleva la marca de Massa y el FMI, con el apoyo cómplice de todos estos sectores. Pablo Moyano, una vez finalizado el acto, dijo: «es un acto de apoyo a nuestro gobierno, pero también con reclamos que tiene que ir resolviendo el Gobierno nacional». ¿Se reclaman a sí mismo? Este acto terminó, como los otros, reclamando más representación. Se fueron vitoreando para que Cristina Fernández de Kirchner, la segunda cabeza del gobierno (criticado) encabece la fórmula de 2023. Ante tanta disputa interna, sin romperse, parece que la hipótesis de eliminar las PASO se va esfumando y queda la competencia interna para que ordene la crisis interna.
Es hora de la izquierda
Las idas y vueltas que presentaron Máximo Kirchner y los popes de la CGT entre acto y acto, como venimos indicando, nada tiene que ver con las banderas históricas del peronismo: la independencia económica, la soberanía política y la justicia social.
Esa clave fue suplantada, la unidad fracturada se mantiene bajo una estrategia, no romper con lo establecido por el nuevo acuerdo que se firmó con el FMI para pagar la estafa macrista. Si hay lealtad, es al Fondo, la embajada de Estados Unidos y las corporaciones, más allá de alguna otra «crítica» que haya resonado por los atriles.
En este sentido, para que la economía no rinda exámenes con los burócratas de Washington cada tres meses, para que no sean los empresarios de IDEA los que definan los destinos políticos del país y para que no existan más trabajadores pobres traicionados por burócratas sindicales, es necesario postular otra propuesta estratégica.
Desde el MST en el FIT-Unidad, estamos convencidos de que es hora de fortalecer una izquierda que se postule y dispute por ser una opción de gobierno. Miles de votantes decepcionados con el Frente de Todos siguen esperando un cambio de las políticas aplicadas por Cambiemos. Esa tarea, hoy, sólo está en manos del FIT-U, única organización política capaz de levantar las históricas banderas señaladas, desde una perspectiva anticapitalista, socialista. A esta tarea, la de levantar esta opción para trabajadores privados y estatales, piqueteros y la juventud, es que los invitamos desde el MST.