ANSES, canje de bonos. Una estafa para trabajadores y jubilados
Con el verso de reordenar las cuentas, bajar la deuda pública y acumular reservas para bajar el dólar, Massa publicó dos decretos para pesificar la deuda de organismo públicos. Lo que significa sacarle U$S 4.000 millones a los jubilados y devolvérselos en pesos, un robo completo. En modo electoral los impresentables de JxC ahora critican, aunque pretenden profundizar el ataque a las jubilaciones.
Escribe: Gerardo Uceda
La Argentina como todo el mundo sabe, atraviesa una crisis económica monumental. El empobrecimiento de la población, la altísima inflación y el estancamiento económico a punto de convertirse en recesión se combinan y retroalimentan con la falta de reservas en dólares que no asegura cumplir los compromisos asumidos con el FMI, que contempla pagos crecientes de deuda éste y los próximos años. Encima la sequía que afectó fuertemente la producción de granos, hace prever una caída en las exportaciones cercana al 30%, con la consecuente disminución del ingreso de dólares a la reserva en los próximos meses.
En las últimas semanas la disparada de los dólares blue y financiero encendieron todas las alarmas en Economía. Aunque luego de la reunión de Alberto con Biden, el FMI «flexibilizara» las metas, la falta de dólares es un hecho que dejó al gobierno expuesto a las maniobras especulativas que recalentaban la plaza cambiaria y podían ponernos al borde del precipicio a pocos meses de una elección presidencial.
Ante este oscuro panorama, Massa y su equipo jamás tomarían una medida anticapitalista. Por el contrario optaron una vez más ajustar a los de abajo. Resolvieron echar mano de los bonos en dólares que poseen los organismos públicos para utilizarlos en los mercados financieros con el objetivo de contar con mayor liquidez en divisas norteamericanas y así bajar (dentro de lo posible) las cotizaciones de los dólares denominados financieros (CCL y MEP) para llevar «tranquilidad» a los mercados paralelos obteniendo también una baja del dólar blue. Siendo más concretos lo que busca es obtener cerca de U$S 4.000 millones de dólares, principalmente de la ANSeS (del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, FGS), lo que le permitiría según sus cuentas, llegar a las elecciones sin que se les incendie todo antes. Los jubilados pagan los platos rotos.
¿En qué consiste este canje?
El verso del gobierno es que los bonos en manos de los distintos organismos actúan en forma inconexa y que con este canje a manos del Estado se podrían reordenar las cuentas, bajar la deuda pública externa y sobre todo bajar la cotización del dólar. En el colmo del cinismo llegaron a decir que la ANSeS ganaría con este canje hasta U$S 2.000 millones! Y como garantía de ello han solicitado la auditoría de la UBA diciendo que, si la misma no confirma sus dichos, el canje no se haría. Sin embargo el gremio de los docentes e investigadores de económicas de la UBA (AGD) se negó a prestarse a esta auditoría trucha.
A modo de síntesis digamos que el FGS de los jubilados dispone de bonos pagaderos en dólares. Unos U$S 2.500 millones son en títulos bajo ley extranjera y unos U$S 11.500 bajo legislación local. Estos bonos en dólares, son el ahorro por el aporte de dinero que hacen los trabajaodres y que ingresan mes a mes a la ANSeS. Este FGS fue creado hace años ante el avance de los distintos gobiernos que siempre ante las crisis echaban mano del dinero de los jubilados desfinanciando paulatinamente la Caja, y que llamativamente fue votado en contra por los legisladores de JxC que hoy se rasgan las vestiduras en defensa del mismo. Y aunque el monto total del FGS y la proporción que representa en cantidad de meses que se pueden pagar con él, ha disminuido a lo largo de estos años, aún representa una garantía de cobro en caso de contingencias, para millones de jubilados. De este fondo el Gobierno de Alberto y Massa pretenden sacar bonos en dólares y dárselos a bancos como el Santander, Galicia, Macro y otros, a un precio vil cercano al 25% de su valor, para que los manejen a su antojo en el mercado de los dólares financieros, abriendo incluso la posibilidad de fuga de divisas. Y la ANSeS recibirá a cambio bonos en pesos, una verdadera estafa por dónde se la mire, en un país donde la única manera de salvarse de la inflación y la consecuente pérdida de valor del peso, es el dólar.
Estos títulos por U$S14.000 millones, que pasarán a manos de Nación, que de manera inmediata los sacará de la lista de la deuda externa mediante una maniobra contable, para así cumplir también con los objetivos fijados por el FMI: una estafa del gobierno del FdT a la que llama desendeudamiento directo. Según Nación, la ANSeS no debería perder ante la inflación, porque estarían atando los nuevos bonos en pesos a la inflación y la devaluación. Todas mentiras, como las del Duhalde que juró que el que depositó dólares recibiría dólares.
Más allá de todo el palabrerío oficialista, cuyos supuestos beneficios no lograron explicar ni Massa ni Kiciloff, el objetivo inmediato del gobierno es echar mano a los dólares de los jubilados para reforzar las reservas como le exige el FMI. E intentar contener el precio del dólar a través de volcar «dólares frescos» a través de los bancos en los mercados financieros del CCL y MEP hoy disparados, en un intento desesperado de llegar a las elecciones del octubre sin que el plan económico explote por los aires.
¿Cuál es el fondo de la cuestión?
La realidad es que desde hace años la burguesía y los gobiernos capitalistas en todas sus variantes a nivel mundial tienen como norte para paliar su crisis crónica de rentabilidad, ir por una reforma previsional global (también laboral). En los años noventa en pleno auge del neoliberalismo fueron por la privatización de las cajas jubilatorias, pero sus resultados fueron malos y en la mayoría de los países o no pudieron implementarla o fracasaron. En los últimos años con el aumento de la expectativa de vida (que subió más de 15 años promedio mundial en los últimos 60 años) los cañones están puestos en subir la edad jubilatoria, para tratar de llevar la explotación capitalista hasta el fin de la vida de los trabajadores. Francia con el intento de Macron de elevar en 2 años la edad jubilatoria es el ejemplo más rotundo de la actualidad, y enfrenta una durísima respuesta de millones de trabajadores en las calles.
En nuestro país el ajuste pasa principalmente por llevar los ingresos a niveles de miseria. Fue así con el veto de Cristina a la ley que en 2010 pretendía recomponer el 82% móvil, luego la fracasada reforma previsional de Macri en 2018 y más recientemente la baja de las jubilaciones y la liquidación de la movilidad salarial que impuso Alberto apenas asumió en 2019. Es decir, a la hora de ajustar a lo jubilados como al resto de los trabajadores y el pueblo, no existe grieta entre el FdT y JxC. Este Canje decretado por presidencia es una vuelta de tuerca más que agrega ahora el vaciamiento de la caja de los jubilados.
Una historia necesaria. Jubilación: de conquista a variable de ajuste
El derecho a la jubilación es parte de las conquistas obreras logradas con la lucha y que el capitalismo en crisis transforma en variable de ajuste
En el siglo XIX sólo podían jubilarse los militares y los jueces, poco tiempo después se agregaron los maestros. Fue recién en el 20/9/1904 que se crea la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones para los Empleados de la Administración del Estado. A partir de allí y hasta 1967 producto de las luchas, se fueron creando sucesivas cajas de pensiones por gremios (ferroviarios, bancarios, periodistas, comercio, etc.). En ese año se fusionaron en 3 (Privados, Públicos y Autónomos). Dos años después se reducirían a 2 (Empleados en relación de dependencia y Autónomos). En el año 1991 en pleno auge del neoliberalismo, bajo el gobierno de Menem se crea la ANSeS (Administración Nacional de Seguridad Social) y en 1994 se produce un tremendo avance sobre el viejo sistema de reparto solidario, para crearse un nuevo sistema denominado de «capitalización», más conocido por todos como el de las AFJPs, creadas, dirigidas y administradas por los grandes bancos y aseguradoras, que cobraban exorbitantes comisiones para administrar los millonarios fondos de los trabajadores. En paralelo se transfirieron varias cajas de jubilaciones provinciales a la Nación (Salta, Jujuy, San Juan y Mendoza son algunos ejemplos de esta transferencia).
Este sistema de capitalización empezó a hacer agua, más y más trabajadores que tenían sus fondos en la AFJPs se empezaron a jubilar y se desnudó la estafa que representaba, cuando los jubilados llegaban a cobrar menos de la mitad que en el sistema de reparto y varias AFJP entraban en quiebra.
Fue en 2007 cuando por ley se dejó la libre elección de los trabajadores al sistema de reparto (público-estatal) o de capitalización (privados). En 2008 se volvió a unificar el sistema en uno único, nuevamente estatal y de reparto. A pesar de lo complejo de su historia y las magras jubilaciones que se pagan en el país (no llegan a U$S 160), el argentino es uno de los más completos y de mayor cobertura en toda Latinoamérica. Sobre todo si se lo compara con otros sistemas privados como el chileno en donde sobre datos de 2020, el 80% de las pensiones no llegan a la mitad del salario mínimo del país, así hayan aportado 30-35 años (datos de la Fundación Sol)
A este sistema solidario, estatal y de reparto en1958 bajo el gobierno de Frondizi (quién había ganado las elecciones con el apoyo de los votos de Perón por entonces exiliado y proscripto) se le agrega la primera ley de movilidad de las prestaciones jubilatorias, conocida como la Ley del 82% móvil. Aunque por múltiples motivos (bajos salarios de los trabajadores, desfinanciamiento de la Caja por parte de gobiernos, informalidad laboral que supera el 40%, etc.) son muy pocos los trabajadores que se pueden jubilar con el 82% móvil (funcionarios judiciales y jueces, consulados, Conicet y Universidades y algunas cajas provinciales). El resto de los trabajadores reciben en la actualidad una suma muy inferior, incluso menor al 55% del sueldo en actividad, al punto tal que hoy más del 70% de los jubilados cobra la jubilación mínima que asciende a $ 60.124, que representa 1/3 de la canasta básica para jubilados de $ 166.000. Por eso la lucha por alcanzar el 82% móvil para todos es histórica y, curiosamente, fue Cristina quien en 2010 directamente vetó por decreto, un proyecto del Congreso que pretendía restablecerlo. El argumento de CFK fue que eso implicaría la quiebra del Estado porque no preveía el financiamiento, sin embargo tuvo que conceder una ley de movilidad jubilatoria con un sistema de actualización, que quiso tirar abajo Macri en 2018 junto a una reforma más global, pero fue derrotado en las jornadas de movilización frente al congreso del 14 y 18 de diciembre. Fue Alberto apenas asumido quién liquidó esta movilidad de las jubilaciones cuando por primera vez podría superar a la inflación, para sumergir nuevamente a los jubilados en la miseria.
Es que en realidad, como ya explicamos toda la burguesía está de acuerdo en liquidar los beneficios jubilatorios. Debaten en la forma de avanzar con el ajuste, una de ellas es aumentar la edad jubilatoria en 2-5 y hasta 10 años, aprovechando el aumento de la expectativa de vida alcanzado en las últimas décadas para más súper explotar a los trabajadores, en lugar de permitir que tengan mayor tiempo de descanso. Pero también implica otros ajustes mayores, como la privatización parcial o total del sistema que como hemos visto lleva a catástrofes como las de Chile. En JxC Larreta habla de reforma previsional para lograr equilibrio fiscal sin definirse, Macri directamente promueve volver al sistema de las fracasadas AFJPs. Además ambos pretenden la eliminación de los regímenes especiales de jubilación llevando a todas al mínimo. Para llegar al extremo de los libertarios de Javier Milei que con su «plan motosierra» piensan no sólo privatizar las jubilaciones, sino también cerrar el Banco Central y apropiarse del FGS de la ANSeS y dejar a millones de jubilados sin ningún tipo de asistencia.
Algunas propuestas
Como vemos, tanto el gobierno como la derecha en todas sus variables, se ordenan por los intereses de las corporaciones y consideran a la jubilación como un gasto innecesario que les reduce sus ganancias y por lo cual siempre tratan de evadirlas o contratar trabajadores informales o directamente hacer una reforma jubilatoria general. El ajuste a las jubilaciones es la única respuesta para la crisis del sistema que ellos proclaman. Ganancias para los empresarios y una caja para responder a las exigencias del Fondo.
Desde el MST en el FIT-Unidad tenemos una propuesta diametralmente opuesta, donde se priorice a los propios jubilados con haberes dignos que permitan el descanso y disfrute después de 30-40 años de trabajar bajo la explotación patronal o estatal. Decimos rotundamente que si la tecnología y la ciencia han logrado un aumento en la expectativa y calidad de vida, esto debe ser usado en beneficio de la humanidad y no en su contra como proponen ellos. Sostenemos que el sistema debe sostenerlo y garantizarlo el Estado y no los propios trabajadores con sus aportes, menos aún en un sistema privado.En algunos sectores se logró con la lucha reducir la edad jubilatoria, como algunos gremios docentes y CICOP en el sector salud de la Pcia. de Bs As.
Para que haya fondos suficientes hay que hacer lo contrario de lo que se viene haciendo. En primer lugar romper los lazos con el FMI y el acuerdo que firmó Alberto Fernández, que ademas de ajuste, establece en su dinámica una reforma antijubilatoria y laboral, que incluye el aumento de la edad jubilatoria planteada cínicamente como una «prolongación de la vida laboral», con una actualización o movilidad que devaluada ante la inflación. Mientras mantiene los privilegios de generales, obispos, jueces, diplomáticos y generales. Y establece un tope en los sueldos de estatales y privados. Además el FMI han pactado transformar las jubilaciones en un subsidio o bono jubilatorio que rechazamos de plano.
Nosotros sostenemos que la deuda es con los jubilados y el pueblo no con el FMI. Por eso nos oponemos al aumento de la edad jubilatoria, exigimos el 82% móvil y actualizado mensualmente para combatir la inflación. Por una jubilación mínima que cubra la canasta básica del jubilado (hoy de $ 166.000). No a la eliminación de los regímenes especiales como docentes, choferes, mineros, etc. Sí a la eliminación de todas las jubilaciones de privilegio. Estamos por una moratoria general real con jubilación automática de todos los mayores de 65/60 años, independientemente de los años de aporte que tengan (si no cuentan con aportes es por culpa de los empresarios que sostienen el trabajo informal y además todos aportamos con nuestros impuestos).
Los recursos deben salir del no pago de la deuda externa, del aumento de las contribuciones patronales y de una reforma tributaria e impositiva donde paguen impuestos progresivos las grandes empresas y fortunas. Por último para evitar que los gobiernos echen mano de los fondos de los jubilados para solventar gastos del Estado y pagar deuda, que devuelvan lo que le sacaron a los jubilados. Proponemos que la dirección de la ANSeS sea electa por los propios jubilados con capacidad de revocatoria inmediata de mandato en casos de incumplimiento de la función.