Entre China y el FMI. Plan económico contra el pueblo
La falta de reservas para afrontar los pagos de deuda es la causa de los frenéticos viajes al FMI y China. Buscan los dólares que le permitan «llegar» a diciembre. Pero cualquier dólar solo puede venir a cambio de mayor entrega y ajuste. Un país con 40% de pobreza y más de 100% de inflación preanuncia la derrota electoral del oficialismo y alimenta la perspectiva hacia un estallido social.
Escribe: Gerardo Uceda
La falta de reservas es de los problemas más graves de la economía argentina hoy. De los U$S 30.000 millones declarados, las reservas netas estarían en niveles negativos superiores a los -1.500 millones. Esta situación es crítica por donde se la mire, ni hablar en un año electoral como éste. Sin reservas la economía está a la merced de especuladores que generan corridas cambiarias recurrentes, subas del dólar blue y financieros. Sin reservas para intervenir en el mercado cambiario se generan tensiones alcistas y devaluatorias del dólar oficial que es el que mueve el grueso de la economía. Esto acelera la inflación, que ya supera el 100% y va rumbo al 140% o más. Le podríamos agregar que también se frena la economía productiva al trabarse importaciones industriales y encarecerlas, ya que el estado no provee los dólares necesarios para las mismas. Los empresarios trasladan estos mayores costos a los productos y se vuelve a espiralar la inflación.
Para el gobierno y el imperialismo el problema central es la incapacidad de afrontar los compromisos de deuda externa que en los próximos meses equivalen a U$S 81.000 millones. De esos, 22.486 son en dólares y la mayoría lo debemos al FMI (más de 12.500 por amortizaciones de capital y 2.100 sólo de intereses). Esta cifra completamente impagable (representa más del doble del ingreso total por el agro en un año récord como fue el 2022, y cinco veces más de lo que ingresó este año de sequía). Gran parte de este monto debería pagarse antes del fin del mandato de Alberto. Tamaña estafa encierra el acuerdo con el FMI en el que el Gobierno refrendó la deuda contraída por Macri con el apoyo de Cristina, más allá de que ahora la líder del espacio se trate de despegar diciendo que hay que revisarlo.
Del Fondo a China lo que viene es más ajuste
Para tratar de estabilizar la economía, el dólar y afrontar los pagos es que el Gobierno y su ministro-candidato vienen realizando un largo peregrinaje por EEUU y todos los centros del poder imperialista, para que intercedan ante el FMI. Resulta difícil contabilizar los viajes de Massa y distintos funcionarios para el desembolso de dólares que prevé el acuerdo y fortalecer. Pero tantos viajes no logran destrabar los 10.000 millones que pretenden. Esto es así porque el FMI no ve que se puedan cumplir con las metas y no quiere desembolsar más dólares a cambio de promesas. El imperialismo quiere fundamentalmente una devaluación del dólar y un mayor ajuste estructural. El gobierno con Alberto y Massa a la cabeza está en completo de acuerdo con ello sólo que sabe que en la situación actual del país, con inflación galopante, pobreza superior al 40%, etc eso sería como echar nafta al fuego y posiblemente ir derecho a un estallido superior al del 2001, justo cuando la debilidad de la coalición gobernante es extrema y a pocos meses de las elecciones de entrega de mando. El Fondo también sabe esto, pero presiona y especula porque no sabe quién continuará en economía luego de las elecciones. Por eso la indefinición del desembolso.
La urgencia por la profundidad de la crisis es tal que, argumentando la multilateralidad (que en el diccionario de Alberto significaría «entreguismo multilateral») se planeó primero un viaje del presidente a Rusia y China y luego se concretó este mes el viaje de toda la plana mayor del Ministerio de Economía, incluyendo al presidente del BCRA para intentar cerrar un acuerdo con China. Este acuerdo a la vuelta fue presentado como exitoso porque logró ampliar el swap, que en la actualidad es de U$S 5.000 millones, llevarlo a U$S 18.000 y así disponer de mayores herramientas de libre disponibilidad para intervenir en el mercado financiero y a la vez, al poder pagar las importaciones chinas (hoy superiores a las exportaciones argentinas hacia allá) en yuanes prestados y quedarnos con mayores reservas en dólares. También el acuerdo incluyó promesas de inversiones y el ingreso de Argentina a la «ruta de la seda», que no es más que un plan de neocolonización chino basado en inversiones en más de 140 países para disputar la hegemonía mundial a los EEUU. Finalmente le permitiría al país ingresas al NBD (el banco del grupo de los Brics). Ahora bien este acuerdo presentado como exitoso no lo es para la mayoría del pueblo, ya que significa mayor endeudamiento con un nuevo acreedor. China por su parte invierte en lo que a ellos les conviene, que es precisamente en extractivismo megaminero y energético (las principales empresas con las que nos reunimos son de este sector), también del manejo del agua y el transporte de energía (se negocia que se hagan cargo del segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner) y hasta sonó la instalación de un puerto chino en Tierra del Fuego que le sirve no sólo comercialmente a China sino fundamentalmente a nivel geopolítico en su disputa con EEUU, ya que sería el puerto más cercano a la Antártida y a la vez un paso bioceánico imprescindible de cara a futuras disputas o cierre del Canal de Panamá.
Hay otra salida y es por izquierda
Como vemos ya sea por el lado del FMI, al cual volvimos a estar atados desde el fraudulento préstamo de Macri, avalado por Alberto y todo el gobierno, o por el lado de China que, con su swap ampliado nos somete a nueva deuda a futuro, extractivismo y saqueo de recursos. Con la política entreguista del gobierno y de toda la «oposición» de derecha nos espera un mayor ajuste. Al igual que el FMI, quieren una devaluación para bajar los salarios en dólares, reforma previsional para aumentar la edad jubilatoria y precarizar las jubilaciones, reforma laboral para bajar los costos laborales empresariales y permitir los despidos sin indemnización, y van también por la eliminación de los planes sociales. Por el lado de China, nos facilitan divisas que a ellos les sobran a cambio de controlar con sus empresas sectores claves de nuestra economía como la extracción minera con litio a la cabeza, el agua y demás recursos naturales como gas, pesca, etc, sometiendo al país a un nuevo colonialismo del siglo XXI.
Lo que proponemos desde la izquierda es lo opuesto, es romper con al FMI y todos los imperialismos, dejando de pagar la deuda externa, con lo cual sobrarían los dólares para reactivar la economía, aumentar salarios y jubilaciones. También para fortalecer las reservas y estabilizar el dólar. Nacionalizar la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales e imponer medidas concretas de control de precios y aplicar la ley de abastecimiento para controlar la inflación. Cuarenta años de sometimiento de los distintos gobiernos en este último periodo democrático demuestran a las claras que por la vía de la entrega al imperialismo y sus socios lo único que recibimos los de abajo es más ajuste y cada vez más pobreza. Hay que romper con esa lógica e imponer un plan económico al servicio del pueblo y un gobierno de los que nunca gobernamos.