Bajo el signo de Milei. Perspectiva económica
A pesar de la derrota sufrida en Diputados, al caer la Ley Ómnibus, Milei y los suyos duplicaron la apuesta aplicando por decreto una serie de medidas que multiplican y aceleran el ajuste. Esto lo hacen cuando la inflación acumulada desde la asunción ya superó el 50% en 2 meses y la pobreza ya afecta a más del 57% de la población. Veamos algunas de las medidas motorizadas desde Economía.
Escribe: Gerardo Uceda
Cuando la Ley Ómnibus fue derrotada en las calles y no producto de la rosca entre Diputados del PJ, acuerdistas y oficialistas, dijimos que la movilización debía continuar hasta derrotar por completo al plan de ajuste del Gobierno, porque éste volvería a la carga más temprano que tarde para continuar con el brutal ajuste. No nos equivocamos.
Desde que asumió, quedó claro que Milei quiere que el costo de la crisis lo paguen los trabajadores y el pueblo no la “casta”. Así fue con su primer medida: la devaluación del peso que incrementó el valor del dólar oficial un 120%, aceleró la inflación a un 25% en diciembre y luego a un 20,6% en enero (con un acumulado del 50,7%), dejando un tendal de pobreza a lo largo y ancho del país, que la UCA acaba de publicar está en el 57,4% (27 millones). Pasó peor aún con la indigencia que trepó del 9,6% al 15% en enero de este año. La contracara es que los grandes exportadores agro-mineros, petroleros, etc. recibieron como regalo del cielo un incremento del 120% en sus facturaciones producto de la citada apreciación del dólar oficial. La liberación de los precios permitió que otros sectores formadores de precios como grandes cadenas de alimentos y supermercados también hicieran su agosto, con remarcaciones del 200% y hasta 300% en un año, y si no aumentan más es por la baja del consumo y que todavía no se traslada a precios los aumentos tarifarios previstos para los próximos 2 meses.
Aunque derrotada al Ley Ómnibus, el feroz ataque a los derechos laborales, jubilatorios y sociales continúa por parte del gobierno de Milei. Cada día nos despertamos con nuevos anuncios desde la Rosada, dando cuenta de todo tipo de recortes. Veamos los más importantes.
Las principales medidas del recorte
Sin pretender abarcar a todas ellas, digamos que en las últimas dos semanas y a través del vocero presidencial Adorni, todos los días la motosierra se enciende contra el pueblo.
Así fue como anunció la eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente, que giraba la nación a las provincias desde los 90 y que representa el 10-15% del sueldo de un docente. Con cara de piedra Adorni dijo que “no existe” y así dejó a las provincias en una situación crítica, muchas de ellas ya anunciaron que no podrán pagarlo, poniendo a toda la docencia del país en estado de alerta.
Días después anunció un recorte de las transferencias discrecionales y las automáticas a las provincias, lo que para algunas provincias como La Rioja, Buenos Aires o Chaco por ejemplo está cerca del 10% de los ingresos totales de las provincias. Con esto en teoría podría ahorrarse cerca de un punto del PBI (pero en los pasillos aseguran que si consigue un 0,5% Caputo se contentaría). Obviamente esto tendrá un impacto directo en frenar la obra pública de las provincias e incluso en los salarios de los trabajadores de los Estados provinciales. Por otra parte, como no tiene presupuesto aprobado 2024 y se maneja con el 2023, lo que por ley debe girar a las provincias se verá literalmente licuado por la inflación, ya que giraría nominalmente el mismo monto de hace un año atrás.
Otra, al eliminar el Fondo Compensador del Interior, que está destinado a subsidiar el transporte colectivo de pasajeros, el boleto en las provincias podría llegar hasta 1.500 pesos, cuando ya anunciaron que el subte pasaría de $125 a $574 en abril y $757 en julio. Podríamos seguir enumerando los aumentos que se vienen en la luz (150%) y en el gas (700%), siempre con la misma lógica de achique presupuestario para bajar el déficit, con el fin único de juntar dólares para pagar la deuda y sobrecumplir las metas con sus amos del FMI.
En los últimos días anunciaron la eliminación de los Fideicomisos Públicos o Fondos Fiduciarios (que representan fondos que pone el Tesoro con intermediación de la banca para que los administre y con destino o beneficiario, en general las provincias). En este caso el recorte va precedido del manido relato de ir contra los gastos o los negociados de “la política”, que tanta falta le hace a Milei dado el aumento de la bronca en el conjunto de la población al ir comprendiendo que sólo nosotros pagamos los costos. Milei anunció que los eliminará porque no son transparentes en el manejo de esos fondos (y en eso tiene razón), pero no anunció a cuántos de los 29 Fideicomisos Públicos que hay, dará de baja. Lo que sí es seguro que también redundará en paralización de obra pública, mayor desempleo, y recesión, al tener como único objetivo bajar el gasto y no ser reemplazado por ningún otro mecanismo de financiación que permita continuación de la obra o reactivación alguna.
Dolarización, la otra pata del relato
Milei se jacta de que con este brutal ajuste estaría logrando dos éxitos centrales. Uno evitar una hiperinflación de otro modo inevitable, de manera que nos traguemos que el 25% y 20,6% serían nada frente a la híper. Y dos, que con la devaluación/inflación ha logrado licuar deuda en pesos (a pesar de una monumental emisión realizada) y que esto le permitió a su vez que el BCRA comprara cerca de 7 mil millones de dólares. Según el presidente, como la base monetaria está alrededor de los 8,5 mil millones de dólares, estaría muy cerca de lograr tener los fondos necesarios para su promesa central de campaña que era la dolarización. Claro que esto no es real ya que se debe a la baja compra de dólares en estos meses, a que todavía existen asimetrías en los procesos de importaciones y exportaciones por el cambio de sistema, y todavía siguen sin desactivarse las Leliqs y otras letras. Tampoco entra en la cuenta del presidente que ya hundió, aún antes de dolarizar, a casi el 60% de los argentinos en la pobreza.
Derrotar el ajuste como única salida
Mientras desde el gobierno y los medios oficialistas hablan de que está bajando la inflación, que la recesión durará poco y que luego de unos meses de estancamiento para el tercer trimestre esperan un rebote de la economía, los pronósticos más serios dicen lo contrario. La perspectiva marcada por la CEPAL es que el 2024 cierre con -1% (es decir recesión/decrecimiento) siendo el único país en toda América Latina que estará en recesión este año. El propio FMI es más pesimista aún, estimando una caída del -2,8% (cuando antes había pronosticado un crecimiento del 2,8%), y recién prevé un crecimiento para 2025 del 5%. En el mismo sentido alerta la Came (Confederación de la mediana empresa) que la producción industrial cayó un 30% desde diciembre a fines de enero, lo que lógicamente se trasladará a suspensiones y despidos, precisamente en el sector que más empleo genera en el país.
Desde el MST en el FIT-Unidad, no defendemos ninguno de los negociados (como muchos de los Fideicomisos) que le dan letra al discurso anti-casta y corrupción de Milei. Ni queremos subsidiar a los sectores privilegiados como hizo el kirchnerismo. Pero somos categóricos en afirmar que la única salida en la actualidad es derrotar este plan íntegramente, que ha demostrado con creces que a la única “casta” que ajusta es a los trabajadores, jubilados, desocupados y conjunto del pueblo, en beneficio único del imperialismo y su deuda, de los sectores más concentrados de la burguesía y las grandes corporaciones. A ellos les transfirió y piensa seguir transfiriéndoles la totalidad del ajuste que sufrimos los de abajo, con cada vez más pobreza y recesión.
Necesitamos un plan opuesto, que empiece por no pagar la deuda externa, nacionalizar la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales y las maniobras aduaneras, una reforma tributaria donde paguen ingresos progresivos las grandes ganancias y fortunas y la especulación financiera. Con un estricto control de precios para evitar las subas leoninas que sufrimos en los últimos meses y sobre todo que empiece con un aumento inmediato de salarios, jubilaciones y planes para que cubran los $600.000 que hoy sale la canasta familiar y actualizados por la inflación. A lo que deberíamos sumar la nacionalización de la energía y servicios públicos para tener tarifas y transportes accesibles y destinar todos los recursos provenientes del no pago y los impuestos a los ricos en un verdadero plan de obras públicas y viviendas masivas que solucionen el problema de trabajo y vivienda de millones.