Una polémica necesaria. La reaparición de Cristina, documento en mano

Después de un prolongado silencio y con la publicación del documento “Argentina en su tercera crisis de deuda”, la expresidenta reapareció en escena. Balances de experiencias neoliberales, algunas afirmaciones correctas, pero… adhesión a un programa de reformas y el silencio sobre el aspecto antidemocrático y autoritario de este gobierno.

Escribe: Nicolás Zuttión

Precisamente cuando salga este número de Alternativa Socialista se cumplirán dos semanas del documento que publicó Cristina Fernández de Kirchner (CFK). Un material de tinte periodístico, con algunos balances históricos (parcialmente correctos), pero que esencialmente funciona como proclama política del fraccionado peronismo. Tomando como eje el análisis de las diferentes crisis de deuda, CFK habló en nombre de un régimen resquebrajado.

Omisiones intencionales

En su extenso material de más de 30 páginas la expresidenta relata los diferentes episodios históricos donde la deuda externa terminó desatando diferentes crisis. Entre ellos ubica el período alfonsinista que culmina con la hiperinflación y el pacto de Olivos; el menemismo, su desenlace con De la Rúa, el 2001 y Duhalde; la experiencia macrista y el gobierno de Alberto Fernández (del cual, a pesar de haber sido vicepresidenta, se muestra ajena).

Su descripción de los hechos y la explicación de cómo se desarrollaron algunas de las crisis mencionadas, según el documento, pueden ser compartidas. Pero para nada sus omisiones. CFK, en cada suceso, esconde el rol que el peronismo jugó para que se desarrollen estas crisis de deuda. Ni hablar de la identificación del menemismo como una corriente diferente al peronismo, cuando ella y su marido Néstor Kirchner, desde una provincia del sur, fueron alfiles del período privatista de los 90.

Tampoco explica las razones por las cuales apareció el macrismo y triunfó en 2015. No hay un balance de su último gobierno, que accedió a la Rosada con el 54% de los votos en 2011 y fue derrotado por Macri. Se esconden así, los últimos años de aquella gestión donde, desde 2014 a la fecha, para tomar un período histórico, se abrió camino a un ajuste sin pausa y el inicio de un ciclo devaluatorio por la faltante de dólares para cumplir con fondos buitres.

Y, lo que aún es peor, es el silencio estremecedor sobre el último gobierno. CFK piensa que todo se soluciona diciendo que las responsabilidades de mantener la “herencia macrista” recaen sobre quien tenía la birome y era el presidente: Alberto Fernández. Pero quien tenía el bastón de mando, ungió y llevó a Alberto a la presidencia con el sello del Frente de Todos fue justamente la autora del escrito al que aludimos. Hay responsabilidades y están marcadas a fuego por la historia.

Las crisis y la represión, un elemento ausente

Todos los sucesos pasados en donde se desarrollaron las crisis de deuda, lejos están, como dice la autora del documento, de ser una suerte de comportamiento natural de la historia. No es que la época cambió y Alfonsín “no pudo o no supo” detener la “híper”. Tampoco es que Menem no tuvo otra y obligadamente se adecuó a la hora dorada del neoliberalismo y las privatizaciones. Ellos, como los sucesivos gobiernos, fueron cómplices de una orientación capitalista a nivel mundial que, la mayoría de las veces, en nuestro país estuvo representada por el Fondo Monetario Internacional.

Cada consumación de estos hechos, terminaron con un nuevo saqueo que, para llevarlos adelante, necesitaron de salvajes represiones. Hoy, como bien indica CFK, estamos en la puerta de un nuevo robo de características monumentales por parte del gobierno de Milei. Sin embargo, en su extenso escrito, en ninguna parte hay alusión alguna a Patricia Bullrich, su protocolo represivo e inconstitucional ni de las jornadas frente a Congreso donde todo el aparato de las fuerzas reprimió con gases y balas a los manifestantes.
Por lo tanto, ¿CFK avala la represión? Sí, por supuesto. Porque su orientación es en defensa de las instituciones del régimen que conocemos, el mismo que genera las crisis que ella denuncia. También la experiencia concreta de su gobierno lo demuestra con diferentes episodios represivos y en el documento con la omisión aludida.

Sin cambios de fondo

La realidad es contradictoria, como la carta de CFK. En el documento aparece la siguiente apreciación: “hasta el momento, el nuevo gobierno sólo ha desplegado un feroz programa de ajuste que actúa como un verdadero plan de desestabilización y que no solo retroalimenta el espiral inflacionario colocando a la sociedad al borde del shock, sino que además provocará irremediablemente el aumento de la desocupación y la desesperación social en una suerte de caos planificado”. Un análisis correcto de plano, pero sin un llamado a los trabajadores y el pueblo a organizarse para enfrentar y derrotar el plan de Milei. Si todavía sectores tenían alguna expectativa en la reaparición de Cristina con una propuesta alternativa, lamentablemente se verán una vez más defraudados. No al llamado ni a la acción para derrotar el ajuste y las reformas reaccionarias ni menos una propuesta de cambio de modelo.Además, lo más resonante son los ejes vertebradores a partir de los que la expresidenta piensa la reorganización del país: reforma laboral, previsional y fiscal, como así también la vía libre para una serie de privatizaciones. Ese es el marco común desde el cual está dispuesta a hablar la dirigente de más peso del peronismo. Y como dijimos, uno no se adapta a la época, puede luchar contra las corrientes con un programa a favor de los intereses de los trabajadores y sectores populares.

La salida es por izquierda

De la polémica con el documento se desprende una conclusión. Es la clara necesidad de fortalecer una fuerza política que pelee por los intereses mencionados. Una fuerza que entienda que los problemas no devienen de malos funcionarios, incapaces, que no pudieron hacer otra cosa con la época que habitaron, sino que saque la conclusión de que la raíz de todos estos males es sistémica. El problema es el sistema social, el capitalismo en estos últimos 40 años ha demostrado lo limitada que es la democracia orientada a las necesidades de los empresariados y su libertad de hacer ganancias a costa del hambre de las mayorías sociales.

Ese proceso, habilita la búsqueda de nuevos horizontes políticos que, en este caso, en gran parte, por la decepción de los gobiernos tradicionales, desembocó en Milei como presidente.

Desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad, convocamos a miles de compañeras y compañeros a impulsar la tarea de construir y fortalecer una nueva alternativa anticapitalista y socialista. Justamente para enfrentar al actual derechista que está en el gobierno. Como así también planteamos al resto del frente que integramos, el Frente de Izquierda Unidad, dar un salto político para estar a la altura de las circunstancias en la que nos encontramos. Para convertirse en un polo de atracción de los miles que hoy salen a la calle dispuestos a enfrentar a Milei. Nuestras fuerzas están puestas al servicio de esta orientación e invitamos a todas y todos aquellos con quienes peleamos juntos en la calle, lugares de trabajo, de estudio y en los barrios populares, a que se sumen en esta tarea.