Ante el ajuste liberfacho Kicillof, ¿la alternativa opositora?
Transitamos los 100 días del gobierno liberfacho con su ajustazo superlativo para cumplir con el FMI y los ricachones. La burocracia peronista de la CGT y las CTA asegura la sobrevida del saqueo a los bolsillos populares, al ausentarse o negarse a unir las luchas. Otro ausente es el PJ; ni pisan la calle. En ese páramo opositor aparece Kicillof. Pero, ¿es alternativa a Milei o llegó la hora de un nuevo movimiento político con la izquierda?
Escribe: Francisco Torres
El PJ sigue sin reponerse de la derrota ante Milei ni de su responsabilidad por abrirle la puerta a este pérfido gobierno liberfacho. Cada vez queda más claro que, sin el desastre de Alberto, Massa, Cristina y el PJ, no era posible que ganaran dos ultraderechistas como Milei y Villarruel y que pasara algo nunca visto: que en un par de años estos personajes y únicos diputados en el Congreso saltaran a presidente y vice. Conservan cierto apoyo porque parte de la población se espanta de solo pensar en volver a caer en la estafa que significó el último gobierno para millones.
Iban a “volver para ser mejores”
Pero en realidad, del 54% de inflación que dejó Macri en 2019, el PJ entregó su gobierno con un 214% anual, siendo la mayor escalada de precios desde la hiperinflación en los 90. La pobreza también saltó del 35,5% en 2019 al 44,7% en 2023, con 6 de cada 10 pibes (62,9%) sin cubrir sus necesidades básicas.
Más las jubilaciones de miseria, la entrega de recursos, el extractivismo, licuar reservas, fuga de capitales y reconocer al FMI la estafa de la deuda para pagarla sin chistar. Eso y más hicieron. Fue el caldo de cultivo donde se cocinó este guiso indigesto que resultó Milei, el que apela a esa “herencia” para pedir sacrificios al pueblo, mientras enriquece a un puñado de capitalistas, al FMI y a la casta que lo rodea.
En ese contexto, los socialistas del MST nunca nos confundimos; dijimos que Massa y el libertario no eran lo mismo. Por eso no llamamos a votar en blanco y sí a votar contra Milei, sin dar ningún apoyo al candidato del PJ ni tampoco a “tragar sapos” como dijo Grabois con la progresía K, de las CTA, la CCC y referentes de DDHH alineados con aquel gobierno. Ya que alertamos que ajustarían también, más allá de diferencias en los ritmos y formas.
Eso explica que el PJ se ausente de la lucha callejera, centrando en los cabildeos parlamentarios o los pasillos de la justicia contra los siniestros DNU o la derrotada Ley Ómnibus con la que quieren volver. Se niegan a mover millones para ganar las calles y terminar de derrotar a esta ultraderecha como está planteado.
Por eso Cristina guardó silencio y, cuando “habló”, ratificó ese rumbo de no confrontación, planteó “discutir seriamente” un plan de reforma laboral, limitar el derecho de huelga como en educación y habilitar privatizaciones con el “modelo” YPF. Sin llamar a enterrar el protocolo anti protestas de Bullrich.
Es decir, darle sobrevida a este interregno libertario para que garantice el orden y “normalidad” burguesa de un capitalismo al que Cristina sigue defendiendo como el mejor sistema. Pese al hambre, las guerras, el saqueo y destrucción al que somete a la humanidad y el planeta.
La burocracia y el PJ, ausentes y con aplazo en la calle
La dirigencia del PJ especula con volver a ser gobierno y administrar la reconfiguración capitalista del país que resulte del plan Milei. Que tiene apoyo empresario, del FMI y el imperialismo. Lo hce con una línea que deja correr algunos paros sectoriales, marchas o protestas ante la bronca de la base obrera y popular, para intentar descomprimir esa caldera social y reforzar su capacidad de negociación ante Milei.
Una política que dilata el conflicto y desangra a los trabajadores, sectores medios y populares, con gobernadores del PJ que también ajustan, más allá de que Kicillof intente ser una voz discordante, al estar en cuestión el futuro del PJ como variante “opositora” y de alternancia en el régimen democrático burgués que administra este capitalismo semicolonial y decadente al que trajeron el país.
En esta disputa por quién encabece la reconstrucción del PJ, tanto nacional como provincial, hay más actores. Grabois insiste en no sacar los pies del plato, impulsando una imaginaria “comisión política” del PJ con Quintela, el gobernador riojano más preocupado hoy en capear la crisis provincial. Hasta Moreno que ni superó las PASO, se tira flores con Pichetto, excandidato a vice de Macri y operador histórico de los Kirchner. Esta derecha en la diáspora del PJ se plantea un “modelo capitalista, de aliento al trabajo y a la producción”. Es decir, más de lo mismo y peor.
Milei aprieta, Kicillof critica, pero aplica el ajuste
Yendo al gobernador bonaerense y más allá de su efusivo discurso, Kicillof ajusta y recorta a los comedores escolares y escuelas de jornada extendida; en infraestructura escolar y hospitalaria; en las prestaciones del IOMA (obra social) o la falta de insumos y medicamentos; así como en salarios de docentes, estatales y salud muy por detrás de la inflación.
Culpa de todo a Milei y dice no tener plata, pero el viernes 1° su gobierno pagó 360 millones dólares por intereses de la deuda. Al cambio oficial, esos casi $ 290.000 millones que Kicillof pagó a los bonistas buitres de la deuda, suman más que todo el presupuesto anual de 4 ministerios y 2 programas de salud. Equivalen a los presupuestos del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad; de Trabajo; Hábitat y Desarrollo Urbano, de las Mujeres, Géneros y Diversidad; más el Fondo Provincial de Salud y el Programa Materno Infantil.
Además, en septiembre vencen otros U$S 350 millones que Kicillof piensa “honrar”, cuando esa masa de recursos permitiría aumentar un 60% el presupuesto en salud, que nunca se recuperó. Por lo que persiste la crisis estructural que se evidenció ante el dengue.
A su vez, mientras con su ministro de Hacienda se jacta de que la Provincia aportó el 39,4% de las exportaciones del país por U$S 26.298 millones (casi 22 billones de pesos), que equivalen a tres años del presupuesto total de la Provincia concentrado en algunas corporaciones y empresarios, Kicillof apenas les pide un pago adelantado y por única vez de Ingresos Brutos. Un escándalo.
De igual forma mantiene intacta la concentración en manos de 1.300 familias de un tercio de las tierras bonaerenses, y recauda por el inmobiliario rural solo el 0.2% los impuestos provinciales. Por eso, junto al revalúo fiscal de tantas propiedades subvaluadas, urge revertir la matriz impositiva regresiva, donde grandes empresarios y oligarcas del campo impusieron un tope en la ley tributaria, con Juntos por el Cambio y el visto bueno del PJ.
En definitiva y más allá de los discursos, Kicillof no es la alternativa opositora que el pueblo trabajador necesita. Esa derrota del PJ frente a Milei expresa en parte una ruptura con ese partido de trabajadores, jóvenes y sectores sociales; en uno de los partidos clave del régimen democrático burgués de estas últimas ocho décadas, que apunta a obturar una alternativa política real para la clase trabajadora y el pueblo, revolucionaria, antiimperialista y anticapitalista.
Animarnos a cambiar y abonar a un nuevo movimiento político
Dejar avanzar al pretendido autócrata bajo el argumento de la “gobernabilidad” agudiza el sufrimiento social. Es la tesis a la que echa mano la burguesía para convencer de no luchar. Con dirigentes como Grabois que insisten en la vía muerta de “acumular” y “dar pelea desde adentro” del PJ. Solo al servicio de encorsetar la creciente ruptura de activistas y jóvenes que miran y empiezan a actuar con la izquierda.
Consecuentes entre el decir y el hacer, frente a ese páramo opositor a los liberfachos, logramos tallar en las calles desde el MST y el Frente de Izquierda Unidad. Con protagonismo junto al sindicalismo combativo, los movimientos sociales, asambleas barriales, la cultura y los DDHH, el movimiento socioambiental y la vital ola verde que se expresó este 8M.
Es momento de animarse a cambiar, postular algo nuevo con la izquierda y darle la espalda al PJ, responsable de que crezca como nunca esta ultraderecha. Abonemos a un nuevo movimiento político con quienes estamos en cada lucha, donde resulta palpable ese espacio para avanzar en la necesaria confluencia social, sindical y política para alcanzar las transformaciones de fondo, en perspectiva socialista, con amplia democracia de bases.