Ni un paso atrás: la universidad sigue en lucha

A pesar del intento de cerrar el conflicto por parte del CIN, las universidades seguimos sin tener una respuesta concreta a nuestros reclamos. Como contracara al nefasto comunicado de este organismo donde dice tener respuestas del gobierno nacional, la docencia universitaria y preuniversitaria va al paro este 4 y 5 de junio. Pero con esto no basta, el ataque es global y de fondo, nuestras estrategias y luchas también deben serlo.

Escribe: Sofía Cáceres Sforza, docente, investigadora del CONICET y secretaria general de SITRADU.

Como venimos planteando desde Alternativa Universitaria en el MST-FITU, la casta de las universidades, es decir, rectores radicales y peronistas, han utilizado la marcha federal como escudo de batalla de sus intereses de aparato. Así lo demuestra el reciente comunicado emitido por el CIN luego de su reunión con el gobierno nacional, donde afirman que el gobierno nacional ha comenzado a atender los reclamos de las universidades nacionales del país y que van a establecer una «comisión de monitoreo del salario docente y no docente», todo esto en el marco de arrogarse la masiva marcha del 23 de abril y de, en cierta forma, dejar afuera de la discusión salarial a la docencia.
A su vez, dejan afuera por completo la pelea estratégica y global contra el plan de Milei que no solo es más ajuste sino también la reestructuración del sistema universitario y científico-tecnológico. Más allá de alguna mención solo de carácter declarativo, es evidente que los rectores quieren cerrar de una vez el conflicto universitario.

La propuesta de «monitorear» todos los reclamos que la docencia y el movimiento estudiantil viene realizando no es más que un intento de clausurar la lucha y no mover un dedo por el reclamo de salarios, becas, comedores, infraestructura y el CONICET. No es de esperarse otra cosa de las mismas gestiones que al mismo tiempo que afirman «su compromiso con la universidad pública de excelencia» aplican el ajuste en sus universidades y desde el año pasado impulsan los 7 puntos del CIN que no son más que una profundización de la flexibilización laboral y la mercantilización de la educación superior.

Se veía venir

Desde nuestra corriente alertamos desde el inicio de este proceso de lucha, que dio lugar a la marcha federal universitaria, que este frente único que nucleaba a federaciones docentes, no docentes y estudiantiles y al CIN era muy contradictorio y que por eso era clave organizarse desde bajo. Ha llegado la hora, entonces, de avanzar en ese sentido. No solo porque el CIN ya, de hecho, ha abandonado el reclamo global por la universidad, sino porque además el propio frente sindical ha comenzado a dar muestras de un quiebre interno donde los sectores que históricamente han respondido a las gestiones y los gobiernos, como FEDUN o FATUN, dudan o directamente se niegan, a continuar el plan de lucha.

Esto se hará evidente el próximo 4 y 5 de junio, un paro de 48 horas acordado por este frente pero que ya comienza a tener sus primeras «bajas» y que se convoca en el marco de la constante insuficiencia de las «ofertas» salariales que el gobierno continúa dando unilateralmente y de la falta de respuesta concreta a todos los reclamos que la docencia viene acumulando. Como Multicolor en la CONADU Histórica tenemos la tarea de retomar la iniciativa política, estamos a un paso de que el plan de lucha comience a languidecer con las excusas de siempre: que las otras federaciones no acuerdan, que solos no podemos, que el CIN ha arreglado por su cuenta y nos ha dejado en soledad. Todas cuestiones que se han venido planteando y que han sido punta de lanza para desmovilizar en años anteriores. No podemos dejar que la historia se repita otra vez, siempre como tragedia.

Por eso tenemos que plantear retomar las riendas del conflicto, junto al movimiento estudiantil combativo de todo el país y los investigadores de base y los becarios precarizados, para poner en pie un Encuentro nacional interclaustros de todo el sistema universitario y de CONICET, para pelear por todo lo que falta, con asambleas interclaustros, en los lugares de trabajo, en cada espacio de la universidad pública y CONICET. Hemos probado que fuerza, sobra. Pero lo que falta es una orientación, un verdadero polo consecuente para enfrentar a Milei hasta el final.

Las libertades que nos faltan

En este punto también tenemos que reafirmar algo central, y es que no nos movilizamos contra Milei para defender la universidad que ya había, nos movilizamos para cambiar lo que haga falta cambiar. Desde Alternativa Universitaria en el MST-FITU no creemos que el sistema universitario como existe sea el ideal, muy por el contrario, creemos que necesitamos cambiarlo de raíz, con un presupuesto real que toda la comunidad universitaria pueda discutir a dónde dirigir y no las camarillas que llegan a los órganos de cogobierno, en soledad y haciendo primar solo sus intereses mezquinos.

Queremos una verdadera democratización de la universidad, con mayoría estudiantil, con elecciones directas, con claustros únicos, con asambleas constantes para definir su orientación. Con residencias estudiantiles que combatan la especulación inmobiliaria de los sectores concentrados, con becas que les permitan a nuestros estudiantes estudiar, y no tener que decidir si cursan una sola materia por año para poder trabajar y subsistir, así como comedores con presupuesto y boleto para estudiantes y trabajadores. Pero también, necesitamos más que nunca discutir el vínculo entre el sistema universitario y científico y la matriz productiva del país Más que nunca, con la Ley bases, el DNU y el paquete fiscal, con la entrega de nuestros recursos, el Rigi, las reformas estructurales, la flexibilización laboral del sector privado y público, las denuncias persecutorias, los allanamientos injustificados, necesitamos una Universidad y una ciencia que se pongan al servicio de las mayorías sociales. Que en vez de apalancar carreras y posgrados orientados al extractivismo, al capitalismo barbárico y voraz, elaboren y sean instrumento del cambio social, productivo y político que necesitamos los trabajadores, sectores populares y territorios agredidos por el sistema. No es tarea fácil, pero ningún cambio que valga la pena lo ha sido.