Reestatizar con control social Luz y gas: tarifazos que multiplican la pobreza
Junio viene con nuevos tarifazos, de los que sobresalen la luz y el gas. Mientras los salarios corren por detrás de la inflación, el gobierno autorizó aumentos de luz y gas que van desde el 80% al 604%. Son el resultado de la quita de subsidios a las empresas bajo el ajuste de Milei. El verso del gobierno es que están sincerando las tarifas atrasadas y que subsidiarán a las personas. El resultado será la generación de mayor pobreza.
Escribe: Gerardo Uceda
Luego de la postergación de abril y mayo en busca de dibujar la inflación en un dígito, el gobierno se decidió a aplicar una serie de aumentos para junio que impactarán ferozmente en el bolsillo de la gente.
Primero fueron los combustibles, que aumentaron entre el 3,4% y el 11% en el caso del gasoil. La justificación: que las petroleras deben recuperar márgenes de ganancia. Luego vino la decisión de la Cámara, contra el fallo de la Jueza Libertatori, de autorizar el aumento del Subte que lo lleva de $125 a $574 y a $650 y a $757 en agosto. Con el argumento de que éste sería el valor de la tarifa sin subsidios. También habrá aumentos en los alquileres, las prepagas, cable y telefonía celular en estos casos producto de la desregulación de la economía según la norma del liberfacho.
Pero ninguno de ellos se compara en monto e impacto social con los tarifazos que vendrán en la luz y el gas. Así como que las tarifas peguen tremendo salto es un objetivo del gobierno, a Milei le preocupa también el impacto en la medición de la inflación de junio, ya que tiraría abajo el único “logro” que Milei puede mostrar luego de 6 meses de gobierno: haber bajado la inflación a un dígito (8,8 en abril y un poco menos en mayo) producto de la masiva caída del consumo y la recesión.
Los aumentos en números concretos
Si hablamos de la luz en la provincia de Bs. As., el propio subsecretario de Energía de la Provincia dijo que el aumento será de hasta el 80% y en caso del gas puede llegar hasta el 604%. Ahora bien, la quita de subsidios no impacta en todos los sectores sociales en la misma proporción, debido a que hasta ahora, lo sectores de menores ingresos declarados tenían una tarifa más subsidiada.
Las tarifas están diferenciadas en niveles de ingresos N1 (altos) N2 (bajos) y N3 medios. Al quitarles los subsidios entonces, el impacto es muchísimo mayor en los sectores de bajos ingresos (N2) donde el aumento es sideral. Por ejemplo, hasta mayo por 150 kWh por mes una familia humilde pagaba $9.186 y con el aumento pasará a pagar $14.675, es decir, casi el 80% de aumento. Mientras que para los sectores de ingresos medios y altos las subas serán algo menores, pero partiendo de una base más alta por los mismos 150 kWh/mes.
En el caso del gas la cosa es aún peor, ya que nuevamente el sector N2 de bajos ingresos, será el más impactado. Siempre hablando de la provincia de Bs. As. (donde vive el 40% de los argentinos) una familia humilde pasará de pagar $4.896 a pagar $39.661 o
$49.000 (es decir, un 604% de aumento) si es de Metrogas, cuando un plan Potenciar trabajo cobró en junio $78.000. Mientras que los usuarios de ingresos medios N3 tendrán una suba del 367% y los N1 (altos) un 299%, es decir, nadie se escapa de la guadaña del recorte del gasto.
Lo peor de todo, es que el gobierno ya explicó que, estos aumentos sólo corresponden a la eliminación de subsidios en lo que se denomina el primer segmento de la energía, es decir el de la generación, y seguirá postergando los otros dos segmentos para los próximos meses. De manera que estos no serán los últimos aumentos que tendremos que soportar, ni mucho menos.
Con diferencias en el análisis de los datos, todas las consultoras, incluida “Chequeado” coinciden en la magnitud enorme de los tarifazos y que los mismos tienen como principal perjudicado a los más pobres, como sucede con la totalidad del ajuste que lleva adelante Milei y los suyos.
Encima como dijimos, éste de junio no será el último aumento, el gobierno aplicará una indexación periódica de las tarifas de agua, luz y gas con un combinado de inflación, los precios mayoristas y los aumentos de salarios.
Los falsos argumentos del gobierno
Para justificar los recortes de los subsidios que el gobierno quiere utilizar para pagarle la deuda externa al FMI y otros usureros internacionales, el gobierno y sus voceros acuden a todo tipo de argumentaciones, algunas con ciertos elementos de realidad y la mayoría directamente falsas.
Una primera cuestión que utiliza es que las tarifas estaban atrasadas o pisadas y que no reflejaban el costo real del servicio. Lo cual es muy discutible, ya que ninguna de las empresas mostró en forma transparente y pública cuál es el verdadero valor de las tarifas. Lo que sí se sabe en términos fácticos es que con estos aumentos, según un estudio de la UADE, pagaremos la tarifa eléctrica más cara de los últimos 30 años. Lo cual ha generado todo tipo de reacción de los vecinos como los de Pinamar, que salieron en masiva protesta por tarifas de hasta 1 millón de pesos.
Otro argumento de una verdad a medias es que antes se subsidiaba a los ricos de Puerto Madero, lo cual es una verdad muy a medias, ya que, si bien el diseño del esquema subsidiario por parte del gobierno pejotista era un desastre, la totalidad del monto de los subsidios era recibido por las empresas de servicios, en su amplia mayoría privatizadas. Y que lo que percibían les permitía acumular ganancias exorbitantes que están reflejadas en sus balances anuales públicos y que nunca invirtieron un peso en obras de infraestructura a largo plazo, lo que llevó sistemáticamente a cortes del servicio de luz en los veranos o roturas de caños de agua en las ciudades de todo el país, etc.
También los miembros del gobierno utilizan como una muletilla que las empresas deben recuperar la rentabilidad perdida. Argumento falaz por dónde se lo mire ya que, como dijimos sus balances nunca fueron en rojo, sino todo lo contrario y nunca presentaron una justificación seria y consistente del costo de la prestación de servicios. El ejemplo palmario es el del Subte elevaron el costo del boleto de $125 a $540 sin dar ningún tipo de explicación. Ni hablar del costo de los combustibles donde YPF presentó un balance público en el que reconoce ganancias del primer trimestre de 2024 del 829% cuando la inflación fue muchísimo menor. De modo que, si las empresas venían teniendo ganancias, sin hacer más que las inversiones mínimas imprescindibles, lo que ahora están llevando a cabo, con ganancias que cuadruplican la inflación, es ni más ni menos que un robo, que hoy pagaremos directamente de nuestro bolsillo, como les gusta decir a los libertarios. Eso sí, avalados por el Estado del cual reniegan Milei y sus ministros.
Las consecuencias de los tarifazos
Es claro que los aumentos, como dicen los vecinos de Pinamar, son impagables y que llevan a que la gente no pueda directamente usar el servicio, como pasó en el Chaco que con un pasaje a $710 en una provincia donde los empleados públicos tienen de los sueldos más bajos del país, los chicos ya ni pueden ir a la escuela en colectivo, teniendo que caminar kilómetros para llegar.
Desde una perspectiva más global, vemos que el impacto de los aumentos en las tarifas será tan significativo que muchos ya están hablando de una nueva “pobreza energética”, esto es que las familias más pobres tendrán que pagar más del 35% de sus ingresos en los servicios básicos de luz, gas y agua, ya que ninguna factura de luz a partir de junio (ni hablar de la indexación mensual que seguirá) será inferior a los $20.000 y apenas se consuma un poco más subirán rápidamente a $40.000 o $50.000.
El panorama como siempre es muchísimo más sombrío para los sectores más pobres de la sociedad o directamente marginales para el invierno que recién empieza, por ejemplo, ya que sus viviendas suelen ser menos aisladas, con mayores filtraciones por lo que el costo de calefacción es mayor en el caso del gas, peor aún para la electricidad donde los electrodomésticos o estufas de este sector son mucho menos eficientes desde el punto de vista de ahorro energético. Pero esto ni a Caputo ni al presidente les importa un rábano.
La salida: reestatizar con control social
Está claro que el modelo del kirchnerismo de falsas reestatizaciones como YPF o aerolíneas manejadas por el Estado capitalista en el cual estaban enquistados o el de los negociados de sus ministros con los corruptos privados que costara la vida a las víctimas de Once mientras los empresarios se llenaban de plata sin invertir un peso, no va más.
Pero tampoco es ninguna solución la liberación de las tarifas y eliminación de subsidios, como hace este gobierno, permitiendo que los privados pongan el valor del servicio a lo que se les antoje y que el 100% tengamos que pagarlo nosotros. En primer lugar porque se tratan de servicios básicos elementales que incluso están en la Constitución, en segundo lugar, porque no hay competencia ni libre mercado en ellos (nadie puede optar por una u otra compañía de agua o gas o luz para hablar en sus términos de libertad de mercado), sino que somos cautivos de una prestadora única a la que el Estado le garantiza que nosotros le paguemos el servicio al precio que impongan, y si no nos cortan el mismo (así sea una persona “electrodependiente” como fue denunciado hace pocos días). Y tercero y principal, porque el 80-90% de la inversión de todas estas empresas, hoy privatizadas y amparadas por Milei, se hizo con dinero público, con plata que pusimos durante generaciones los argentinos con nuestro trabajo e impuestos fue Menem quien les entregó toda esa millonaria inversión a los privados y eso hasta el día de hoy no se ha corregido, de modo tal que estos servicios son nuestros, del pueblo, los privados no son más que usurpadores de empresas que nos pertenecen, hoy protegidos y mimados por este gobierno como si se tratasen de una empresa privada cualquiera. Quedó demostrado con los ferrocarriles, los subtes, con los cortes de luz de cada verano, que estos empresarios parásitos no han invertido ni una mísera parte de sus ganancias en nuevas redes, tendidos, maquinarias y tecnología acorde a los años transcurridos desde que se hicieran cargo de las empresas. Por eso, reconocerles el derecho a que pongan ellos las tarifas que quieran para engrosar sus ganancias no sólo es un desatino sino burla al conjunto del pueblo.
Decimos con claridad que no hay salida por ninguna de estas dos vías aplicadas hasta hoy. La única manera de conseguir que tengamos tarifas accesibles para cada bolsillo, con un servicio de calidad, que garantice un nivel de inversiones adecuado no sólo para mantener el servicio sino para ir actualizándolo según los niveles de exigencia y necesidades de la época, es a través de una reestatización de todas las empresas hoy en poder de los privados, sin ninguna compensación o pago, ya que sobran los motivos contractuales para dar de baja las concesiones sin pago (no cumplieron ninguna de las cláusulas de inversión pactadas en los contratos). Pero una vez estatizadas no podemos entregárselas a los amigos del Gobierno como hizo el kirchnerismo con La Cámpora en Aerolíneas. Lo que tenemos que hacer es ponerlas a trabajar bajo el control de los trabajadores y los usuarios, en un régimen totalmente distinto de administración, donde seamos el pueblo, los trabajadores, técnicos y profesionales de esas empresas los que decidamos qué tarifas pueden pagar los distintos sectores de la sociedad, si tenemos que subsidiar a los más necesitados y recargar sobre los que estén mejor. También si tenemos que invertir en nuevas redes, tendidos de cables u obras de infraestructura mayores para conseguir la energía. Debemos ser nosotros, no un puñado de empresarios a los que sólo les interesa cobrar las boletas y girarlas al exterior o a sus cuentas privadas, ni mucho menos dejar esto en manos de políticos burgueses entongados siempre con los empresarios, los que decidamos cuánto de las ganancias que genere el sistema lo invertimos en la forma tradicional de energía o lo utilizamos para la reconversión en energías más limpias y amigables con el planeta.
Es imperioso que comencemos ya con la transformación energética, virando de los combustibles fósiles que hoy mueven el 100% del consumo de gas y gran parte de la electricidad, también generada a través de centrales termoeléctricas a gas, por nuevas formas de energía como la eólica, la energía cinética o de las olas del mar, la investigación en mejores formas de energía solar, etc.
Obviamente, ningún capitalista actual, buscando desesperadamente rapiñar algo de ganancia en un mundo en donde la tasa de ganancia cae año tras año, hará esto, no invertirán un peso en investigación, ni siquiera lo hacen en infraestructura. Solo desde la izquierda tenemos esta propuesta de fondo, que permitiría recuperar las empresas para que sean puestas al servicio del conjunto del pueblo, donde tengamos buenos servicios de transporte, luz, gas y agua a precios razonables y pagables por cualquier salario. Lo contrario es lo que vivimos hasta hoy, o peor aún son los tarifazos que nos propone Milei que le paguemos a sus amigos empresarios de las privatizadas para que ellos sean cada día más ricos y nosotros más pobres.