Territorios originarios en debate. La trama económica y el caso Maldonado
Un dato soslayado en los mil y un análisis del caso Maldonado es la clave económica que le da contexto. El modelo capitalista en su carácter extractivo requiere territorio para la realización de beneficio privado. Hacia el sur, fracking, turismo de élite y megaminería. Hacia el norte, expansión sojera. La ley 26.160 concentra las tensiones de una disputa de fondo.
Marx plantea una definición enigmática en El Capital cuando dice “el único límite del capital es el propio capital”. Se refiere a la ley del beneficio y a la simplísima fórmula de que el sistema se termina económicamente cuando “agota sus dos fuentes principales de riqueza: la tierra y el trabajador”. Schumpeter, economista no-marxista, explicaba categórico que el capitalismo nunca podía mantenerse estacionario, que la movilidad para su permanente valorización le era intrínseca. En definitiva: uno y otro, en claves políticas distintas, expresaban una matriz que todavía hoy en el siglo XXI define la lógica del sistema: su inexorable tendencia a la realización de beneficio privado incesante.
Ese movimiento esencial, contribuye a garantizar ganancia sostenida a los propietarios en base al aumento de la explotación laboral y la reducción de los costos de producción. En este esquema, simplificado al extremo, se anota el modelo económico capitalista de carácter extractivista en nuestra región. El territorio de nuestros países, su naturaleza, es un campo de valorización capitalista por una doble vía: por la ganancia que realizan las corporaciones que operan en el agronegocio, hidrocarburos, megaminería o desarrollo inmobiliario especulativo, y porque además, aportan por el creciente volumen de producción a abaratar costos de forraje, energía e insumo para reserva de valor -oro o ladrillos- en el mercado global. El marco general es la inestabilidad capitalista internacional de un ciclo que arrancó en 2008 y que todavía no se cierra. El mismo requiere relanzar la economía incrementando la tasa de beneficio. Estas variables explican la presión potente del capital para expandir su lógica territorial en la Patagonia, la cordillera, el norte del país o los espacios públicos urbanos. En ese camino, la lucha de clases, comunidades oprimidas como los mapuches, qom o wichís, son un escollo, un obstáculo a sortear. El aparato estatal y las empresas mediáticas operan como recursos para ese objetivo: represión y secuestro de personas; fabricación de sentido común en la opinión de masas con el dispositivo ideológico del “enemigo interno” originario, extranjero, subversivo, disolvente. Esa es la trama, para aislar la resistencia.
La ley 26.160, una trinchera
En 2.006 se aprobó una ley que definía como objetivos relevar el territorio de las comunidades originarias y suspender los desalojos hasta terminar con el registro. Al día de hoy solamente hay 1.532 comunidades registradas de las cuales 459 tienen completado el relevamiento. Ninguna tiene título de propiedad. El lobby terrateniente impidió la consumación de los objetivos de esta ley, pero la movilización de las comunidades fue logrando prórrogas hasta este 23 de noviembre, que vence el último plazo. Después de eso, quedarán sin el amparo legal frente a los desalojos. La unidad orgánica de las corporaciones, la justicia, el aparato represivo y la liga de gobernadores con Cambiemos, hace relamer a Benetton y los pooles. La coyuntura pos-PASO, el fortalecimiento del gobierno nacional con la derechización de capas medias, estimuló la ofensiva para dejar caer la ley y avanzar con los desalojos. La respuesta social por la desaparición de Maldonado y las señales que incuban crisis política pone en dificultades a Cambiemos. El senado, con acuerdo de Pinedo-Pichetto se negó a tratar la prórroga de la ley la semana pasada. Se supo, extraoficialmente, que preparan una nueva maniobra para intentar cambiar algo para que nada cambie: una nueva ley de tierras, pero con una exigencia imposible de documentación a las comunidades. El 27 de setiembre se vuelve a reunir el senado y el oficialismo va a intentar esta salida tangencial. Se impone construir una fuerte movilización unitaria para rodear el Congreso con las comunidades ese día. Nosotrxs, ecosocialistas del MST, vamos a estar seguro e iniciamos desde ahora una campaña de convocatoria militante y social. Nuestro planteo es prorrogar la ley indefinidamente hasta completar el relevamiento y con el otorgamiento de títulos de propiedad comunitaria a los pueblos en lucha. Es elemental.
Plurinacionalidad, autodeterminación y proyecto socialista
Lo primero para señalar es una afirmación básica: la lógica de expansión del capitalismo extractivo-productivista es totalmente incompatible con el reclamo territorial de las comunidades originarias. Choca también con cualquier forma de coexistencia diversa. El capitalismo homogeiniza, impone verticalmente relaciones de explotación económica y opresión nacional.
Por eso, el reclamo de las nacionalidades oprimidas como las comunidades mapuches, wichís u otras, tiene sintonía estratégica con el planteo de los socialistas que proponemos subvertir la lógica del capital. Nuestro enfoque y proyecto no se organiza en función de la mercantilización de todo lo vivo, incluyendo el territorio. Nuestra perspectiva es la reorganización de la economía y las relaciones sociales, políticas e interculturales, basándonos en necesidades mayoritarias democráticamente determinadas. Por tanto, recuperamos los principios de metabolismo social con la naturaleza y de gestión racional de los intercambios con el entorno de Marx, para definir un tipo de interacción ecosocialista, sin ley de valor, sin productivismo. En ese marco, nuestro planteo es confiscar a Benetton, no perseguir a las comunidades. Por otra parte, nuestra aspiración es abolir fronteras, no multiplicarlas, ni recrearlas. Estamos por la convivencia diversa y multicultural entre iguales, con idéntico acceso a derechos. Sin embargo, apoyamos el derecho a la autodeterminación de cualquier pueblo que democráticamente lo defina y plantear una relación de cooperación horizontal libremente consentida. Para mapuches o wichís en Argentina, para vascos, catalanes o escoceses en Europa. Por la superación de toda frontera entre los pueblos. Por un proyecto de unidad socialista, pluricultural y democrática. Sin Benetton. Sin gendarmes. Sin extractivismo.
Mariano Rosa, Coordinador de la Red Ecosocialista