UNLaM: restringen el acceso a la educación para cientos de estudiantes
El rectorado impuso la virtualidad, aparentando una situación de -falsa- normalidad. Lxs estudiantes a lo largo del primer cuatrimestre, padecimos las consecuencias: brecha tecnológica, deserción, improvisación y más barreras para el acceso a la educación superior. Iniciamos el segundo cuatrimestre sin respuestas y con una acumulación de problemas irresueltos.
Escribe: Enzo Cuña
Bronca. Es lo que prima en lxs estudiantes, que se plasma en grupos de Facebook, de WhatsApp, en foros, en Instagram, etc. Esto se explica en la profundización de las desigualdades que experimentamos lxs estudiantes durante la cursada virtual, que se agravó a medida que el calendario académico transcurría y las respuestas no llegaban. En ese contexto iniciamos el segundo cuatrimestre.
La respuesta del rectorado: entre contradicciones e improvisación
La respuesta de la universidad en todo lo que respecta al desarrollo de las clases virtuales fue improvisada y contradictoria. En esto tiene que ver la ausencia de consulta a docentes y estudiantes a la hora de tomar decisiones, que deberían ser tomadas en estas condiciones extraordinarias, de manera extraordinaria en comités de estudiantes y docentes. Muy lejos de eso, a cada nueva resolución emitida, se confirmaba que los reclamos de la comunidad educativa eran ignorados.
Producto de esto, se confirmó a medida que avanzaba la cursada cómo la deserción aumentaba en cantidad. Fue una constante ver como distintos compañerxs expresaban su estrés y frustración al abandonar los grupos de las materias, agobiados. En este punto, es evidente cómo influyó la falta de acceso a internet y a una computadora, lo que convierte el hecho de conectarse a las clases y mantener las materias al día una odisea. Por eso consideramos necesario liberar datos y wifi para docentes y estudiantes, invertir en infraestructura digital y repartir computadoras entre los estudiantes y docentes que sea necesario, para defender la permanencia de todxs lxs compañerxs.
Además, para profundizar la defensa de la permanencia y continuidad académica consideramos urgente; dadas las extraordinarias condiciones en las que se desarrolla la cursada, fuera del control de los estudiantes, suspender el régimen de regularidad (como ya se hizo en otras universidades). El mismo, obliga a los alumnos a aprobar, en condiciones normales, dos materias al año y a la vez es condición para el acceso a becas, obras sociales, Progresar, etc. Esta medida adquiere un carácter aún más excluyente del que ya tiene en el contexto actual, puesto que, como ya explicamos anteriormente, muchos alumnos se vieron obligados a dejar materias ya que no contaban con los recursos necesarios para cursar y estudiar.
Ahora bien, sabemos que estas medidas requieren de presupuesto, y se lo exigimos al gobierno nacional. A la hora de pelear por más presupuesto –cosa que no exige al gobierno nacional el rector Martínez-, es necesario mencionar la incompatibilidad de priorizar la educación, multiplicando su presupuesto con el plan del gobierno de pago y entrega al FMI y los bonistas privados. Lo cual va a implicar políticas de austeridad hacia la educación en todos sus niveles.
No es (sólo) la falta de presupuesto
Sin embargo, otras medidas que son necesarias tomar y no se aplican, no se relacionan con la falta de presupuesto e inversión sino con políticas administrativas tomadas por la camarilla universitaria comandada por Daniel Martínez y bancada por la Liga Federal/JUP y Fedun/CGT. Un ejemplo de esto es el régimen de aprobación impuesto por el rectorado le da un carácter persecutorio y “secundarizado” a la educación universitaria. El mismo consta de la entrega de tres trabajos evaluativos mensuales a lo largo del cuatrimestre, que en caso de aprobarse habilitan al estudiante a rendir una convalidación de aprendizajes donde se evalúan los contenidos vistos en el transcurso de la materia. Para promocionar se exige a lxs estudiantes una nota de 7 o más en dicho examen, que de no alcanzarse es enviado a final.
El problema consiste en que este sistema niega el hecho de que muchxs estudiantes somos trabajadores, tenemos que cumplir con tareas domésticas y del cuidado y no prevemos ni acostumbramos cursar bajo un régimen persecutorio de entregas semanales y mensuales que sobre-exige a lxs estudiantes. Además, este modelo es problemático debido a que, en muchos casos, estas convalidaciones actuaron como finales “encubiertos”, en los que lxs estudiantes tuvimos que estudiar y acreditar todos los contenidos vistos en la materia, pero con la dificultad de que para aprobar la materia se nos exigió una nota de igual o superior a 7, a diferencia de los finales en los que alcanza con un 4 para aprobar. Proponemos eliminar las convalidaciones y reemplazarlas por el modelo normal de cursada el cual consiste en dos parciales, uno a mitad del cuatrimestre y otro al final del mismo, promocionando con una nota de 7 o más en ambas instancias evaluativas; contando con la posibilidad de recuperar uno de los parciales en caso de ser necesario. Y para quienes ya rindieron las convalidaciones exigimos que como mínimo se habiliten recuperatorios para las mismas en los que se evalúe a lxs estudiantes con criterio de final, dando por aprobada la materia con una nota superior o igual a 4. Asimismo, de este modelo de convalidaciones se desprende otro inconveniente que creemos fundamental desarrollar. Quienes no lograron alcanzar el 7 en esta instancia evaluativa no saben en qué fechas les corresponde rendir final. A esta incertidumbre se suma la dificultad del comienzo del segundo cuatrimestre, el cual implica, a medida que se desarrolla, mayores responsabilidades y carga de contenidos.
Otro ejemplo son los problemas del comienzo del segundo cuatrimestre. Producto de la improvisación de la universidad ya mencionada, las inscripciones a las materias se habilitaron antes de que todas las notas de las convalidaciones se encuentren cargadas. Como resultado, al momento de realizar la verificación de materias muchos estudiantes se encontraron con que la mayoría de las materias correlativas a las que se habían inscriptos no les fueron reconocidas. Los canales de comunicación de la universidad que, se supone, tenían que dar respuesta a esto, brillaron por su ausencia, ofreciendo respuestas automatizadas sin dar ningún tipo de solución. Ante esto, creemos necesario habilitar una nueva instancia de inscripción, y que las correlatividades no sean un impedimento para regularizar materias. Dentro de los inconvenientes que se experimentaron al comienzo del cuatrimestre, se suma la falta de cupos a la hora de inscribirse a las materias. Esto se explica en la falta de personal docente, puesto que al hallarse suspendida la cursada presencial, no se justifica en la falta de espacio físico en cantidad de aulas. (Es importante mencionar las constantes obras -positivas- que se realizan en el predio de la universidad, pero que no responden a las necesidades actuales y urgentes del estudiantado, que se encuentra cursando de manera virtual). Pero no se trata de solo sumar más docentes sino también de pasar a planta a todxs lxs contratadxs. La pandemia y el tele-trabajo afectaron a los docentes, precarizado aún más sus condiciones de trabajo. Por eso pedimos que se abran las comisiones para que ningún compañerx quede afuera y que se amplíe la planta docente.
¿Y el centro de estudiantes?
El centro de estudiantes se encuentra desde la fundación de la universidad en manos de la Liga Federal Universitaria, que brilló por su ausencia al momento de defender los derechos de lxs estudiantes. El descontento con su accionar quedó expresado en los comentarios de las últimas publicaciones que realizaron en sus distintas redes sociales, en las que buscaban postular los logros que conquistaron para el alumnado durante la pandemia (nada más alejado de la realidad). Entre estos últimos posteos sobresale uno que predica “Un 28% más de estudiantes lograron finalizar su cursada y mejorar su asistencia, bajando la deserción con respecto al primer cuatrimestre de 2019”. Realmente cínico, considerando todxs lxs compañerxs que abandonaran materias y el cuatrimestre por no contar con los medios para cursar y además teniendo en cuenta que quienes lograron finalizar la cursada lo hicieron en su mayoría bajo condiciones de estrés, frustración e incertidumbre. No vemos motivos para celebrar.
Dentro de las cuestionables declaraciones del centro, cabe mencionar también un acuerdo-decreto del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) en el cual se establecía el libre uso de datos móviles para el acceso a las plataformas educativas de distintas universidades nacionales, en el caso de UNLaM, la plataforma Materias Interactivas en Línea (MIeL). A pesar de la simpatía que generó entre estudiantes en un principio, prontamente le siguió la desilusión al encontrarse con que contrario a lo que daba a entender la publicación que anunciaba el acuerdo, aún era necesario activar los datos móviles para acceder a la plataforma.
Para defender la cursada, sumate a nuestra campaña
Vemos un hilo conductor que recorre muchos de estos reclamos y es la falta de participación de lxs estudiantes y docentes en la toma de decisiones. Esto es de suma importancia ya que somos nosotrxs quienes conocemos y experimentamos día a día virtualidad, no los tecnócratas que se encuentran en las camarillas universitarias.
Es por este motivo que llamamos a poner en pie una campaña común de toda la izquierda, estudiantes, agrupaciones independientes de la gestión y todx aquel que haya sido víctima de esta modalidad de cursada, con la exigencia de que se pongan en pie instancias de participación y decisión democráticas, en las que se escuchen nuestros reclamos. Por lo tanto, en defensa de la participación democrática de lxs estudiantes, exigimos que el Centro de Estudiantes, sus agrupaciones (Liga Federal Universitaria/JUP, Estudiantes Autoconvocados y Unidad Estudiantil) convoquen a una asamblea de estudiantes. Para darle fuerza a estas exigencias, sumate a nuestra campaña.