Pandemia. ¿Se viene otra ola?
La pandemia en el mundo está lejos de controlarse y Europa otra vez está al rojo vivo. Pronostican un rebrote en Argentina. ¿Qué hacer?
Escribe: Gerardo Uceda
Con más de 260 millones de infectados y 5 millones de muertes, la pandemia por Coronavirus parece no tener un fin próximo. Mientras la variante Delta hace estragos en los principales países de Europa previéndose unas 236 mil muertes más hasta fin de año, apareció Ómicron, la nueva variante descripta en Sudáfrica. En nuestro país donde la Delta aún no era predominante, la sensible baja de casos empezó a revertirse en las últimas semanas y los expertos esperaban un rebrote para marzo. Ahora nos enfrentamos a esta nueva variante. Se impone tomar nuevas medidas, de lo contrario otra vez se agravará la crisis y nuevamente los más perjudicados seremos los trabajadores y el pueblo.
A esta altura de la evolución de la pandemia por Covid-19, hablar del número de olas con que arremete no parece tener mucho sentido. El mundo aún estaba sufriendo las consecuencias en los sistemas sanitarios por la variante Delta, que efectivamente se demostró como más contagiosa. Así fue como volvió a atacar a las principales economías Europeas con Alemania y el Reino Unido a la cabeza con más de 50 mil contagios diarios. Rusia y Francia le seguían con cerca de 30 mil casos. En los EEUU las cifras superaban los 100 mil al día. Una particularidad que adoptó la nueva ola que recorrió al mundo en los últimos meses fue que a pesar de las prevenciones y alertas sobre que las vacunas no protegerían contra esta nueva variante, en realidad la inmensa mayoría de los casos graves se daban en gente no vacunada. Así, el impacto mayor en los sistemas de salud lo tuvieron países como EEUU y Alemania donde, a pesar de contar con enormes recursos económicos y vacunas en exceso respecto del total de la población, los movimientos antivacunas fuertes en dichos países dejaban una población expuesta sin ningún tipo de inmunización, lo que abría la puerta a nuevos focos de contagio y dispersión sobre otros grupos con enfermedades inmunosupresoras o de riesgo.
Por otra parte llamaba la atención el caso de Latinoamérica, que con excepción de México, registraba a la par de la oleada europea una sensible baja en la cantidad de casos, lo que habilitaba a los gobiernos con el argumento de reactivar las economías, a abrir fronteras, autorizar viajes internacionales y el turismo, lentamente los casos empezaron a crecer en Chile y Colombia por ejemplo. El por qué aún no explotó dicha variante en Latinoamérica aún no está muy claro y se barajan distintas hipótesis.
Aparece Ómicron
La aparición en Sudáfrica de una nueva variante con múltiples mutaciones en su genoma en las últimas semanas volvió a alertar al mundo entero. Una vez más se abre la posibilidad de una variante que sea más contagiosa, virulenta y que pueda escapar a la acción de las vacunas. Nada de esto es seguro todavía, pero el hecho de que en el hemisferio norte estén entrando de lleno al invierno y que la inmunidad conferida por las segundas dosis de vacunas ya esté cumpliendo el año hace que las alertas no estén de más.
Ómicron deja en evidencia también no sólo la aparición en lugares como África donde la vacunación es absolutamente insuficiente (ya es la tercera mutación que aparece en dicho continente) sino que su ingreso vuelve ser vía los viajes aéreos y que los cierres orquestados son siempre tardíos cuando la nueva variante ya ha penetrado en los países centrales. Demostrando la ineficacia de la estrategia capitalista global que consistió siempre en asegurar un exceso de vacunas en los países ricos y la desprotección total en los países periféricos, así la primera variante en Sudáfrica y la nueva Ómicron salieron de África, mientras que la Delta y Manaos lo hicieron de India y Brasil. De sitios donde la pobreza, la desigualdad y el retardo en la inmunización son la regla.
La pandemia en Argentina
Ya dijimos que por diversas razones que son materia de investigación, la penetración de la variante Delta en el Cono Sur latinoamericano fue escasa, completamente distinta a lo que pasó en EEUU, Europa o México. Esto sumado a que se avanzó en la vacunación y el bajo impacto que en nuestro país tienen los movimientos antivacunas (y probablemente otros factores como el clima, la cantidad de inmunizados por contagios no registrados, etc.) hicieron que los casos de Covid-19 bajaran de manera ostensible durante los últimos meses, se vaciaron las terapias intensivas, bajó el índice de positividad de casos en los testeos y claramente bajó la gravedad de los casos, sin duda relacionado con la vacunación.
El gobierno, luego del golpe electoral de las PASO, intentó rápida y livianamente aprovechar esta baja de casos para dar por desaparecida la pandemia de la faz de la tierra. Así decidió abrir todos los espectáculos culturales y deportivos aboliendo los aforos previos, también en bares, restaurantes y viajes. Y se aprestaba con todo a abrir las fronteras del país por aire y por tierra a todos los países. Siempre respondiendo a la misma lógica de cuidar los negocios empresarios en vez de prever las consecuencias de una probable nueva ola ya sea para marzo o más adelante, con Delta u Ómicron.
Nuevamente el gobierno comete el mismo crimen del inicio de la pandemia, cuando su ministro insistía en que no llegaría a la Argentina y le preocupaba más el Dengue. Hoy tironeado por los resultados electorales, por la presión de los empresarios del turismo ante la nueva temporada de verano y el incipiente rebote de la economía (que necesita como el aire para poder pagar la deuda externa al Fondo), en vez de aprovechar todo el conocimiento adquirido durante un año y medio de pandemia, se apresta a cometer nuevos errores que podrían traer consecuencias graves en lo sanitario.
Qué medidas tomar
Nosotros insistimos en que hay que priorizar la salud de la población por sobre los negocios capitalistas en forma consecuente, no de palabra como viene haciendo el gobierno desde el comienzo. Que la variante Delta no haya penetrado masivamente no quiere decir que Ómicron o una nueva variante futura no pueda hacerlo y otra vez poner en riesgo el sistema de salud. Está demostrado que el Coronavirus tiene una gran capacidad de mutación y todas ellas, por lo menos hasta ahora son contagiosas y más o menos virulentas.
Por eso decimos que hay que aprovechar lo avanzado hasta aquí gracias al trabajo y dedicación del equipo de salud, que hoy sí se encuentra en mejores condiciones. Hay que avanzar ya en un reconocimiento profesional, laboral y salarial de todo el equipo de salud. En vez de desmantelar toda la infraestructura instalada, incluso despidiendo trabajadores como viene haciendo hay que pasarlos a todos a planta para asegurarse una reserva adecuada de personal ahora altamente entrenado. Aumentar los presupuestos sanitarios y avanzar hacia el sistema único que venimos reclamando debe ser una tarea urgente. En vez de bajar el número de testeos hay que mantenerlo y hacerlo más eficiente, multiplicándolo en las fronteras. Acompañado con efectivos aislamientos selectivos y guiados por testeos. En vez de abrir indiscriminadamente la economía cuidando los negocios de los empresarios de turismo hay que extremar las medidas e implementar protocolos discutidos con los trabajadores, sino tendremos que volveremos a los confinamientos como está pasando en Inglaterra, Alemania o Italia en la actualidad. Es un suicidio completo razonar que los argentinos estamos inmunizados contra el avance de una pandemia que a todas luces en el mundo sigue arremetiendo con ola tras ola.
Finalmente hay que multiplicar la vacunación, las 90 millones de las que se jacta el gobierno apenas alcanzan para dos dosis de la población argentina y ya se van cumpliendo los 12 meses de los primeros vacunados, por lo que garantizar las 3ra dosis para todos, con campañas activas, iniciando por los de riesgo, pero avanzando lo más rápidamente posible en el resto de la población. Es necesario liberar patentes y declarar de utilidad pública avanzando en la producción estatal es la salida. Solo así podremos aprovechar este intervalo de descanso que nos ha dado la pandemia, no hacerlo es grave.