Macri: Problemas reales, detrás del velo mediático
El domingo se difundieron los resultados de una encuesta de Management & Fit según la cual la imagen de Macri repuntó 1,5 % después de meses de caída. En su nota de tapa, el diario oficialista Clarín interpretó que el sondeo refleja un cambio de dinámica en la opinión pública a partir de la marcha pro-PRO del 1 de abril y la represión a los piquetes del paro del 6 de abril. Según el diario, este cambio lo fortalece a Macri de cara a las elecciones legislativas que se aproximan. Sin embargo, si miramos un poquito más allá de ese humilde 1,5 % que varios medios agigantan, la cosa se ve más complicada.
Los números de la propia encuesta revelan una situación menos favorable para el gobierno. Mientras la aprobación de la gestión de Macri aumentó de 40,2 % en un sondeo de marzo de la misma consultora, a 41,6 % ahora, la desaprobación de su gestión, en 43,9 %, sigue siendo mayor. Además, se mostró un alto nivel de pesimismo sobre la perspectiva económica. Un 49 % de los encuestados consideró que la situación económica va a empeorar en los próximos meses, y sólo 32 % opinó que podría mejorar. Más que una dinámica de fortalecimiento del gobierno, se confirma una tendencia a la polarización.
Amplios sectores que habían votado a Macri como opción útil para sacarse de encima al kirchnerismo, se han ido desilusionando al paso que fue quedando en claro la agenda ajustadora del gobierno PRO. Pero este año comenzó con un problema superior para Macri. Los escándalos de corrupción nepotista de Correo Argentino y Avianca, junto a la extendida ausencia de alguna mejora económica, comenzó a horadar su propia base social. Sectores que venían apoyando la agenda del gobierno comenzaron a abandonarlo.
La decisión del gobierno de endurecer su postura hacia la protesta social, provocando hechos de represión en los piquetes del paro general, desalojando la ocupación de la gráfica de Clarin AGR y atacando la “escuela itinerante” de los docentes en Congreso, se debió fundamentalmente a la necesidad de darle una señal política a ese sector. Su objetivo es recuperar la confianza de su base social más reaccionaria demostrando que, alentado por la muestra de apoyo el 1 de abril, va a avanzar su agenda con mayor firmeza. Sin embargo por el alto repudio social, tuvo que recular tras la represión a los docentes en Congreso permitiendo la instalación de la carpa y tras los hechos represivos en la universidad de Jujuy su reaccionario gobernador Morales tuvo que pedir disculpas.
Algunos grandes medios buscan demostrar que la dureza es el camino indicado, que cuando Macri pega le va mejor, pero es más leña al fuego. Aunque reafirme el apoyo de un sector reaccionario y minoritario, lejos de fortalecerse, la perspectiva del gobierno es de mayor desgaste de cara a las elecciones. Así lo revelan las propias preocupaciones de los dirigentes de Cambiemos ante las encuestas electorales de estos días. No se los ve discutiendo como aprovechar a sus mejores figuras para impulsar sus listas legislativas, sino trayendo de manera defensiva a Carrió a la Capital para evitar que el renegado Lousteau les coma el espacio.
Más allá de las encuestas y los esfuerzos de los medios oficialistas por mostrar al gobierno con la iniciativa, este no logra más que galvanizar a una parte de su decreciente base social, mientras el malestar con su gestión se profundiza en sectores cada vez más amplios del pueblo argentino.
Si algo le permite cierta tranquilidad es que el otro lado de la polarización es contraria a su gestión, pero todavía no se aglutina en torno a nada. El kirchnerismo, contra quién Macri busca concentrar la polarización, no suma voluntades más allá de ese sector tan propio como disminuido, que corea “vamos a volver” sin cesar. No lo logra justamente porque no ofrece más que repetir esa experiencia fracasada. El PJ aún no tiene candidato y su imagen pública sigue más teñida de “responsable” que de “oposición”. Massa, por su cuenta, viene callado hace rato. No tiene forma de diferenciarse ante ningún hecho, porque propondría hacer lo que ya está haciendo Macri.
La situación reafirma la necesidad y la urgencia de seguir haciendo más fuerte y visible una alternativa política como Izquierda al Frente, la unidad que conformamos entre el MST y el Nuevo MAS. Porque palabras más, palabras menos, Macri, Massa y las mil caras del PJ ofrecen un camino común: salvar las ganancias capitalistas a cuesta del esfuerzo del pueblo. Sólo desde la izquierda se propone un camino alternativo y contrario. Por eso levantamos una herramienta política con una decisiva convicción unitaria para aparecer como opción viable ante los millones que enfrentan a Macri y piden pista. Izquierda al Frente, asumió ese desafío como objetivo existencial.
Federico Moreno