Cumbre del G20: La marcha contra los dueños del “infierno”

Las imágenes de la cumbre del G20 nos muestran dos mundos: el de los salones de lujo y las fiestas que transitaron los dirigentes que controlan el planeta y la de los miles de manifestantes que enfrentando a la policía defendían la idea de otro mundo posible, distinto del que sostienen los capitostes capitalistas. Las marchas de protesta fueron convocadas con el lema “Bienvenidos al infierno”.
 
El G20 nuclea a las potencias más importantes nucleadas en el G7: EEUU, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y las autoridades de la Unión Europea, y los países industrializados emergentes más importantes China, Rusia, India, Arabia Saudita, Sudáfrica, Brasil, México, Argentina, Canadá, Turquía, Indonesia, Australia, Corea del Sur. Se reunieron por primera vez en 1999 para enfrentar la crisis de la década del 90 y representan al 80% de la economía mundial.
Luego de la crisis financiera de 2008, se incluyó también en sus reuniones a representantes del FMI, la ONU, el Banco Mundial y el Consejo de Estabilidad Financiera y distintas instituciones de Asia y África. España asiste como invitada permanente y en esta oportunidad fueron invitados los gobiernos de Noruega, Holanda y Singapur. Este foro imperialista se reúne para buscar acuerdos para enfrentar la enorme crisis global que sacude al mundo luego de la caída del banco Lehman Brothers y el estallido de las hipotecas subprime.
La batalla de Hamburgo
 
En esta oportunidad se produjeron las movilizaciones más masivas desde hace casi 20 años. Habría que remontarse a la reunión en Seattle de la Organización Mundial de Comercio del año 99. Luego el atentado terrorista que destruyó las torres gemelas frenó este proceso en ascenso.
Desfilaron por las calles de Hamburgo alrededor de 100.000 personas. Venidas de Alemania y de distintas partes de Europa y el mundo. Una enorme vanguardia de alrededor 12.000 jovenes participó de diversos piquetes y se enfrentó por 3 días y noches seguidas con la policía. Obligando a los 20.000 efectivos destinados a la seguridad de la cumbre a pedir refuerzos y convirtiendo a Hamburgo en un verdadero campo de batalla, colmado de carros de asalto y con enfrentamientos en todas las esquinas.
El diario el País de España relata así algunas de las postales de la pelea: “La ciudad amaneció de nuevo tomada por la policía y desierta. El sonido de las hélices de los helicópteros es omnipresente. Hileras compuestas por decenas de furgones policiales se acumulan en las inmediaciones del recinto ferial…”, “Una nube negra se cernía por la mañana. El humo de la quema de coches y mobiliario urbano se mezclaba con los gases lacrimógenos formando una nube tóxica…”.
 
Los dos mundos podían observarse desde las terrazas donde se celebraba el concierto de homenaje a los mandatarios y sus delegaciones. Arriba la música y el poder, abajo en la calle los enfrentamientos con la policía. A la vanguardia estaban muchos jóvenes que no quieren que los magnates del “infierno” sigan destruyendo el planeta, empobreciendo la vida de las clases trabajadoras, destruyendo el futuro de la juventud.

Un sinnúmero de organizaciones ambientalistas, anti capitalistas y anti globalifólicas, de izquierda radical, movimientos sociales y hasta colectivos religiosos se dieron cita para repudiar a los encargados de aplicar el capitalismo salvaje en esta etapa. Para repudiar al racista y misógino de Donald Trump, al dictador Putin asesino de la oposición siria al genocida de Al Assad, al represor Erdogan, a los líderes europeos que tanto hablan de democracia y dejan a centenares de miles de refugiados varados en la frontera o ahogándose en el mar…
Los medios de comunicación simplificaron al máximo las protestas. Los que se enfrentaron a la policía fueron los “vándalos anarquistas”. Los que marcharon el día sábado al cierre de la cumbre eran los manifestantes alegres y pacíficos. La cumbre signada por la crisis y disputa inter imperialista más grave de las últimas décadas, tuvo un gran punto en común, el repudio a los que se manifestaron contra ella.
Lo cierto es que la gran cantidad de jóvenes que concurrieron y no dudaron en realizar acciones directas, más todos los que se sumaron a la gran movilización del sábado, reflejan a una vanguardia que no está controlada por ninguno de los viejos aparatos. Organizados en distintas organizaciones y con diversas ideologías están profundamente convencidos de que este sistema capitalista está liquidando al mundo.
Como lo muestran las postales del diario el País: “en uno de los accesos a la cumbre, decenas de jóvenes libraban un pulso con la policía protagonizando una sentada. De los altavoces de los manifestantes emanaba hip hop a todo volumen con letras en contra de ‘la autoridad’ y ‘el capitalismo’.
 
Una cumbre de crisis
 
En general los medios pintan a la cumbre como la “de los 19 contra 1”, refiriéndose a las posturas “aislacionistas” de EEUU y su oposición a ratificar el acuerdo de Paris contra el cambio climático. Sin embargo esta es solo una mirada de lo ocurrido, en realidad toda la cumbre estuvo cruzada por una fuerte disputa entre los distintos de representantes de las naciones imperialistas, que enfrentan la profunda crisis capitalista que atraviesa el planeta disputando la mayor cuota de ganancia posible.
En los días previos a la cumbre Japón firmó un tratado de libre comercio con la UE, que abarca una zona de más de 800 millones de habitantes e intenta contrapesar así el hundimiento del tratada de Transpacífico y la crisis del Brexit. También Trump visitó Polonia, en la búsqueda de nuevos aliados  para EEUU en la disputa en curso.
Como en la anterior reunión del G7, no estuvo en discusión “el libre comercio”, pero se incluyó “el papel de instrumentos de legítima defensa”.
Una fórmula que se ha encontró para que EEUU firme la declaración final, ya que Trump y el imperialismo yanqui quieren a toda costa achicar sus déficit en la balanza comercial con muchas de las potencias y países presentes en la cumbre, que en estos últimos días se expresó en su amenaza de arancelar el acero que se importa a los EEUU. La balanza comercial de EEUU y su decisión de achicar su enorme déficit, estuvo presente en mayoría de las conversaciones bilaterales que Trump realizó con los distintos presidentes.
Su reunión en la cumbre con el presidente mexicano Peña Nieto, giro justamente sobre los términos para renegociar el NAFTA en condiciones más favorables a EEUU. La delegación mexicana que dice que no hubo ninguna discusión sobre el insultante muro con que Trump pretende cerrar la frontera. Sin embargo, el presidente norteamericano había manifestado su decisión de construir un oleoducto, que pase “por abajo del Muro” para exportar hidrocarburos a México, ¡que es uno de los países petroleros más importantes del mundo!.
A este terreno de disputa comercial habría que sumar al gobierno chino, que cuando habla es un defensor del “libre comercio”, pero no se resigna a abandonar barreras que protegen su producción local.
También al Reino Unido, cuyo primer ministro Theresa May está negociando la salida de la UE, mientras soporta una gran oposición y pérdida de consenso al interior de Gran Bretaña, con el ascenso ininterrumpido del laborismo de Corbyn. Justamente para ayudar a uno de sus más tradicionales aliados, la burguesía británica, es que Trump declaró que estaba preparando “un potente acuerdo” comercial con Gran Bretaña. Algo que por el momento no pasa de las buenas intenciones.
Los acuerdos contra el terrorismo, por la paz y la ayuda al continente africano
 
Tras la mención obligada contra el terrorismo, muchos medios destacan que no se hizo ningún hincapié en la responsabilidad de muchos de los presentes en su financiamiento. En este marco, el acuerdo de cese el fuego para el suroeste de Siria, que surgió de la reunión entre Trump y Putin, así como la preocupación de Merkel por un plan de ayuda a los países africanos, no tienen nada de humanitario. El imperialismo necesita de un acuerdo contrarrevolucionario para detener la inmigración de millones de sirios, paquistaníes, afganos,  de las regiones de África meridional, que siguen llegando a las fronteras europeas…
Por eso entre otras cosas, el represor presidente de Turquía, repudiado por muchos de los gobiernos de la UE por sus violaciones flagrantes a los derechos humanos, es bien recibido en esta cumbre mientras sea el cancerbero de la entrada de Europa, y mantenga a más de 2 millones de refugiados sirios viviendo miserablemente dentro sus fronteras.
Un párrafo aparte merece la reunión de EEUU, Japón y Corea del Sur, en la cual se delinearon acciones para reforzar la agresión imperialista contra Corea del Norte. Un tema que estuvo presente en la reunión entre Trump y Putin, y también en el encuentro con el presidente chino Xi Jinping. Es que en la agresión a Corea son fundamentales las sanciones de China, que es el principal abastecedor de la economía coreana y que pese a las presiones norteamericanas habría aumentado su comercio con el país peninsular en un 40% en el primer trimestre del año, según señala un reciente tuit del presidente yanqui.
El cinismo de la lucha contra el cambio climático
 
El hecho de que Trump como representante de un importante sector de la burguesía imperialista haya decidido abandonar el acuerdo de Paris de 2015, dejando de lado toda demagogia en este sentido, mostrando su verdadera cara y la insaciable búsqueda de ganancias a cualquier costo de la burguesía imperialista, ha sido quizás la fisura política más importante de la cumbre.
Es que el resto de los países no pueden abandonar su demagogia en este sentido so pena de sufrir importantes cuestionamientos políticos. El llamado a cumplir los acuerdos del 2015 por parte de la canciller alemana, desnuda también la total insuficiencia de aquellas resoluciones, que en su momento fueron criticadas por importantes organizaciones y personalidades de la defensa del medio ambiente, como una farsa, sin mecanismos de control ni metas concretas claras.
El tratado del clima es firmado por China, uno de los países más contaminantes el mundo en cuyas ciudades no se puede respirar por el smog. O Japón responsable, con el desastre de Fucushima, de la mayor contaminación radiactiva de las últimas décadas, que está lejos de ser detenida. O nuestro “defensor del medio ambiente” presidente Macri, que en sus entrevistas con Macron o Erdogan, no dudo en ofrecerles que inviertan en las fuentes de energía de la Argentina (léase combustibles fósiles, fracking, etc).
Tanta hipocresía existe en este tema que Erdogan, el dictador de Turquía, luego de firmar por la defensa del Acuerdo de Paris, se retiro de la Cumbre señalando que coincidía con la posición de su par norteamericano y ya se preanuncia que varias naciones podrían tomar el mismo camino.
Los signos de la etapa
 
La cumbre y las movilizaciones que la enfrentaron en Hamburgo fueron el reflejo de una etapa mundial caracterizada por un mayor enfrentamiento entre las clases. Del lado de los poderosos se expresó una fuerte disputa comercial por quedarse con la mayor cuota de plusvalía del mercado mundial, que es la razón de sus enfrentamientos y realineamientos.
Del lado de los pueblos, una enorme vanguardia, mayoritariamente juvenil, que con la simpatía de millones enfrentó a los responsables del capitalismo salvaje que está destruyendo al mundo.
Signos de una época donde los choques entre las clases son cada vez más agudos, producto de una ofensiva permanente contra las conquistas y el nivel de vida de los pueblos, y la enorme resistencia de estos a las nuevas condiciones de este capitalismo salvaje pretende imponer. Signos de una época donde se torna cada vez más urgente la construcción de herramientas anti capitalistas de masas, que puedan conducir a la enorme vanguardia de las luchas en curso, a una pelea victoriosa contra los que están destruyendo el presente y futuro de la humanidad y el planeta.
Gustavo Giménez