Panorama electoral en CABA. El PRO, sus auxilios y nuestros desafíos

De epicentro del Argentinazo a vidriera macrista. La capital del país presenta aparentes contradicciones, sin embargo más que en la fuerza político-empresaria del presidente, las claves radican en la oposición. Una historia de claudicaciones, simulacros y testimonialismo. Nuestros desafíos como fuerza emergente.

Todas las marcas del modelo ciudad-empresa se consolidan en CABA. Los muestreos de opinión, indican que con la candidatura de Carrió, el oficialismo tiene garantizado un escenario que hasta ahora desde el 2007 no contó por mérito propio: mayoría política parlamentaria en la Legislatura. Así las coordenadas del privatismo se fortalecen para una ofensiva en distintos frentes: espacio público, educación, salud, transporte, derechos democráticos. Como buen gobierno neoliberal, imputan estatismo como descalificación cada vez que algún sector defiende un derecho vulnerado, pero son estatista al palo, cuando se trata de usar los resortes del poder para garantizar negocios de capitalismo de amigos. En la ciudad de los cultores del “estado mínimo”, se subsidia millonariamente a Metrovías, la educación privada, la recolección de residuos privatizada y a emprendimientos capitalistas de gran porte con la cobertura de los “polos” en distintos predios de la ciudad. El panorama socioambiental en CABA es dramático, con la cementación anárquica que progresa por encima de los espacios verdes de oxigenación urbana y que sigue alejando el parámetro recomendado por la Organización Mundial de la Salud de 12 mts2 por habitante de verde. Lo contradictorio es que en esta ciudad tan protagonista de luchas e indignaciones, se esté transitando una coyuntura electoral que parece garantizar un aval sin sobresaltos al PRO.

¿Por qué no se unen? De progresistas, izquierdas independientes y otros rótulos

Esa pregunta interpela regularmente a nuestra militancia de base y también la recibimos los portavoces públicos de nuestro proyecto. Alejandro Bodart se encuentra con ese planteo lógico en cada medio en que le toca estar, cada vez que está presente en la infinidad de reclamos que lo convocan y en la calle, cuando conversa con porteños del tema. A mí como candidato a la Legislatura me tocó empezar a participar de debates en colegios secundarios. En uno de ellos, una de las estudiantes con más inquietudes, después de escucharnos a los representantes de Patria Grande y a mí, me preguntó:“¿si están contra Macri, y son de izquierda, por qué no se unen?”. Fue interesante explicar y debatir con ese escenario, en un salón repleto de estudiantes. Me pareció lo mejor, desarrollar sin chicanas la esencia de esa mala noticia, a saber que no podamos confluir fuerzas de izquierda en un armado común. Yo puse en debate algunos temas de agenda centrales: prohibir el trabajo precario, las 6 hs, aborto, legalización de la marihuana, separación de la iglesia del estado, desmantelamiento de los privilegios de casta de la política tradicional, entre otros. Para encarar esos temas, para defender esas causas y transformarlas en derechos con leyes y movilización social, es clave sumar fuerza política. Ahora bien: Patria Grande eligió integrar las listas del PJ en CABA y esto implica militar para hacer fuerte una de las ruedas auxiliares claves del macrismo en la ciudad y que además siendo gobierno nacional se opuso al aborto, precarizó como el que más, cajoneó los proyectos de despenalizar la marihuana, bancó a la iglesia y avaló cada dietazo de diputados, senadores y legisladores. Es decir: nuestra propuesta es unir a las expresiones de izquierda que estén de acuerdo con acumular fuerza para un instrumento potente, pero con independencia de la política tradicional. Es la única forma de no pelear con las manos atadas por las causas necesarias, y hacerlas posibles. Somos coherentes, no claudicamos.

Zamora y la suma cero

En 2001 capitalizó algo de sus cualidades personales y mucho, muchísimo de la construcción colectiva, de base, militante de la que fue su cara pública más conocida: el viejo MAS de la década del 80. Por esa acumulación y su identificación con las ideas de izquierda, en la crisis de representación del Argentinazo, emergió como una figura que concentraba el valor de la coherencia, la honestidad. Pudo jugar un papel muy positivo para reagrupar la izquierda política y social, sin embargo se encargó de obstaculizar esa posibilidad. Montó un proyecto centrado en su figura personal, logró representación parlamentaria, concitó ilusión… y todo se evaporó en medio de acusaciones de personalismo, verticalidad, corrupción en el manejo de los recursos -cuantiosos- de un espacio que llegó a tener diputados nacionales y varios legisladores en la CABA. Desde entonces aunque su performance decayó electoralmente, mantiene un espacio que le permite tener alguna banca. Es raro verlo actuar públicamente cuando no hay procesos electorales, momentos estos donde la prensa le da bastante espacio. Zamora explica en los medios que la tarea central es fomentar la movilización, fomentar la espontaneidad organizativa y despotrica contra toda formación política de izquierda identificando con verticalismo sin distinciones a cualquier partido. Sobre esa base, obtura toda posibilidad de unidad, siembra confusión y desalienta. Se ha ido transformando es una referencia anti-política, con algo de mito urbano y bastante de izquierda amigable, folclórica, no preocupante para el régimen político. Ocurre que al torpedear la unidad de la izquierda, renunciar explícitamente a la lucha por el poder para la mayoría y no construir fuerza militante en lugares de trabajo y estudio, casi que Zamora es para la burguesía el amigo judío con el que se encubre todo mal disimulado antisemita. Es parte del auxilio indirecto al PRO en la ciudad, donde la izquierda podría ser una fuerza de volumen creciente.

Nuestros desafíos

El espacio político de oposición independiente al macrismo está en debate. Nosotros explicamos, informamos y procuramos clarificar ante muchos, que el PRO tuvo siempre el auxilio parlamentario del FPV desde el 2007 para las leyes clave de una gestión que proyectó nacionalmente a Macri y a Vidal. Repetir esa experiencia es casi la patología del síndrome de Estocolmo en versión política. Por eso, votar PJ o sus variantes es sumar a este círculo, al simulacro de oposición. Zamora o el FIT de Bregman y Ramal, dividen conscientemente el espectro de la izquierda, atrasan, restan. Nuestro caso es opuesto. Desde hace años insistimos en CABA -como parte de una línea nacional – en unir la izquierda política y social, para ocupar el espacio vacante de una oposición real del modelo PRO en la ciudad. Tendimos puentes, buscamos formulaciones tácticas que incluso aprovecharan las PASO para dirimir propositivamente ideas y candidaturas. Siempre se rechazaron esas iniciativas. Por lo tanto, la experiencia reciente de Izquierda al Frente es una apuesta inicial para proyectar más unidad en la izquierda. En lo inmediato nos proponemos superar el escollo del 13 de agosto, para garantizar llegar a octubre. En ese camino con un programa coherente con medidas de fondo y una candidatura garante de consecuencia, como la de Alejandro Bodart, los que militamos por estas ideas estamos convencidos y convencidas que estamos sembrando una referencia con un ojo puesto en el mediano plazo de una ciudad y un país en el que se acumulan tensiones que más temprano que tarde se van a desenvolver. Nos proponemos llegar a esa coyuntura, fortalecidos para contribuir al surgimiento de una alternativa independiente para una nueva mayoría social y política.

Mariano Rosa