Día de la madre, la escuela y la familia real, diversa

 

El tercer domingo de octubre se acostumbra festejar el día de la madre en Argentina. En tiempos de una ola feminista y disidente que pone todo en cuestión, queremos reflexionar sobre esta celebración que ha ido desapareciendo en muchas escuelas porque el “modelo” de familia real, es bien distinta a la imagen de la llamada familia «tradicional» que insisten en querer imponernos los sectores antiderechos. Niñas, niños y niñes son parte cotidiana de esta realidad. La que debe ser asumida para no discriminar.

 

Una realidad de familias diversas

 

En los últimos tiempos y en este siglo XXI, el modelo de familia ha dejado de referirse o proyectarse en ese concepto tradicional de “familia nuclear” compuesta por padre, madre e hijos. La realidad nos lleva a incorporar y considerar los distintos modelos cada vez más visibles en nuestra sociedad. Hay familias biparentales y monoparentales, ensambladas o familias reconstituidas, de parejas homosexuales, de niñes sin madre o que viven con otro familiar o alguien a cargo.

Por eso, en muchos establecimientos educativos, ya sea a través de la docencia o de las agrupaciones de madres, padres, familias o personas responsables de les estudiantes, se decide no celebrar en las aulas el día de la Madre y del Padre y sí el «día de la familia» para contener esta realidad que vivimos a diario.

Al considerar a esas celebraciones como parte de una tradición ya obsoleta que olvida que las familias en nuestra sociedad son cada vez más diversas. Y no generar situaciones de discriminación a buena parte de estudiantes cuyo «modelo de familia» no se ajusta a los supuestos íconos y formatos tradicionales.

Es importante educar de manera libre de prejuicios y visibilizar con la mayor naturalidad todas las opciones o formas posibles de organización familiar que existen. Para no caer en promocionar un modelo de familia patriarcal, obsoleto. Ya que festejar el día de la madre y del padre no se ajusta al perfil de las familias del estudiantado.

Es preciso visibilizar a los “tipos de familia» existentes en la sociedad real, de forma que cada estudiante pueda identificarse con la suya, sin sentir discriminación alguna. Apostar quizás a una celebración más genérica e inclusiva, que parta de un modelo más acorde al existente y de un concepto de familia distinta a la “tradicional».

Al mismo tiempo porque festejar en los colegios el día de la madre y del padre por separado, parte de asumir como “natural” una asignación de distintos roles dentro de la familia que no se corresponde con la realidad. Las familias son cada vez más diversas y la escuela como institución debe comprometerse y partir de su contexto social.

Podemos cuestionar también los regalos que se ofertan y promocionan para el día de la madre y del padre, mayormente como sexistas. Y la transformación del día de la madre en un asunto comercial, por lo que, además de sexista, se torna en capitalista.

 

La familia es una sola. ¿Qué familia…?

 

En los orígenes de esta celebración aparecerían los vestigios de la diosa madre, llamada Isis en Egipto, Rea en la mitología griega o en Roma con Cibeles, en todos los casos eran días de consagración. Para la tradición católica, será la figura de la Virgen Madre la que impregne los sustratos de estas fechas. Antes de la reforma del Concilio Vaticano II, el 11 de octubre se conmemoraba el amor hacia la Virgen María (hoy se celebra el 1° de enero) en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica.

Pero para garantizar que todes pudieran agasajar a sus madres, se pasó el festejo del día de la madre para el domingo posterior, quedando así el tercer domingo de octubre en nuestro país. Tradición acordonada al patriarcado más profundo, por suerte modificada poco a poco en la institución escolar pública.

En Inglaterra, durante el siglo XVII se instaura el domingo como día para honrar a las madres ya que era cuando las señoras permitían a sus «criadas» tomarse el día libre para ver a sus madres. En EEUU, dos mujeres, Julia Ward Howe y Anna Reeves Jarvis, lucharon para que se reconozca el día de la madre, aunque con otro sentido que el actual. Julia Ward Howe (1819-1910) fue una destacada abolicionista, feminista, poeta, defensora de la justicia social que lanzó su proclama y ferviente llamamiento a las mujeres a levantarse contra la guerra, por el desarme.

Más allá de lo anecdótico e histórico, es importante destacar que, en el devenir de los cambios sociales y al calor de la transformación de los tipos de familia, la escuela como receptora de estas disidencias, necesita trabajar con mucha información, debate y apertura a las nuevas configuraciones.

El modelo conservador, heteronormativo, biparental, nuclear es hoy sólo uno más de las tantos formatos, para agregar al debate con los defensores a ultranza de los valores de la “sagrada familia” y no el único.

De hecho, la implementación de la ESI en todos los niveles educativos es una de las herramientas que ayudan a este trabajo. Será que la realidad choca en la cara a los “Celestes” que ven cómo estos aspectos casi medievales se diluyen por la fuerza de una lucha que, impulsada por las mujeres y las disidencias, es asumida por grandes franjas de la población que deciden defenderla.

 

Una educación más inclusiva

 

Precisamente, cuando estos grupos supuestamente PRO-Vida, Celestes y reaccionarios ingresan en una escuela, agreden en la calle o una plaza como les pasó a nuestras compañeras en Santa Fe y Paraná, o recientemente que amenazan de muerte como a las referentes de Juntas y a la Izquierda / MST y gritan con ofuscación que “las cosas son como son” y no se pueden cambiar, creemos que estas fechas deben servir para reflexionar como docentes y con les estudiantes sobre lo irreal y dogmático de esos “valores” que -como antiderechos- nos pretenden imponer a las mayorías.

Abrir el debate y análisis a la realidad de familias de nuestro entorno escolar para evitar normalizarlas según un supuesto modelo ideal, para reconocer la singularidad y la dinámica particular de cada una. Actuar didácticamente para valorar cómo es la familia real de cada estudiante. Y darles autonomía para decidir quién o quienes consideran su familia. Trabajar en el aula acerca de cómo es esta diversidad familiar y los distintos modelos en nuestro entorno escolar. Respetar lo disímil, sin incurrir en situaciones discriminatorias hacia la diversidad sexual y familiar.

En una sociedad en transformación, las propias consideraciones de la ONU apuestan a la familia diversa. Precisamente, la Organización de Naciones Unidas sostiene que la definición tradicional de la familia no se coincide con la realidad actual. Por lo que es preciso  adecuarla, a partir de considerar sus variadas formas de composición y los distintos modelos que existen, como el de las familias monoparentales, las formadas por dos personas de igual sexo y demás que señalamos inicialmente.

Este debate es importante para consensuar medidas que promuevan una enseñanza en la diversidad afectiva, familiar y social. Que no dependa de lo que pueda o no realizar cada docente, sino para ser parte efectiva de los contenidos curriculares y actividades áulicas, en particular en la instrumentación de la educación sexual integral en todas las escuelas. Una ESI feminista, disidente, laica, científica y transversal, para avanzar a una educación cada vez más inclusiva.

Como vemos, la sociedad cambia, se transforma y evoluciona. Como docentes debemos contribuir a que la escuela y los festejos que puedan estar relacionados, se transformen y evolucionen también.

 

Diana Thom y Francisco Torres

Alternativa Docente, ANCLA / MST

Secretaria de Promoción Social, SUTEBA Quilmes Multicolor

Secretario Gremial, Federación Nacional Docente, FND-CTA Autónoma