El capitalismo no va más sin socialismo no hay solución

Los discursos y programas electorales de los partidos tradicionales suelen presentar una visión edulcorada de sus políticas reales. Se presentan maquillados por el marketing. Sin embargo, si hay algo que no dudan en dejar al descubierto es su adhesión sin límites al status quo del sistema capitalista. Esto puede verse aun entre quienes se presentan como “progresistas”. Así, Kicillof salió rápidamente a desmarcarse de la acusación de “marxista”, y CFK se calificó a sí misma como más capitalista que el macrismo. Nosotros defendemos un modelo totalmente opuesto al capitalismo, el socialismo.

Economia para el 1% o para las mayorias?

El capitalismo organiza la producción, y con ello al conjunto de la sociedad, como un medio para garantizar una finalidad exclusiva: la ampliación de las ganancias empresariales. Ésta es la vara con la que todo se mide. Si las ganancias se reducen los capitalistas responden con despidos, cierre de empresas e incluso ramas enteras de la producción, sin pensar un segundo en las vidas arrolladas. La ciencia, la cultura, todo se subordina a esta ley de hierro del capital.

Toda esta ganancia, así como el conjunto de la riqueza social, proviene del trabajo, es decir, de las tareas productivas que realizan trabajadores. Pero es apropiada por una clase social que no vive de su trabajo, sino de su propiedad sobre los medios de producción. Una pequeña muestra de esto: según Oxfam el 1% más rico de la población mundial se quedó con el 82% de la riqueza producida en el año 2017, y en el año 2018 la fortuna de las 26 personas más ricas del mundo ascendió hasta ser equivalente a lo que tienen las 3.800 millones de personas más pobres, es decir, la mitad de la población mundial.

El socialismo, por el contrario, implica planificar democráticamente la producción de acuerdo a las necesidades sociales. Es decir, que sea la propia sociedad a través de mecanismos democráticos la que decida cuánto, qué y cómo producir y también como distribuirlo. Para ello es necesario que las fábricas, las tierras, los medios de producción, dejen de ser propiedad privada de unos pocos, y estén bajo control y gestión social. Esto permitiría reducir la jornada laboral y garantizar las necesidades del conjunto de la población mundial.

Democracia para ricos o democracia real?

Los defensores del capitalismo sostienen que este sistema es el único “democrático”. Sin embargo, la “democracia” que defienden limita deliberadamente la capacidad de decisión de los pueblos. Las reglas de juego de la institucionalidad de los Estados están armadas de manera tal de garantizar la reproducción del poder de la clase capitalista. Su justicia, sus parlamentos y presidentes, sus instituciones internacionales, están basadas en sostener el control de los resortes fundamentales de la sociedad en manos de unos pocos. Una muestra de esto es la deuda externa. Nosotros no pedimos los créditos, ni nos preguntaron, sin embargo a la hora de pagar, los gobiernos piden el “esfuerzo” a la clase trabajadora. Lo mismo sucede con el valor de la moneda, los precios, etc. En la democracia capitalista los “mercados” deciden todos los días, y los pueblos votan cada cuatro años.

Nosotros luchamos por una democracia real, que solo puede darse unida al socialismo porque solo allí podremos tomar las decisiones sobre la economía que hoy se toman en los despachos de las corporaciones. Hay que desmantelar el sistema de la casta política. Queremos que los pueblos decidan todo, que todo funcionario sea revocable, y ganen el mismo sueldo que un trabajador.

Saqueo y opresion o Ecosocialismo e Igualdad?

El capitalismo se basa en la explotación de la clase trabajadora, pero además depreda la naturaleza y utiliza la opresión patriarcal, racial, nacional para multiplicar la ganancia y sostener el sistema. Así, por ejemplo, 100 empresas han sido las responsables del 71% de las emisiones de gases con efecto invernadero, responsables del cambio climático, desde 1988 hasta hoy. La opresión patriarcal reporta beneficios de alrededor de 10 trillones de dólares a los capitalistas a nivel mundial en concepto de trabajo doméstico no remunerado.

En una sociedad socialista, donde los beneficios empresariales no sean la pauta que organice todo, podemos terminar con todas las formas de opresión y el saqueo de nuestros bienes comunes. Por eso solo la izquierda defiende en su programa el derecho al aborto, el reconocimiento, remuneración y socialización del trabajo doméstico, la prohibición del fracking, los agrotóxicos, y la megaminería.

Una alternativa para hacerlo posible

Frente a los partidos del régimen, que en sus distintas variantes sostienen el sistema capitalista, desde la izquierda hemos logrado una unidad histórica para luchar por otra sociedad. Las peleas por lograr este objetivo no se reducen a las elecciones, por eso necesitamos construir una fuerza militante capaz de dar vuelta todo. Te invitamos a sumarte al MST para construir esa organización.