Testeo masivo la verdadera discusión

Escriben: Gerardo Uceda y Guillermo Pacagnini

Desde que se tomó noción del riesgo de la pandemia, el gobierno se centró en una única estrategia: el aislamiento social o cuarentena. De allí en más se dedicó a rechazar o denostar cualquier otra posición, como la de realizar testeos amplios (o masivos) y unificar el sistema de salud para optimizar los recursos, entre otras. Todo lo cual implicaba invertir mucho más dinero en salud.

En lo que respecta a los testeos amplios o masivos, específicamente pasó de negar su utilidad, a cuestionar los resultados de los test rápidos y, finalmente, en el día de hoy a admitir que realizará un «estudio» con 170.000 test donados por el gobierno chino, para detectar a portadores o contagiados que sean asintomáticos.

¿Cuál es el debate de fondo?

El hecho que los países con mejores resultados hayan testeado en forma amplia, como Islandia, Alemania o Corea no pareció conmoverlo o hacerlo cambiar de opinión. Tampoco que los expertos de distintos países lo aconsejaran. Desde el ministerio y los cuadros K seguían diciendo que eran innecesarios, caros, inseguros, tardíos. Recién cuando la OMS cambió y a través de su director insistió en que había que hacer «aislamiento social y testear, testear y testear», empezaron a rendirse ante la evidencia. Sin embargo no cambiaron sustancialmente, la política de descentralizar por provincias para aumentar los testeo llegó a cuentagotas y llevó a que Argentina testeara a razón de 6 personas cada 100.000 habitantes, mientras que Alemania realizaba 578/100.000 y ni hablar de Islandia con 4.200/100.000.

En medicina nadie discute que tener un diagnóstico más preciso de la epidemiología o de la fisiopatología de una enfermedad, cualquiera sea ésta, es mejor. Sobre todo si hay evidencias de que su aplicación arrojó mejores resultados. En nuestro país hemos estado un mes encerrados, pero a ciegas. Liberamos a miles de jubilados, de alto riesgo, a ciegas. Vamos a liberar la cuarentena (administrada, no sabemos de qué forma) a ciegas.

Tampoco se discute que porque un test no sea 100% sensible o específico no sea útil. De hecho, casi ninguno lo es. Si éste es económicamente accesible y/o fácil de realizar se lo utiliza, y si es necesario se realiza el más específico, caro y lento para verificar o descartar el resultado, es práctica de todos los días.

Entonces, para no hacer falsas discusiones, ¿cuál es la discusión de fondo?: Nosotros somos categóricos, decimos que Alberto Fernández y su ministro no implementaron ninguna política de testeo porque significaba invertir más dinero. Quizás por eso, ahora que hay una donación de 170.000 kits, cambiaría de opinión. Y decimos que fue un error serio, que perdimos tiempo precioso, casi un mes, en que se podría haber actuado con mayores conocimientos epidemiológicos y aislamientos más estrictos y selectivos.

Una necesidad imperiosa

El testeo amplio permite, por una parte, detectar a los pacientes asintomáticos y poder aislarlos convenientemente.
Puede también a través de test rápidos que detectan anticuerpos, saber qué pacientes que fueron asintomáticos están inmunizados y en dicho caso pueden circular sin inconvenientes, como se apresta a hacer Chile ahora (que testeó 10 veces más que Argentina y tiene una mortalidad mucho menor consecuentemente).
Permitiría también detectar el nivel de contagio en las personas de alto riesgo y su entorno, de manera de poder hacer una protección más efectiva y aislamientos más estrictos y selectivos.

Y, fundamentalmente, el testeo amplio aplicado a todos y cada uno de los agentes de salud, para poder identificar, también entre ellos a los portadores asintomáticos. A los que se contagiaron sin saberlo en una guardia o un pasillo hospitalario y que luego se transforman en transmisores hacia el resto del equipo de salud. Y que serán imprescindibles, de cara a que vayan aumentando los casos y la circulación viral como todos esperan. No hacerlo así, no sólo enfermará a muchísimos más agentes de salud, sino que se perderán trabajadores verdaderamente esenciales para hacerle frente a la pandemia.