Ante el crecimiento de los contagios. Cuarentena con derechos

Sobre el cierre de esta edición, Alberto Fernández dijo que “deberíamos volver a la cuarentena estricta”. Sin embargo, acto seguido descartó volver a la fase 1. El preocupante crecimiento de la curva de contagios desnuda el doble discurso de cuidar la salud al tiempo que abre la mayoría de las ramas no esenciales, cediendo a las patronales. Ni la derecha “anticuarentena”, ni el verso de Fernández. Hay una una tercera posición que es la que venimos impulsando desde la izquierda: volver a fase 1, pero aplicando las medidas sanitarias y sociales que se necesitan.

Escribe: Gerardo Uceda

Desde marzo, cuando la diseminación mundial del coronavirus se hizo patente, el presidente vio la oportunidad de fortalecerse políticamente si tomaba medidas prontas para evitar una catástrofe sanitaria como las que estaban sucediendo en España e Italia. Así declaró elegir la salud frente a la economía e instauró una cuarentena bastante rígida que tuvo inicialmente sus réditos en términos de salud, con bajos contagios, baja letalidad y sin saturar el sistema de salud. Sin embargo, no tomó otra serie de medidas que vinimos planteando desde la izquierda y los sectores combativos de la salud, como los testeos masivos para conocer científicamente la propagación del virus, se mantuvo sin auxiliar económicamente a los trabajadores, preservando el trabajo y el salario y a los sectores más desprotegidos e informales de la economía. Y cometiendo algunos graves errores como permitir la salida masiva sin aislamiento aquel viernes del cobro para jubilados y asignaciones y comenzando a abrir prematuramente la cuarentena liberando ramas que no eran esenciales como la minería. Por ello, los números de contagio fueron aumentando aceleradamente, sobre todo en el AMBA.

Doble discurso

Al pasar los días y hasta meses sin haber realizado medidas complementarias a la cuarentena, pasó lo que la mayoría veía como inevitable: los números de contagiados, enfermos y muertos iban en aumento y la economía iba en picada. Las patronales también presionaron más por abrir la cuarentena para preservar sus ganancias aún a costa de empeorar la epidemia. De nada valieron los acuerdos con la burocracia para dejar correr suspensiones con rebaja del 25%, ni los auxilios a los empresarios al pagarle el Estado con plata de los propios trabajadores a través de la ANSES hasta el 50% de los salarios, la presión siguió implacable. Por otra parte, el miserable intento de contención a través de un IFE de $ 10.000 para comer 3 meses cambiaba el humor social, y muchos de los sectores más desprotegidos se veían forzados a salir a trabajar por más miedo al contagio que tuviesen.

Así las últimas declaraciones de Alberto se tornaban cada vez más contradictorias, mientras seguía insistiendo que seguíamos en cuarentena, más sectores de la economía abría. Lógicamente, al aumentar la circulación de gente en lugares como CABA y gran Bs As donde existía circulación comunitaria del virus, los contagios se multiplicaron. De nada servían los llamados a quedarse en casa, si los colectivos y trenes iban atestados de trabajadores. Hoy los contagiados diarios superan los 1.000, empiezan a llenarse los hospitales y las salas de Terapia Intensiva y recién estamos entrando en el invierno donde todos los expertos opinan que aumentarán aún más los contagios y las dificultades del sistema para contenerlos.

El colmo del doble discurso del presidente es que abre actividades no esenciales y no cuida a los trabajadores que realmente lo son, como el personal de salud que tiene un alto índice de contagio por déficit de medidas de protección, falta de insumos adecuados y sobrecarga laboral con poliempleo, y patronales que obligan a los trabajadores a ir a trabajar enfermos. El círculo se cierra cuando sabemos que no se aplicaron los testeos necesarios ni siquiera en los trabajadores de la salud, así se tuvieron que cerrar geriátricos, el Hospital Italiano de Córdoba o se extendían los contagios en el Belgrano, el Italiano de Bs. As. o el CEMIC.

Ahora, ya decidido a ceder a la presión de los empresarios, el gobierno abre cada vez más la cuarentena, en todo el país donde los contagios son menos pero también en el AMBA donde claramente van en aumento y todavía estamos lejos del famoso “pico” y más lejos todavía del descenso de las curvas de Fernández. El presidente no puede explicar coherentemente por qué hace esto, sin reconocer que está eligiendo no ya la salud sino la economía, como la inmensa mayoría de los presidentes del mundo, ya sea grotescos como Trump o Bolsonaro o más moderados como los de Francia, España o Inglaterra.

Qué hacer

Desde el entorno de AF, PJ-Frente de Todos, insisten en que la única salida es la cuarentena que impuso el presidente (negando todas sus contradicciones y errores). Por otra parte desde la derecha, Cambiemos y el empresariado en general bombardean con que no se puede seguir así, que la economía se derrumba y hay que salir ya de la cuarentena sin ninguna explicación sanitaria lógica. En síntesis: o nos cuidamos del virus y nos morimos de hambre o salimos a trabajar y nos morimos de Covid-19.

Esto es lo que se denomina falacia lógica o falsa opción, que consiste en hacernos creer que sólo existen esas dos opciones cuando en realidad hay otra, que es la que venimos proponiendo desde la izquierda desde el principio y sostenemos hoy más que nunca a la luz del aumento de los casos en el la zona más poblada de la Argentina.

Nuestra posición es clara, en todo el AMBA hay que mantener la cuarentena como al principio, con aislamiento y sólo circulación de las actividades realmente esenciales. Pero a diferencia de lo que hizo Fernández nosotros somos contundentes, debe existir una contención y asistencia económica real y suficiente para todos los sectores que no pueden trabajar o no tienen salario asegurado. Pero no la migaja de $ 10.000 del IFE cada tres meses, sino $ 40.000 mensuales para cubrir la canasta familiar. Y garantizando ningún despido, ni suspensión ni rebaja salarial a los que tienen sueldo.

¿Los recursos? Muy sencillo, deben salir de los grandes empresarios y fortunas que durante décadas se beneficiaron con enormes ganancias y hoy ante la primera crisis la quieren descargar sobre nosotros. Ni siquiera ahora hablan del “impuesto patria” que nunca llegó. Se necesita una profunda reforma tributaria con impuestos de emergencia y progresivos a los que más tienen. También proponemos dejar de pagar la deuda para que no se vaya un dólar más del país. Con estas medidas sobrarían para hacer frente a la emergencia que nos plantea la doble crisis sanitaria y económica.

Además hay que tomar medidas sanitarias serias y que no se hicieron en estos meses. Testeos masivos en todo el AMBA para detectar correctamente la presencia y diseminación del virus. Elementos de protección adecuados para todo el personal de salud que se está infectando. Poner toda la industria al servicio de fabricar todos los elementos sanitarios de protección. Nombrar todos los trabajadores del equipo de salud que hagan falta para que se aboquen a la epidemia y acabar con el poliempleo y así poder licenciar a los que haga falta hacerlo, comenzando por los grupos de riesgo. Finalmente imponer un Sistema Único de Salud Estatal para poder optimizar los recursos, cosa que abordamos en otro artículo.

Estas medidas que son urgentes en el AMBA, son necesarias e imprescindibles también, adecuándolas en el resto del país donde todavía no hay circulación viral masiva, de lo contrario nos exponemos a que la epidemia se extienda por todo el territorio nacional cuando, a presión de los empresarios, circulen los camiones y abran las fronteras provinciales y aeropuertos.