El utópico capitalismo “noble” del Sr. Fernández

Escribe: Carlos Carcione

El 7 de  julio Alberto Fernández participó virtualmente del Foro Anual de empresarios que se organizan en la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa[1].  En el evento, “bendecido” por el Papa Francisco y en apenas unas frases, dejó al desnudo toda la incertidumbre de la clase dominante frente a la enorme crisis y la  falta de perspectivas del régimen social y económico que defiende, el capitalismo.

En el contexto del colapso mundial del sistema, Fernández insiste en que para el capitalismo no hay alternativa[2]. Por eso habla de una utópica vuelta atrás, de un retorno imposible a  un pasado embellecido a fuerza de falsa conciencia. Dice el presidente que el capitalismo dejó de ser noble cuando los gerentes financieros pasaron a ser más importantes que los de la producción de mercancías. De esta manera responsabiliza al capital financiero y adorna de una virtud que no tiene al capital productivo. Refleja su propio desconcierto frente a la deriva cada vez más especulativa, depredadora, destructiva, elitista y parasitaria del sistema. Pero el capitalismo es uno solo, su sector industrial y su sector financiero, son apenas dos caras una misma forma de organización de explotación y degradación, incluso como señalaron Marx y Engels hace ya más de 150 años, de sus dos principales fuentes de riqueza: la naturaleza y les trabajadores.

El objetivo central que guía al capitalismo no es proveer para las necesidades humanas, por el contrario es la ganancia de un sector ultra minoritario: los capitalistas, que lo hacen sobre la base de la explotación y opresión de la absoluta mayoría. Es la evolución lógica de su proceso la concentración social y económica en una pirámide cuyo vértice superior es ocupado por cada vez menos, con más privilegios y empuja a su base a miles de millones de desposeídos.

El verdadero rostro del capitalismo “noble”

El mito del capitalismo productivo “noble” al que hace referencia el presidente, oculta la verdadera historia de sangre y barro con la que se amasó el sistema. El anhelo que expresa Fernández es funcional a este ocultamiento, y también busca esconder la colosal lucha de los trabajadores y los pueblos con las que se arrancó conquistas al sistema. Unos pocos ejemplos de la “nobleza” del capitalismo productivo al que aspira a volver el presidente pueden ser tomados como parte de los símbolos de toda su historia.

La brutalidad y desprecio por la vida de les trabajadores en el ascenso del capitalismo es igual al de su decadencia actual.  Lo que hoy se recuerda como Día Internacional de la Mujer conmemora el asesinato de 120 obreras que manifestaban en New York el 8 de marzo de 1875 exigiendo igualdad salarial con sus pares hombres, la brutalidad de la cargas policiales para dispersar esa manifestación produjeron los asesinatos. La reivindicación que reclamaba esa manifestación todavía está presente en los reclamos de las luchas de las mujeres en la actualidad ya que no se ha alcanzado.

La conquista del derecho a limitar la jornada de trabajo a 8 horas llevó largas décadas de lucha y también continúa. El símbolo de esta pelea que es la huelga mundial del 1 de Mayo de 1889 convocada por la Segunda Internacional con la que inaugura esta tradición, conmemora el juicio espurio y asesinato de líderes obreros en la ciudad de Chicago que en 1886 ayudaron en la organización de enormes huelgas obreras en Estados Unidos. Solo Años después se conquistaría ese derecho. Pero desde sus orígenes el capitalismo se asentaba en la explotación laboral de jornadas de entre 14 y 16 horas diarias al servicio del  “noble” capital productivo. Pero esto no quedó en la historia, se repite en la actualidad  entre los jóvenes trabajadores precarizados que sufren la superexplotación del capitalismo de” producción” y los centenares de millones de trabajadores “informales”.

Lo mismo sucede con la naturaleza. Ese capitalismo “noble” está llevando al planeta al nivel de su agotamiento natural y por consiguiente a la extinción de la humanidad. Este fenómeno lo provoca el capitalismo productivo que se asienta en la extracción de recursos naturales para alimentar la producción anárquica de mercancías. Desde la pandemia actual hasta el cambio climático pasando por la expansión de la frontera extractiva a costa de selvas, bosques y recursos acuíferos no renovables al servicio de la producción agrícola o minera indiscriminada y bestial, y el desplazamiento criminal y hasta genocidio de los pueblos que habitan esos territorios, se hace al servicio de una cadena de producción global.

Hay alternativa y tiene nombre: Socialismo

Pero toda la utopía de un capitalismo “noble” se asienta en la principal falacia del discurso del Sr. Fernández según la cual no habría alternativa para el sistema.  Hay una alternativa y tiene nombre concreto, Socialismo. Algunos de los ejes de esa construcción que será necesario conquistar a nivel internacional, son:

Un sistema que reemplaza la producción anárquica de mercancías depredando la naturaleza y explotando el trabajo humano,  por la planificación democráticamente auto determinada por trabajadores y consumidores.

Que produce para las necesidades humanas y no para la ganancia particular. Que socializa los medios de producción bajo la autoridad dela sociedad democráticamente auto organizada. Que pone bajo ese control y planificación todos los bienes comunes. Que utilizando la ciencia y el desarrollo tecnológico recomponga el metabolismo entre la sociedad y la naturaleza.

Este sistema no se alcanzará de manera gradual, evolutiva, ni por la acumulación de reformas parciales. La historia enseña que se asentará sobre la base de una feroz lucha de clases. Esa lucha de los explotados y oprimidos tiene bases donde apoyarse en la tradición del marxismo revolucionario.

En esas tradiciones, reconocemos entre  otras, la experiencia a de los primeros años de la Revolución Rusa, la hoja de ruta de la Teoría de la Revolución Permanente  y el método del Programa de Transición.

[1] https://acde.org.ar/

[2] https://www.pagina12.com.ar/277046-alberto-fernandez-llego-la-hora-de-poner-al-capitalismo-en-s