Alberto: camaradería y reconciliación con las FF.AA

Primero, eligió muy mal el día: justo hoy, 22 de julio, se cumplen 44 años del nefasto Apagón de Ledesma, operativo represivo de la dictadura genocida que costó ////// vidas en Libertador, Jujuy.

Más allá de esa triste coincidencia, el contenido político del “acto de camaradería” de Alberto Fernández con la cúpula de las Fuerzas Armadas fue una vergüenza repudiable. Y no sólo visto desde una mirada de izquierda, sino también para toda persona que genuinamente valore los derechos humanos y las libertades democráticas.

Durante toda la ceremonia, el presidente continuó con su línea anunciada meses atrás de «dar vuelta la página», buscando reconciliar a los militares con el pueblo. Lejos de limitarse a una actitud de «camaradería» formal, Alberto les lanzó a los jefes de las FF.AA. una verdadera catarata de agradecimientos públicos de todo tipo y color. Encima, se emocionó al cantarles loas. Elogios por repartir comida, elogios por prestar un médico, elogios por cualquier huevada, como si fueran héroes consagrados de la patria por cumplir alguna mínima tarea asistencial que millones de trabajadorxs hacen al máximo y todos los días.

“Se ganaron el reconocimiento de todos los argentinos y argentinas” les dijo Alberto, como intérprete aventurero y usurpador de millones de conciencias antimilitaristas que sabemos bien de su rol represivo de ayer y de hoy. Pero eso no fue todo: tras reconocerles insólitamente que “fueron muy maltratados”, les prometió un aumento del presupuesto para su funcionamiento y también una regularización salarial desde octubre. Mientras millones de laburantes docentes y estatales de todo el país siguen cobrando ítems no remunerativos, y mientras otros tantos millones de trabajadorxs del sector privado siguen precarizadxs total o parcialmente, Alberto empieza por… los milicos.

El presidente habló de Malvinas y del ARA San Juan. Pero habiendo todavía en este país juicios a represores por delitos de mesa humanidad, y habiendo cientos de jóvenes que todavía no han recuperado su identidad, Alberto en todo su discurso no hizo ni la menor alusión al genocidio ni a lxs 30.000 compañeras y compañeros detenidos-desaparecidos. Y no es que no haya ninguna demanda democrática para exigirles a las FF.AA.: además del juicio y castigo a todos los culpables, sigue pendiente abrir los archivos secretos de la dictadura, que aún guardan bajo siete llaves estas mismas Fuerzas Armadas que el presidente tanto elogia.

Las reivindicó y las llamó a “estar presentes cuando el pueblo las necesita”. No, Alberto. No en nuestro nombre. El pueblo, la clase trabajadora, las mujeres, la juventud, no necesitamos a estas FF.AA. Quien hoy busca reconciliarnos con ellas sos vos, en nombre de toda la clase capitalista gobernante, para tenerlas disponibles mañana “cuando las necesiten”.

Pablo Vasco, CADHU-MST