Rita, una docente fuera de serie

 

Llegó el estreno de la 5ta temporada de Rita, la serie danesa sobre una docente que rompe con los estereotipos asignados para nosotras, las docentes mujeres. ¿Está bueno verla?

 

Este sábado 15 de agosto tendremos la posibilidad de reencontrarnos con esta singular docente, Rita, sus amistades, familia, escuela, contrariedades y propuestas. Esta serie danesa se estrenó el 9 de febrero de 2012, unos 8 años atrás. A su protagonista, la encarna la actriz Mille Dinesen. Esta 5ta temporada se emite por la plataforma de la N roja.

La trama se centra en una maestra de una escuela danesa, madre soltera, de tres hijes adolescentes. Odiada por buena parte de sus compañeres de trabajo, querida por les estudiantes. Logra llegar a acuerdos con familiares y directivos, siempre a favor de elles.

Pinceladas críticas de la educación, en un mundo capitalista

 

En esta nota no voy a ahondar en las diferencias cualitativas entre nuestro ajustado y empobrecido sistema educativo estatal con el de Dinamarca, eso podrá quedar pendiente. Sólo quiero resaltar los porqués estaría bueno verla. Y maratonear con las temporadas anteriores. Rita y la escuela pública, esa que queremos, transformadora, que interpela, crítica y cuestionadora, lo vale.

A la vez, quiero meterme sí con el acto de injusticia llevado adelante por la ideología dominante a través de sus correas de transmisión, al menos en países de habla hispana, que dejaron a esta maestra como la réplica de otra serie, que salió unos años después.

En las opiniones de los grandes medios hegemónicos de comunicación -formadores de opinión en todos los aspectos- se destaca el parecido de Rita con la serie catalana, Merlí. La que también trata sobre un docente poco ortodoxo. Sin embargo, la comparación debiera hacerse al revés, ya que Rita hizo su primer aparición tres años y medio antes. Y es en realidad Merlí quien tiene muchos parecidos con Rita, por ejemplo, ambos son padre y madre respectivamente, de un hijo homosexual. Aunque para ella es fácil y natural amar a su hijo como es; no así para Merlí.

Pero fue esta última la que, al menos en en países de América Latina, tuvo una trascendencia muy por encima de la pobre Rita, castigada por no atenerse a las reglas… ¡Ah no, pará! Merlí tampoco se atiene a ellas. Entonces, ¿qué es lo que hace que él hubiera trascendido y no ella? Más aún, cuando la docencia es ejercida mayoritariamente por mujeres, en todo el mundo. Veamos.

Es probable que caiga en gracia que un profesor piola, canchero y mujeriego, utilice métodos inusuales para mantener a su clase interesada en aprender lo que propone. Ahora, ¿es reivindicable para la sociedad que una mujer rompa con los canones educativos establecidos para mantener a su clase interesada en aprender lo que propone?

Pensá en la feminización del rol docente. Rita no es lo que se diría una mujer femenina, dócil ni complaciente. No espera la invitación ni cree en el amor romántico. Fumadora compulsiva, incorrecta y grosera. Despliega sus herramientas de enseñanza, poniendo en el centro de la escena a sus estudiantes, lejos de la mirada adulto-centrista y sus prejuicios, y al servicio del desarrollo de sus propias autonomías.

 

Madre soltera y maestra

 

Como todo personaje que refleja las contradicciones de la humanidad, regida bajo un sistema alienante, explotador y opresor como el capitalismo, su rol como madre es un aspecto que recoje debates y posiciones críticas. Sin embargo, se podría analizar desde dónde se hacen las críticas a su maternidad. Aunque eso también podría ser motivo de otra nota, no de ésta.

Lo que no podemos negar, es que las docentes sabemos mucho de lo que es lidiar solas con les hijes, ¿cuántas de nosotras somos madres solteras? ¿Y cuántas docentes van a trabajar, dejando su vida abajo del guardapolvo? Rita integra crúdamente los conflictos y problemas de una madre soltera de tres hijes adolescentes, con la mujer que necesita afecto y la docente que llega a la escuela con toda esa mochila, que sobrelleva siendo sarcástica e irónica, conflictiva y ruda. Porque para ir al frente y resolver a favor de les pibis, en muchas escuelas, se necesita rudeza, aunque los costos puedan ser altos.

La ola feminista que recorre el mundo, hoy nos permite reivindicar a Rita en muchos aspectos. Quizás en un principio, el personaje pudiera ser que te choque -y sería muy bueno preguntarnos por qué-, pero si la dejás andar un poquito, le das la oportunidad, encontrarás a una bella persona. A una mujer compleja, a una docente que labura todos los días para y con les estudiantes, apuntando a la formación de personas críticas, a través de ciertas grietas del sistema educativo, al que solo puede enfrentar siendo como es.

 

Una educación transformadora y crítica

 

A su vez, se ha dicho que en esta nueva temporada Rita pondría su propia escuela. Habrá que ver. No pretendemos ni podemos “spoilear” la serie. Pero la posible fundación o no de una nueva escuela, sería un tema para abordar y tomar la cuestión de los sistemas educativos hoy en crisis a nivel mundial. Cuál es la salida, si una escuela particular o un sistema único, nacional, estatal de educación por el que luchamos como socialistas del MST.

Vivimos en una sociedad capitalista, la serie no deja de ser un realización bajo este sistema y sus empresas, las que miden o valoran sus productos por el interés y la ganancia que generen. Un sistema regido por el individualismo, la competencia, incentivo a la codicia y el “progreso” material. Por eso queríamos resaltar con esta nota los aspectos de la serie que valoran el desarrollo de las personas, a través de la socialización, de la defensa de los derechos, el espíritu crítico y la irreverencia y cuestionamiento al sistema.

Con la convicción que esa escuela transformadora y crítica por la que luchamos, solo se dio y podrá lograr en una sociedad y educación socialista, democrática, igualitaria y justa. Veremos entonces con qué se viene esta quinta temporada de Rita, esta docente que interpela, fuera de serie.

 

Priscila Ottón Araneda, Neuquén

Alternativa Docente, MST-FIT Unidad