Paredes que gritan

“Poco les importaba que no fueran dibujos políticos,

la prohibición abarcaba cualquier cosa, y si algún

niño se hubiera atrevido a dibujar una casa o un perro,

lo mismo los hubieran borrado entre palabrotas y amenazas.

En la ciudad ya no se sabía demasiado de qué

lado estaba verdaderamente el miedo; quizá por eso te

divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la

hora propicios para hacer un dibujo…”

Julio Cortázar. Grafitti

 

Hace unos días la policía detenían a unos compañeros en Lomas de Zamora por estar haciendo una pintada exigiendo justicia por  Facundo Castro, luego de algunas horas fueron liberados por la acción militante, y unos días más tarde la pintada fue tapada por carteles en agradecimiento al presidente Fernández por parte del PJ local. Ayer un sector fascistoide en Córdoba tapó el mural de nuestra compañera Paola Acosta, víctima de femicidio a la que homenajeamos en esos trazos y llevamos como bandera de la lucha feminista desde nuestra agrupación Juntas y a la Izquierda.

Los muros gritan, exponen, denuncian, comunican

La humanidad registró sus primeras escenas en el paleolítico dentro de las cavernas: la caza, la geografía, los ritos dibujados para siempre. En Altamira, Lascaux o el norte de África y en muchos lugares más nuestros antepasados nos marcaron un camino. Los egipcios plasmaban en el interior de las cámaras mortuorias escenas de la vida de reyes, reinas y sus familias. En el palacio de Cnosos, Creta con colorido brillante la naturaleza se plasmaba a lo largo de la superficie. Durante la época helena esta costumbre se extendió hacia los edificios públicos y viviendas particulares. Como toda continuidad desde Grecia a Roma, esta costumbre se trasladó también a la península con figuras humanas en Pompeya y Herculano.

Documentación histórica en formato dibujo, incluso documentación de las castas poderosas, no tardarán los sectores populares en tomar para sí este recurso. Recordemos aquella caricatura de Felipe I de Francia hecha por Philipon donde la cara del monarca se iba transformando en una pera, de ahí el nombre Les poires. Esta caricatura terminó en las paredes de la Francia pre-revolucionaria a manos de la gente descontenta que la había adoptado.

Murales que hacen historia

No será hasta principios del siglo XX, en el México de la revolución, luego del derrocamiento del dictador Porfirio Díaz  y de sucesivos enfrentamientos entre facciones de distintos líderes revolucionarios que el arte muralista verá su apogeo. Bajo la tutela del secretario de educación pública del gobierno de Alvaro Obregón,  José Vasconcelos, fuerte impulsor  de la alfabetización y la difusión a la cultura popular es que Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco se unirán a la proeza de pintar los edificios públicos. Los temas costumbristas y la recuperación en primer plano del indigenismo van a marcar la orientación. Durante  el período de 1923 a 1928 se le encargarán a Rivera los muros de los corredores y las escaleras de la recién creada Secretaría de Educación Pública.

En un despliegue casi épico y clasista el artista desarrolló en estas paredes la historia del pueblo mexicano, de sus costumbres y batallas. Este arte social se extenderá a muchos países latinoamericanos. La afiliación marxista comunista y su participación en mayor o menor medida de acciones callejeras y de protestas avivaron debates acerca de la posición y producción del artista revolucionario. El propio Siqueiros elaboró un manifiesto a pedido del Sindicato de Trabajadores Técnicos, Pintores y Escultores. “Nuestra meta estética fundamental –dice- es socializar la expresión artística…  repudiamos la pintura de caballete y todo el arte de los círculos intelectuales, porque es aristocrático, y glorificamos la expresión del Arte Monumental porque es una propiedad pública.

Proclamamos que dado el momento social, que es transición entre un orden decrépito y uno nuevo, los creadores de belleza deben realizar sus mayores esfuerzos para hacer una producción con un valor ideológico para el pueblo, y la meta ideal del arte, que actualmente es una expresión de masturbación individualista, sea de arte para todos, de educación y batalla.”

Arte monumental al servicio de la clase como política pública.

Me voy corriendo a ver qué escribe en mi pared la tribu de mi calle…la banda de mi calle…

El mundo de los 60´/70´atravesado por revoluciones como la cubana, el ascenso del movimiento pacifista contra Vietnam gestó y dio en Francia una de los episodios más significativos de las revueltas juveniles y obreras: el Mayo francés. En Nanterre se clausura la universidad durante marzo encendió las protestas ante una orientación gaulista.  De Gaulle gobernaba hacía años, héroe de la guerra, belicoso y colonizador sanguinario en Argelia, tamizaba su línea conservadora en los claustros. La juventud interpelada por los acontecimientos del ascenso revolucionario reclamaba  participación política y renovación de los planes de estudio. Al fragor de estas acciones surge el movimiento 22 de mayo liderado por el estudiante alemán Daniel Cohen Bendit o Dani el rojo. Los acontecimientos se desataron cuando las fuerzas policiales intentaron desalojar el espacio de la Sorbona donde se realizaban asambleas. Se desataron los primeros enfrentamientos y el movimiento estudiantil estaba decidido. Los obreros de las fábricas se declararon en huelga y la ciudad se paralizó. Barricadas, comunicados, autos incendiados y las paredes.

Se podría afirmar que nacía el grafitti con sus características actuales, frases cortas ingeniosas, con juego de palabras en clara alusión al poder y su accionar antidemocrático, represivo, injusto. De un modo poético pero contundente las calles de París se transformaron en la declaración de revuelta contra un estado nacional opresor y un mundo en jaque.

Nuestra editorial La Montaña publicó hace poco un material imperdible acerca de estos testimonios.

En la actualidad  el grafitti se extiende a lo largo y ancho del planeta de la mano de la cultura hip hop, pero se han destacado por su calidad comunicativa antisistema y de diseño algunos históricos como Banksy en Inglaterra, Blu en Italia, Basquiat en N. York, Blade thr rat tambien norteamericano. En este país, luego del asesinato de George Floyd los muros de muchas ciudades, sobre todo donde se desarrollaron los hechos, paredones y chapones se impregnaron de colores y el retrato del joven víctima de los abusos policiales.

Esa pared del barrio y eso es pa’ que te asombres
cincuenta años más tarde todavía guarda mi nombre

El puente Pueyrredón, en ese itsmo que une el conurbano con la capital lleva inscripto los rostros de Maxmiliano Kosteki y Darío Santillán asesinados por la brutal policía de la provincia. En este proceso están acusados distintos funcionarios de aquel momento: Eduardo Duhalde, presidente de la Nación; el ex vicejefe de la SIDE, Oscar Rodríguez; el ex gobernador, Felipe Solá; ministro de Seguridad de la provincia, Luis Genoud; el ex jefe de Gabinete, Alfredo Atanasoff;  Jorge Vanossi, ministro de Justicia; el ex secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández; el ex secretario de Seguridad Interior, Juan José Álvarez; Carlos Federico Ruckauf, ex gobernador de la provincia; y el ex ministro del Interior, Jorge Matzkin. Por si resuenan sus nombres al día de hoy.

En los muros de las ciudades los rostros de los luchadores acompañados de frases, elementos identificatorios de sus reclamos nos actualizan  esas peleas. En su mayoría aún no resueltas, en general por abuso de una fuerza policial que cuida los intereses de las minorías poseedoras y a las que los gobiernos refuerzan a la hora de ajustar. Como el actual desembolso de 38 mil millones que el presidente Fernández acaba de hacer para la seguridad mientras los trabajadores de la salud resienten la propia y algunos mueren por la falta de inversión.

Las paredes ya son un patrimonio del arte contestatario, el reclamo social y político. Las denuncias antirepresivas de los últimos años hicieron que muchos rostros mostraran esta peste. Luciano Arruga, Maximilano Ferreira, Santiago Maldonado, Lucas Nahuel y ahora Facundo Castro entre tantos otros casos. Quedarán registrados en esos muros. Desde esas pintadas nos llaman, nos recuerdan en qué luchan andaban, qué razones los movilizaban y que al mundo hay que darlo vuelta de una vez por todas. Porque las juventudes no van a parar hasta lograr lo que se merecen y los cielos sólo se toman organizados, en construcción de una herramienta política, coordinados a nivel mundial. Y por asalto.

Diana Thom