Análisis y propuestas. El dólar por las nubes
Muchas son las preguntas. ¿Por qué se dispara el dólar? ¿Se puede frenar? ¿Qué medidas tomar? Nuestra opinión y salida.
Escribe: Carlos Carcione
Cuando se escribe esta nota, la disparada de los distintos dólares alternativos han llevado su precio a niveles cercanos a los 200 pesos. Con una brecha entre el que se destina a importar, y que se le reconoce a los exportadores, y los alternativos que es del 140%. Mientras, desde el gobierno se insiste en que no habrá devaluación, acusando de grupos minoritarios a los que especulan en los mercados alternativos de la moneda. La incertidumbre sobre quién vencerá en esta pulseada de un solo lado se comenzó a trasladar al abastecimiento, e impacta fuerte en el poder adquisitivo de los ya muy golpeados salarios. Pero, por qué se llegó a esta situación y qué buscan los sectores que presionan por la devaluación y, lo más importante, qué hacer para que no sean los trabajadores y el país los que paguen la crisis.
Deuda, fuga, especulación y chantaje
Desde la izquierda afirmamos que reconocer una deuda odiosa profundizaría la crisis y que, por eso, había que desconocerla. Y, seguimos sosteniéndolo porque este es uno de los problemas estructurales del capitalismo dependiente argentino. Sin embargo mientras se realizaba la festejada renegociación de Guzmán con los bonistas extranjeros, el país pagó más de 5.000 millones de dólares de esa deuda, sin necesidad de hacerlo en medio de una negociación. Esta es, entonces, la primera razón de la actual falta de dólares disponibles del Banco Central.
Por otra parte, entre la fuga de capitales que siguió operando durante la pandemia y la presión especulativa de fondos extranjeros, ayudaron a la corrida cuando pretenden sacar del país más de 7.000 millones de dólares, que tienen invertidos en pesos en la rueda especulativa de las letras a tasas de expoliación de los fondos públicos. Además, se suma la retención de venta de granos acumulados en silobolsas por casi 10.000 millones y de casi 3.000 millones de dólares de exportaciones no liquidados en el país. Pero según informa el INDEC, entre las importaciones de este período hay que contar la paradójica importación de granos para la industrialización de aceites y otros productos para la exportación, con la peregrina excusa de la agroindustria de que los productores locales no les venden. Pago de deudas en dólares e importaciones pagadas con anticipación presionan todavía más la brecha cambiaria.
Pero además de todo, esto hay todavía otra razón de la exagerada demanda de dólares. Es que una parte importante del apoyo social durante la pandemia fue directamente en pesos a los empresarios que ni pagaron salarios, ni mantuvieron el empleo, y destinaron esos pesos a la compra de dólares. Nunca fueron los 200 dólares para ahorro causa de la falta de dólares del Banco Central.
Esto empujó la brecha de ese mercado que el ministro caracteriza como chico pero que, con las medidas del gobierno, alientan la certeza de que si presionan más la devaluación viene y solo es cuestión de tiempo.
Por qué no sirven las medidas de Guzmán
Paso a paso las medidas tomadas desde el 15 de septiembre empujaron la corrida contra el peso. Tanto el supercepo, como la reducción de las retenciones para el agronegocio y las mineras, los subsidios anunciados para la producción petrolera e, incluso un presupuesto 2021de ajuste sobre el gasto social fueron suficientes. Por el contrario, mostraron una voluntad de ceder a las exigencias de las corporaciones y quedó a la vista que hay un monopolio privado, en manos de unas pocas corporaciones y bancos, del comercio exterior y del manejo del mercado cambiario.
También fracasaran las que se implementarán desde la semana que inicia el 26. Porque ni el bono de más deuda, que realimenta un ciclo de bicicleta financiera, ni el aumento de tasas son suficientes para las aspiraciones de los especuladores. El deseo, la esperanza, la ilusión de Guzmán está puesta en llegar a marzo del año próximo, cuando según estas ilusiones, los exportadores ingresarían los dólares de sus ventas. El limitado margen de maniobra del ministro no es producto de limitaciones económicas sino político, porque toda la política económica de Alberto Fernández está orientada a cerrar las negociaciones con el FMI y a obtener los dólares para pagar la deuda fraudulenta. Y en ese objetivo, está atrapado el gobierno por las corporaciones y los bancos, que son los que manejan de manera privada, para su beneficio, las divisas que genera el país. Esta es la razón por la que con la política del gobierno una devaluación a niveles que quieran los especuladores es inevitable, no el cuento liberal de «expectativas».
Qué hacer
Defender el salario, el trabajo e incluso poder diseñar un plan productivo que apunte a resolver las necesidades sociales son objetivos que no se alcanzarán ni con las medidas actuales de Guzmán ni la devaluación. La crisis cambiaria, que es parte del colapso más global de la economía capitalista dependiente argentina, requiere de medidas que ataquen fuertemente el poder de las corporaciones que nos trajeron a esta situación. Por eso, como parte de un plan más integral y de un verdadero cambio de modelo productivo, son necesarias dos medidas que apunten a resolver la corrida cambiaria.
La primera apunta a cambiar de manos el manejo de las divisas que se obtienen con las exportaciones y a poder controlar efectivamente las importaciones, se trata del Monopolio Estatal del Comercio Exterior. Esto significa que una institución especial del Estado realice las operaciones que hoy hacen los privados. Es decir, que las divisas que se obtienen por todas las exportaciones, ya sea las que produce el agronegocio que son alrededor del 60% del total, la minería y las industriales o de servicios, sean recibidas por esa institución y que los empresarios reciban los pesos al cambio oficial que se establezca. Y, una operatoria similar para las importaciones de capital, mercancías o servicios necesarios para la producción industrial al servicio del plan. Esta propuesta dejaría un margen para la realización de proyectos de desarrollo, eliminando la necesidad de endeudamiento ya que el nuestro es un comercio internacional superavitario, es decir que, exporta por más dólares que los que necesita para importar. Incluso, las proyecciones para este año señalan que se obtendría un superávit del comercio internacional de 17.000 millones de dólares, divisas que hoy manejan discrecionalmente las corporaciones que están provocando la corrida.
La segunda es la estatización de la banca con control social y la creación de una banca estatal única, que oriente todo el ahorro nacional y el crédito a inversiones productivas, a ciencia, salud y educación y al desarrollo de las industrias necesarias para superar la dependencia externa.
Para los que creen que estas son medidas necesarias pero no son posibles, esperamos que la realidad les muestre que lo «posible» nos está arruinando la vida y saqueando el país. Nosotros mientras tanto insistiremos en que la forma de defender nuestros derechos es luchar por propuestas como estas.