Malvinas, a 41 años. Presente en la memoria y en la lucha antiimperialista

Atravesamos un nuevo aniversario de la recuperación momentánea de Malvinas. Pasaron 41 años de una causa nacional que está más vigente que nunca. Desde la canción más impactante del Mundial hasta el debate sobre las causas, las responsabilidades y la necesidad de recuperar esa parte del territorio argentino, cruzaron las discusiones de este nuevo aniversario. Terminada la guerra o incluso desde antes de la capitulación de la dictadura, se presentó un debate ideológico que todavía continua. Este debate es sobre el carácter y el balance de la política sobre la guerra y atraviesa estas cuatro décadas. Pero es más amplio.

Escribe: Carlos Carcione

El debate sobre la guerra, su justeza y si se podía ganar, no es una discusión solamente histórica. Es también una disputa ideológica sobre si es posible o necesaria la conquista de la independencia nacional que está inconclusa, en la medida que gran parte de las decisiones sobre los bienes, las condiciones de vida del pueblo trabajador, el proyecto de país, y la soberanía sobre esa parte del territorio nacional y otros, estén condicionadas por la intervención y la dominación imperialista ya sea política o económica.

El hecho de que la recuperación de las islas fuera (mal) planificada y ejecutada como una aventura irresponsable por la dictadura militar no le quita el signo de guerra justa. La prueba pasada por las direcciones políticas burguesas, empresariales y de la burocracia sindical durante la misma demostró no solo la cobardía de esas cúpulas sino también su subordinación a las metrópolis. Por otra parte, el cauce revolucionario en el que se expresó el movimiento de masas del país con enormes movilizaciones antiimperialistas y que despertó la simpatía y solidaridad de varios pueblos hermanos resultaró en la cara opuesta a aquellas direcciones.

Lo mismo ocurrió con la valentía y la decisión heroica de los jóvenes soldados argentinos, mal armados, pésimamente avituallados y miserablemente alimentados y maltratados durante el conflicto, que contrastó con la actitud pusilánime con el enemigo inglés y represora con la tropa propia por parte de los mandos.

Los mismos que en el 82 se escudaron en la existencia de la dictadura militar para repudiar la recuperación de las Malvinas o que entonces se silenciaron o levantaron una posición pacifista que en definitiva llevaba a la derrota, son los que en estos cuarenta años emprendieron una política de Desmalvinización. Es decir, de no reivindicar la justeza de la guerra y los derechos soberanos argentinos. Los nombres de estos actores hay que mencionarlos una y otra vez para que les quede marcado a fuego. El radicalismo y Alfonsín1 con su caracterización de la recuperación como Camión Atmosférico, el peronismo y su silencio cómplice del imperialismo en ese entonces y subordinado a este durante estos años incluyendo el actual gobierno de los Fernández, la socialdemocracia y su alianza explicita con Inglaterra, el Partido Comunista y su posición pacifista encubridora de una capitulación y el Papa como agente directo del triunfo inglés. En este ambiente solo destaca como una izquierda revolucionaria consecuentemente antimperialista el PST2, antecesor en ese entonces de nuestro MST.

El carácter de la guerra

Escudados en la dictadura, la mayoría de los partidos y dirigentes del sistema y lamentablemente una parte importante de la intelectualidad progresista adoptaron una posición funcional al imperialismo inglés que aún conservan. El PST tomaba la siguiente definición que Trotsky había expresado en una entrevista con el dirigente obrero argentino Mateo Fosa en 1938: “En Brasil reina ahora un régimen semifascista (1938) que todo revolucionario no puede ver más que con odio. Supongamos que mañana Inglaterra entra en un conflicto militar con Brasil. En ese caso estaré del lado del Brasil “fascista” contra la Inglaterra “democrática”. ¿Por qué? Porque el conflicto entre ellos no será una cuestión de democracia o fascismo. Porque si Inglaterra saliera victoriosa pondría a otro fascista en Río de Janeiro y colocaría doble cadenas a Brasil. Si Brasil fuera victorioso, daría un poderoso impulso a la conciencia nacional y democrática del país y conduciría al derrocamiento de la dictadura… La derrota de Inglaterra daría un golpe al imperialismo británico y un impulso al movimiento revolucionario del proletariado británico… Bajo todas las máscaras uno debe saber cómo distinguir a los explotadores, los esclavistas y saqueadores”.

La capitulación y movilización revolucionaria que derivó en la caída de la junta militar y la apertura democrática demostraron la justeza de esta caracterización y pronóstico. Los que desde la izquierda escogieron la posición pacifista como el PC, colaboraron con la derrota.

Los otros enclaves

Pero Malvinas o el caso emblemático, aunque de proporciones completamente distintas en la actualidad al del Lago Escondido en manos de Lewis, no son los únicos enclaves que sostiene el imperialismo en nuestro territorio. Desde el punto de vista político quedó demostrado la subordinación a Estados Unidos en la reciente visita de Alberto Fernández3a ese país, mientras que la sumisión y mantenimiento del acuerdo con el FMI cada vez más oneroso para el país y nuestro pueblo es otra clara muestra de colonización política y económica.

Por otra parte, las principales ramas económicas concentradas en el saqueo económico, la mayoría de ellas con métodos extractivistas, también son controladas por capitales imperialistas. El Agronegocio, el capital financiero, la producción de energía, incluso la principal vía navegable de país el río Paraná en la llamada Hidrovía, monopolizan la extracción de granos, la producción de la agroindustria y su exportación, lo mismo que la gran minería a cielo abierto y los nuevos proyectos de litio y gran parte de la exportación, todo esto es controlado por diversas empresas multinacionales. Es decir, no solo la ocupación del territorio de Malvinas, sino además el saqueo de nuestros bienes comunes y del trabajo de generaciones.

La lucha por la independencia nacional y la recuperación de Malvinas es indivisible

Lejos de cualquier medida práctica, la “democracia” argentina, o para decirlo más claro el régimen de los partidos políticos de la burguesía, definen un rumbo “diplomático” para la recuperación de las islas. Pero se obtiene un resultado estéril. Tanto el gobierno de Alberto y el Frente de Todos en la actualidad, como todos los gobiernos anteriores desde la caída de la dictadura, es apenas un camino burocrático que muere en los recintos de la ONU, donde la declaración por la descolonización de esa parte de nuestro territorio se vota cada año por mayoría, pero solo sirve para obtener títulos periodísticos.

Mientras tanto la garantía de mantener el ilegítimo e ilegal acuerdo con el FMI como política de Estado desangra los recursos, los bienes y las vidas de nuestra gente. Al mismo tiempo que los enclaves económicos que describíamos más arriba reciben privilegios de todo tipo. Facilidades para exportar, tipos de cambio subsidiados, legitimación para la fuga de capitales, regímenes especiales para la inversión en el saqueo, exenciones impositivas y la lista prerrogativas sigue. Esta separación artificial lo único que consigue es enmascarar la entrega del territorio por un lado y la entrega económica y política por otro.
Por eso la política de recuperación de las islas de estos gobiernos es inútil. Hace falta un plan integral político y económico de independencia nacional que complete la lucha que comenzó en 1810 y que aún está inconclusa. La energía popular para lograrlo existe, pero para que esta lucha triunfe deben gobernar los que nunca gobernaron, los trabajadores y la izquierda.

1. https://periodismodeizquierda.com/a-41-anos-de-malvinas-alberto-se-declara-aliado-absoluto-de-eeuu/
2. https://periodismodeizquierda.com/diferentes-posturas-frente-a-la-guerra-el-pst-una-politica-principista/
3. https://periodismodeizquierda.com/a-41-anos-de-malvinas-alberto-se-declara-aliado-absoluto-de-eeuu/