Elecciones en CABA. Con la implosión de JxC vamos a un cogobierno de Jorge Macri y los fachos de Milei

Con la deserción de Santoro se terminó la elección porteña. El primo de Mauricio es el nuevo Jefe de Gobierno. La crisis de JxC tiene previsibles repercusiones en el mapa de poder en la Ciudad. El peronismo vuelve a dejar claro que es oposición funcional a la derecha. Los desafíos para el Frente de Izquierda y la flamante banca de Cele Fierro. El polo reaccionario en la Legislatura del PRO y la banda libertaria.

Escribe: Mariano Rosa

El panorama general del 22 de octubre se dio previsible. Macri consolidó su distancia y quedó al borde del balotaje. El peronismo creció un poco y Marra terminó siendo un bluff con un guarismo bastante parecido a las PASO. El resultado nacional de las PASO, con un Milei ganador sorpresivamente, desplazó el eje gravitacional de la atención política a la elección presidencial. Ese dato objetivo, sumado a una serie de cambios improvisados del sistema electoral poco difundidos e informados a la población en general, favoreció un clima de cierto statu quo capitalizó la derecha gobernante. Sin embargo, pese a ese panorama de cierta chatura en la elección local, se instalaron en la agenda una serie de temas muy importantes de los cuales todas las fuerzas capitalistas tuvieron que dar cuenta de alguna manera:

  • El drama social de los alquileres.
  • El lobby inmobiliario, la especulación y la obscenidad impune del Código Urbanístico.
  • El abandono social de las comunas del Sur.
  • La discriminación a la enfermería profesional.
  • Las vacantes que faltan en la escuela pública.
  • La salud mental y su vaciamiento.
  • El subte como parte de las deficiencias del transporte público en CABA.

Todas las fuerzas políticas tuvieron que hacer referencia a estos ejes problemáticos de la población trabajadora y los sectores medios en la Ciudad. Son banderas que la izquierda instaló, con su compromiso previo ligado al reclamo popular en cada uno de esos rubros, y lógicamente, en campaña transformadas esas causas en propuesta de medidas anticapitalistas y socialistas. Ese mérito es un activo que nos asiste como fuerza militante al Frente de Izquierda.

De hecho, en el tramo de las PASO al 22 de octubre, el candidato radical-peronista, Santoro, tomó esos temas intentando aparecer ubicado hacia la izquierda para consolidar y concentrar esa base social. Impostado, todo impostado, pero revelador de que son preocupaciones de la agenda popular y social.

La implosión nacional de JxC y sus consecuencias en CABA

Sin embargo, aunque la derecha oficialista parecía consolidar posiciones con el resultado electoral porteño, ahora con el estallido de JxC el escenario aparece incierto y las tendencias centrífugas en el esquema de poder local se van a acelerar.
Por lo tanto, más allá de las invocaciones a la responsabilidad del primo Jorge a sus aliados (tal como trascendió que hizo en una crítica reunión de gabinete), la mayoría automática no está asegurada y si es así, se aceleran dos movimientos simultáneos:
La dispersión del acuerdo monolítico actual con la UCR, la Coalición Cívica y el PS.
Todo perfila un casi inexorable co-gobierno de Jorge Macri con los liberfachos.
Esto significa entonces, por un lado, que el macrismo no cuente con la Legislatura-Escribanía a disposición, y ese agrietamiento de facciones políticas tradicionales en la superestructura porteña lo lleve a recostarse en un nuevo pacto: ahora con los fachitos de Milei-Marra que van a contar con nueve bancas en el próximo período. Sin embargo, las consecuencias de este rearme del puzzle capitalino no se mide solo matemáticamente en poroteo legislativo: el nuevo pacto implica un corrimiento más a la ultra-derecha del gobierno porteño. Este cuadro posible plantea desafíos en esa balcanización de los bloques de las fuerzas tradicionales, para la agenda de los trabajadores y la juventud, con la izquierda como canal político de la movilización y organización popular de los reclamos cancelados en la Legislatura actual. Veremos los ritmos de este proceso, pero la dinámica tendencial es inevitablemente de crisis para el oficialismo local.
Crónica de una deserción anunciada

La historia del peronismo en CABA es una serie con capítulos de repetidas claudicaciones al establishment derechista:

De 2007 a 2015 (por lo menos), con un macrismo que no tenía mayoría legislativa propia, el peronismo le votó cada año a Mauricio Macri los presupuestos de la Ciudad. Estamos hablando de los planes de gobierno anuales de la derecha porteña.

De 2015 a 2023, la derecha ya con mayoría propia (consolidada a partir de acumular relación de fuerzas precisamente por el pacto PRO-K que instaló como denuncia pública nuestro entonces diputado, Alejandro Bodart) ubicó al peronismo en un rol distinto, pero igualmente funcional: sus sindicatos dejaron correr toda la política de miseria y precarización salarial, sin mover un dedo. Los roles de SUTECBA y UTE hablan por sí solos, e incluso ATE o la conducción mayoritaria del Subte, que no pasaron en lo esencial, de discursos críticos, pero poca acción consecuente de lucha. Por supuesto: en el recinto, en minoría, igualmente le votaron leyes nefastas a Larreta de negocios con lo público y nunca se pararon de manos para reparar injusticias como la exclusión de la enfermería de la Carrera Profesional.

Pero, en la previa al inicio de la campaña electoral, parecía que sí, surgía un ala crítica con Ofelia Fernández y La Cámpora, con Gómez Alcorta, que amenazaron con listas internas en las PASO contra el candidato de Massa y el aparato del PJ, Santoro. Puro humo todo: a cambio de dejar correr la candidatura de Grabois, para bloquear una migración de votos al FIT-Unidad (digamos todo), en CABA, Ofelia y cía. también defeccionaron e hicieron mutis por el foro.

Por eso, lo de Santoro abandonando el balotaje no es una decisión que descalza de una trayectoria: el peronismo porteño es la deserción política como identidad. En campaña hubo alegatos contra el lobby, a favor de las vacantes e incluso por salud, y enfermería en particular. ¿Van a acompañar las posiciones e iniciativas del FITU que impulse Cele Fierro a partir del 10 D? En fin: aunque el beneficio de la duda siempre pueda existir, en política, las trayectorias son decisivas para pronosticar comportamientos. Y el prontuario de los dirigentes del peronismo porteño está identificado con el pacto, el arrugue y las defecciones. Moraleja profunda para sus muchos y honestos votantes verdaderamente progresistas y de izquierda: no es por ahí.

La CABA, un punto de apoyo para un Frente de Izquierda protagonista

La izquierda en CABA consolida un bastión. Más de 90 mil votos en la categoría de Legisladores y una instalación fuerte en barrios, estructuras obreras y la juventud. La campaña en equipo de Cele Fierro con Vanina Biasi fue potente y sobresalió. Con el ingreso de Cele en la Legislatura, se suma una voz contundente a favor de la agenda que recogemos del reclamo social y las injusticias del modelo de Ciudad – Empresa, como lo venimos ya haciendo con Vanesa Gagliardi, nuestra compañera diputada actual del MST-FIT Unidad. Y a la vez, una tarea urgente para la bancada que encabeza Cele: la acción extra-parlamentaria para ser la diputada de la docencia combativa, de la salud en lucha, de los barrios populares, del movimiento de mujeres y disidencias, una diputada por el programa ecosocialista y los DDHH contra toda provocación negacionista. La banca conquistada a fuerza de militancia a pulmón rivalizando contra poderosos aparatos de dos Estados (el local y el nacional) ahora tiene que reforzar el fortalecimiento de posiciones orgánicas y militantes en sindicatos, centros de estudiantes y bastiones barriales. Porque el país y la Ciudad a la que vamos va a plantear esa oportunidad y responsabilidad para la intervención desde la izquierda. Y a la vez, hacer de la acción del FIT-Unidad en CABA una vidriera nacional, también en otro sentido: traccionado la acción política de nuestra coalición para que supere su estadio meramente electoral y sea protagonista del proceso de lucha de calles (y clases) en el corazón del poder capitalista de Argentina.